La Punta de San Felipe de Cádiz desaparece como zona de copas durante las horas de ocio nocturno como frecuente foco de incidentes. Un complejo de locales diseñados para el disfrute de terrazas, mar, sol y piscinas en horario diurno ocupará su lugar según varios de los empresarios de la zona, conocedores del proyecto de renovación integral.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) ha cerrado con una empresa llamada Chiringuitour SL la cesión, "ocupación y explotación de locales y terraza anexa en el Paseo Pascual Pery Junquera", nombre oficial de la zona.
El proyecto prevé un aspecto similar al de la gran superficie central de un hotel playero de varias estrellas
En la práctica, este proyecto cuyas obras arrancarían en el último cuarto del año 2023, supondrá la reconstrucción y transformación de todos los locales menos tres, ocupados actualmente, para la rehabilitación integral de la conocida zona de copas, admiten fuentes administrativas de la Autoridad Portuaria.
El acuerdo documental contempla, según esta misma fuente, que la concesión se prolongue más de diez años para que el vínculo administrativo permita un proyecto estable. La empresa mencionada se hace con ocho locales (de un total de once) y, sobre todo, de la terraza superior completa.
El proyecto, ya en manos de la Autoridad Portuaria y conocido por numerosos hosteleros de la capital gaditana, permite adelantar que tendrá un aspecto similar al de la gran superficie central de un moderno hotel playero de varias estrellas. A cambio, eliminará el actual botellódromo y paseo en pésimo estado de conservación y limpieza, casi abandonado.
Transformación total: de la noche al día
Este pacto supondrá la transformación completa de la zona. Pasará de ser un conjunto de bares y discotecas de uso nocturno a un moderno complejo hostelero con actividad principalmente diaria. El proyecto aceptado por la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, de hecho, incluye piscinas, grandes superficies para tomar el sol, locales al aire libre y otros cerrados alrededor, dentro del conjunto.
Después de un plazo de publicación de la concesión de 30 días en el Boletín Oficial del Estado (BOE) que no recibió ninguna oferta, la administración estatal abrió la preceptiva prórroga de otros 30 de exposición pública. En ese segundo tiempo llegó la oferta de Chiringuitour SL.
El acuerdo publicado en el BOE supone la cesión de 2.389,5 metros cuadrados
El BOE del martes 10 de enero de 2023, en su página 1.392, incluye el siguiente texto: "La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz tramita solicitud de la empresa Chiringuitour SL de concesión demanial para la ocupación y explotación de los locales B, C, D, H, I, J, K L y terraza anexa en el paseo Almirante Pascual Pery, dársena comercial de Cádiz, zona de servicio del Puerto de la Bahía de Cádiz, con destino a establecimiento de ocio y restauración".
El posterior documento de concesión, igualmente público, de la Autoridad Portuaria detalla que entre locales y gran terraza superior (lo que ahora es botellódromo) la cesión suma 2.389,5 metros cuadrados, de los que 880 serán construidos.
La actividad registrada en el título concesional es "ocio, esparcimiento y restauración". Los locales que incluye el acuerdo son los denominados B, C, D, H, I, J, K y L, con el añadido esencial de "terraza anexa en planta alta, en el Paseo Almirante Pascual Pery Junquera, zona de servicio del puerto de la Bahía de Cádiz".
30 años de buenas intenciones con demasiados sustos y un horror inolvidable
La Punta de San Felipe, como zona de ocio nocturno, terminará su vida a los 30 años. El acuerdo de la Autoridad Portuaria con la empresa Chiringuitour SL cierra una etapa iniciada en 1993. Aún con el socialista Carlos Díaz Medina en la Alcaldía, esta zona portuaria, colindante con el Muelle Reina Sofía y sobre el recién creado Paseo Pascual Pery Junquera iba a ser el destino de los jóvenes para su desahogo de madrugada.
El 3 de julio de 1993, el padre Marcelino Martín, párroco de Santa Cruz que aún lo inauguraba todo, procedía a la bendición de las instalaciones en presencia del regidor, el presidente de la Autoridad Portuaria, Agustín Domínguez, y Antonio de María, que ya era presidente de la patronal hostelera provincial Horeca.
El botellón —moda creada a finales de los 80 por muchos hoy cincuentones que ahora se llevan las manos a la cabeza— complicaba la convivencia entre jóvenes y vecinos en los entornos de Plaza de España, Plaza de las Tres Carabelas, Plaza Reina Sofía y, luego, San Francisco o Mina. El recurso parecía sencillo y bienintencionado: darles un lugar al que ir, a unos cientos de metros de las viviendas más cercanas, sin posibilidad de molestar.
Durante unos pocos años la fórmula funcionó sin demasiados incidentes pero con el cambio de siglo las concentraciones mezcladas con alcohol y otras sustancias, entre una parte de los asistentes, empezó a crear problemas crónicos. La zona se puso de moda como territorio comanche para la llegada de jóvenes de toda la provincia, y otras provincias, en busca de exceso.
Siempre hubo intentos de aportar contenido cultural y sereno a la zona. Desde la discoteca Supersonic, con muchos años de gran programación en directo, a la sala Momart, convertida en la práctica en el segundo mayor teatro de la ciudad, capaz de atraer a nombres ilustres de la música.
Pero el historial de desgracias pesa tanto o más que los buenos deseos. El más grave, inolvidable por desgarrador, de los momentos trágicos llegó en noviembre de 2004 con uno de los crímenes más horribles que ha vivido Cádiz en muchos años. Un numeroso grupo de jóvenes acosó y provocó sin motivo ni discusión previa a Francisco Gamboa, portuense de 19 años, en uno de los locales.
La víctima trató siempre de evitar la pelea e intentó dejar atrás a la jauría. Fue perseguido por varios de los matones que finalmente le alcanzaron ya fuera de la Punta de San Felipe. Fue brutalmente golpeado, hasta con una señal de tráfico arrancada del suelo, y apuñalado. El relato judicial traumatizó a una generación de jóvenes y padres en Cádiz. Cinco de los autores fueron juzgados, dos de ellos menores. Uno de los encarcelados de forma preventiva murió en la cárcel de Botafuegos, Algeciras, en 2006, presuntamente por ingesta de pastillas, mientras esperaba juicio.
Es el episodio más trágico y terrible de una treintena de casos recordados en los que la violencia apareció en la Punta de San Felipe. La brutal patada en la cabeza recibida por un joven italiano en 2019, que se hizo viral en España e Italia por la crudeza de la agresión, es otro de los casos entre varias decenas. Peleas con botellas o pedradas, con arma blanca, incidentes de todo tipo han jalonado la historia de una zona que parece iniciar nueva etapa.
Tan persistente es su fama de lugar conflictivo que los precedentes abarcan desde finales del siglo XX hasta el pasado fin de semana, junio de 2023, cuando unos 40 jóvenes procedentes de Jerez y El Puerto participaron en una reyerta multitudinaria que acabó con tres detenidos.
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