Un Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval, COAC, sólo para participantes de la provincia de Cádiz. O un certamen del Falla sólo para 98 inscritos, como número máximo.
Son dos de las propuestas escuchadas en los consejos de participación convocados por el Ayuntamiento de cara a los certámenes de 2026 y 2027 que ya son polémicos nueve meses antes de que se levante el telón.
Al modo de las formaciones políticas que pretenden cerrar las fronteras de sus países a los foráneos, al menos dos representantes de grupos de Cádiz -a título individual, nunca como parte de la Asociación de Autores que les reprochó la idea- llegaron a proponer una especie de bloqueo geográfico del teatro.

Fuentes municipales oficiales, incluido el propio alcalde Bruno García de León, admiten que también se rechazó otra iniciativa de corte similar -aunque sin influencia del lugar de origen- que consistía en fijar "un número máximo de inscritos, 98, en las dos próximas ediciones".
Ese recorte sería drástico puesto que el número medio de grupos participantes en los últimos años del COAC de Cádiz supera los 140. La reducción, el tajo, sería superior a un tercio del total, al 35%.
La Asociación de Autores fue la primera entidad en descartar, y reprochar, la opción de limitar la participación por origen geográfico
Esta segunda idea sí habría superado el primer filtro de las discusiones, fue tomada en serio, pero queda "descartada" por la organización que lidera la Delegación de Fiestas, encabezada por la concejala Beatriz Gandullo.
Ni siquiera llegó a discutirse el método usado para elegir a esos 98 afortunados y teóricos participantes, si por orden de inscripción o por clasificación en ediciones anteriores.
El intento fue abortado antes de llegar a ese punto. "No nos parece bien, no lo vamos a aceptar y así lo dijimos, lo dejamos claro", detalla Bruno García.
Aunque frustradas y descalificadas, con distinto nivel de seriedad y análisis, ambas iniciativas ilustran el nivel de dificultad y polémica que presentan los dos próximos concursos en el Gran Teatro Falla.
Varios participantes en los encuentros preparatorios -el último celebrado esta semana- definen las discusiones, en sede municipal y fuera, como "un parto. Sabemos que será difícil y no dejamos de darle vueltas nueve meses antes" del alumbramiento del escenario por primera vez.
El origen de las discusiones y el motivo de la preocupación es la precocidad de la Semana Santa en 2026 y 2027. En consecuencia, llegan de forma muy tempranera Miércoles de Ceniza y todo el Carnaval, sin espacio temporal para un certamen de 40 días como los vividos con frecuencia en los últimos años.

El Ayuntamiento de Cádiz anuncia para esta semana, la última de mayo, las conclusiones definitivas. El alcalde y su equipo, que ya han recibido las primeras críticas, reivindican el método preparatorio.
Considera un acierto el diálogo abierto y perseverante con todas las partes e intereses: agrupaciones, autores, intérpretes, artesanos, técnicos de la organización y profesionales del Falla, "trabajadores públicos por los que tenemos que velar".
"Lo volvería a hacer una y mil veces. Ya veremos el resultado del diálogo pero con el procedimiento estoy muy satisfecho, queda claro que funciona".
La organización municipal rechaza cualquier propuesta excluyente: "No nos parece bien, no lo vamos a aceptar, lo dejamos claro"
Con todo, pone un parche propio de la comparsa Los piratas antes de ver el grano de los próximos días. Sabe que la fórmula seleccionada nunca será del gusto de una mayoría.
"Está claro que habrá que hacer algún sacrificio, un esfuerzo, y si no hay un acuerdo claro de todas las partes, el Ayuntamiento es el responsable de decidir, dará la cara. Pero nadie podrá decirnos que no hubo diálogo previo con todos", avisa el regidor.
"Las reuniones mantenidas en el consejo de participación han sido muy interesantes y a los colectivos les permite compartir sus distintas visiones. El diálogo funciona" aunque parezca lejano un consenso que siempre parece utópico en el mundillo del carnaval de Cádiz.
Fórmulas para recortar tiempo
Por buscar puntos en común, todas las partes están de acuerdo en la necesidad de recortar el número de sesiones. Cómo hacerlo está en el centro de la discusión que será resuelta alrededor de este último miércoles de mayo.
La reducción de fases, que pasarían de tres a cuatro con la supresión de cuartos de final, es la opción más previsible. El COAC pasaría a tener sólo preselección, semifinales y final.
La mayoría de los colectivos de agrupaciones e intérpretes quieren mantener las cuatro fases actuales pero eso supone ampliar notablemente el número de grupos por sesión, iniciarlas más temprano (se ha llegado a plantear las 18 y las 19 horas) y cerrarlas más tarde.

Dentro de esta última posibilidad, se ha debatido también que cada grupo cante un menor número de coplas en alguna fase, quizás en la primera, para que las sesiones no se hagan eternas. Esta opción tampoco cuenta con apoyo mayoritario.
Una de las propuestas más complejas sería que las agrupaciones semifinalistas de 2025 iniciaran su participación en 2026 en esa misma fase, es decir, que estuvieran exentas de preselección. Eso permitiría agilizar en duración y recortar en número las sesiones de la primera fase.
Una medida "antichirigotas negacionistas"
Mientras llega el pronunciamiento final de esta semana, el Consejo de Participación ya ha dado por buenos algunos cambios organizativos de cara al COAC del año próximo. Consisten en un incremento notable de la fianza por inscripción.
La cuantía de la fianza por inscripción crece y no será devuelta en caso de una descalificación por flagrante incumplimiento de las normas
Como medida paralela, no se devolverá esa cantidad económica a los grupos que sean descalificados por el jurado o incumplan de manera flagrante las bases del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.
Esta doble medida se produce apenas medio año después del escándalo de la llamada chirigota negacionista y parece dirigida a disuadir a los que pretendan concursar con cualquier mamarracho para aprovechar la difusión del COAC y transmitir algún tipo de mensaje político, social o particular.