Los que tengan memoria y ganas de buscar en la hemeroteca saben que hubo un debate hace mucho tiempo. Cuando las obras de construcción del segundo puente (extendidas en en el periodo 2007-2015) se iniciaban apareció un dilema.
La duda estaba entre el diseño actual, rotonda a nivel conectada directamente con el viaducto, o un entramado de carriles subterráneos que liberase el tráfico en algunos sentidos, los procedentes del casco antiguo de Cádiz, especialmente. El segundo puente completo, el puente de la Constitución de 1812, costó unos 511 millones de euros. Con un sobrecoste de 200 respecto a los cálculos iniciales. Fue obra del arquitecto Javier Manterola.
Hubo especialistas que, en la fase inicial, hablaron de las ventajas e inconvenientes de ambas opciones, la rotonda actual o varios carriles bajo el nivel del suelo. La que se aplicó, la real, la actual, tenía el peligro de conectar una vía rápida con pendiente de bajada muy acusada con un trazado urbano.
En la práctica, el existente es un formato de autopista que desemboca sin transiciones (sí existen en el antiguo puente, José León de Carranza) en un entramado callejero común, en una avenida con semáforos y pasos de peatones. De cien a cero en apenas 30 metros.
Las probabilidades de accidente existían. Siempre existen. Algunos expertos y profesionales las advirtieron hace más de 15 años. Podían llegar por descuido, desvanecimiento, imprudencia o avería técnica (rotura de frenos, como apunta la hipótesis del accidente mortal de este lunes que queda en el recuerdo trágico de toda la provincia). Implicaban, además, a todo tipo de vehículos: particulares, autobuses y camiones de gran tonelaje.
La otra opción, por evitar oportunismos miserables, también tenía inconvenientes. El entramado subterráneo habría retrasado una obra que ya se extendió durante demasiados años y habría encarecido un proyecto que costó mucho más de lo previsto. Como añadido, también existían advertencias en ese caso: los túneles subterráneos tienen un índice de siniestralidad más altos que los trazados a cielo abierto.
La realidad, recién cumplidos en septiembre los ocho años después de la inauguración, es que la rotonda es un punto negro, un lugar de concentración de accidentes. Al margen del terrible accidente que se cobró cuatro vidas cuando un autobús con estudiantes universitarios perdió los frenos e invadió la acera de la avenida de Las Cortes (la primera que parte desde la rotonda del segundo puente), las colisiones por alcance son frecuentes.
Apenas un día después de la tragedia del autobús, la vía tuvo que ser cortada, en sentido de entrada a Cádiz, por el choque de varios turismos que causó cuatro heridos leves. Es una situación frecuente, no constante. Las peticiones de nueva señalización, de más semáforos, de la instalación de vallas protectoras han aparecido inmediatamente entre los vecinos del barrio de Astilleros, el más afectado, conmocionado por el atropello mortal.
El alcalde de Cádiz, Bruno García de León, admitió este viernes por primera vez, de forma implícita, que el tráfico en esa zona, en ese núcleo de comunicaciones, es una preocupación. Sin mencionar esas palabras, dejó claro en su comparecencia semanal que se trata de un punto peligroso.
"Desde el primer momento hemos estado en contacto, y estamos, con la Subdelegación del Gobierno. He tenido la oportunidad de hablar con José Antonio Pacheco [subdelegado del Gobierno en la provincia]. Ese contacto existe y va a existir, además de una coordinación técnica", admitió el regidor.
El objetivo de ese contacto permanente tras el accidente del autobús es "revisar, actualizar y mejorar la situación en ese acceso y por tanto. Por supuesto que ese trabajo se va a hacer, sin duda alguna. Lo estamos haciendo ya".
Esas conversaciones las resume como "una coordinación técnica que revise y vea posibles mejoras. Sin duda lo vamos a hacer. Ese camino ya lo hemos iniciado. Queremos ser útiles estoy convencido de que también es lo que quiere la Subdelegación del Gobierno de España".
Mejoras en el resto de señalización del tráfico urbano
El alcalde de la ciudad, Bruno García, anunciaba este viernes tras la Junta de Gobierno Local que se ha aprobado el inicio del procedimiento para la licitación de obras de señalización horizontal en toda la ciudad y, con especial incidencia, en el casco histórico.
El presupuesto de ejecución asciende a 142.792,78 euros y el plazo de ejecución máximo es de cuatro meses. Los trabajos se llevarán a cabo en horario nocturno (salvo pocas excepciones), con la idea de no interferir en el tráfico rodado, centrándose en el pintado de los pasos de peatones y otras marcas viales como líneas, símbolos y cebreados.
Las zonas en las que se realizará esta actuación está dividida en varias áreas. La primera comprende la avenida Periodista Beatriz Cienfuegos, avenida Cayetano del Toro, avenida Ana de Viya, avenida de Andalucía, Puertas de Tierra, Cuesta de las Calesas, plaza de Sevilla, avenida del Puerto, plaza de la Hispanidad y República Argentina. El segundo gran bloque sería el casco antiguo.
También están previstas estas actuaciones en avenida de la Sanidad Pública, avenida de la Coruña, glorieta Zona Franca, calle Gibraltar, avenida Alcalde Sánchez Cossío y calle Puerto Real.
En fases simultáneas, también se aplicarán estas mejoras a la avenida de la Bahía, avenida de Las Cortes, barrios de Astilleros y Puntales, Loreto y Zona Franca. Bahía Blanca, Barriada España, avenida Alcalde Manuel de la Pinta, Amílcar Barca y Paseo Marítimo también entran en el programa.
Es el mismo caso de las calles transversales entre la avenida principal y el Paseo Marítimo, avenida de la Independencia, carretera industrial, Barriada de la Paz, La Laguna, Vista Hermosa, avenida de Portugal, calle Adelfas, alcalde Juan de Dios Molina, Retama y colegio Cortadura.
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