Dicen las matemáticas que si la tendencia demográfica que vive la ciudad de Cádiz desde 1995 se mantiene, dentro de ocho años, cuando vaya a comenzar 2033, tendrá menos de 100.000 habitantes.
El último diagnóstico, hecho público por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través del Boletín Oficial del Estado este jueves, dice que la localidad que comparte nombre con la provincia ya sólo tiene 110.914 habitantes. Son 897 personas menos que el 1 de enero de 2023.
En aquella fecha de hace un año, la cuenta daba 1.255 menos que 12 meses antes. El cálculo puede extenderse así, con cifras similares, un año tras otro, hacia atrás, desde hace 30, sin pausa.
Si la cuenta se lleva hasta 1995, la preocupación crece como las cifras. Cádiz alcanzó entonces 153.000 habitantes. Eran 45.000 más que actualmente. La ciudad ha perdido un tercio de sus habitantes en un tercio de siglo.
Los números tienden a la verdad cuando están libres de manipulación. Si las cifras se mantienen -no hay motivos para creer lo contrario a medio plazo-, los aproximadamente 1.250 residentes que Cádiz pierde al año como media multiplicados por ocho arrojan una cuenta que ya sale con sólo cinco dígitos.
Aunque ese resultado final de ese cálculo -proyección de las últimas tres décadas- fuera de 99.999 habitantes, a efectos oficiales el sexto número perdido tiene graves consecuencias. El recorte resulta muy grave para la gestión municipal.
Supone desde la pérdida de transferencias anuales por parte de otras instituciones a la de derechos en infraestructuras sanitarias, policiales, educativas y administrativas.
¿Qué hacen los alcaldes sucesivos frente a esta sangría?
Bruno García de León, como los dos alcaldes precedentes, ya no sabe qué decir cada mes de diciembre. Siempre una cifra similar, siempre las mismas preguntas, siempre las mismas respuestas.
En este 2024, con 18 meses en el cargo admite el regidor que esta dolencia crónica es su "mayor preocupación y ocupación". Habla de fomento del empleo y de creación de viviendas como posibles remedios.
Esas recetas ya las recitaron Teófila Martínez (1995-2015) y José María González (2015-2023) sin que las matemáticas se apiadaran de sus plegarias ni un solo invierno demográfico.
Los efectos psicológicos colectivos ya están amortizados y asumidos hace tiempo. La ciudad se resignó hace muchos años a tener menos de la mitad de población que Jerez o a ser la tercera en la provincia por detrás de Algeciras.
Chiclana puede ser el siguiente municipio en superar a la capital, siempre que las tendencias de ambas localidades mantengan el sentido opuesto: Cádiz decrece a más de mil por año y Chiclana crece al mismo ritmo, en este último padrón ya roza los 90.000 vecinos (89.794).
En las comparativas regionales, los que se consideren gaditas tienen idénticos motivos para la congoja. Desde el año 2023, Cádiz ejerce de colista. Es la capital de provincia andaluza con menor población de las ocho (Jaén le adelanta ya por casi 2.000 residentes).
Más allá de sentimientos folkóricos y localistas, el conflicto real está en las consecuencias económicas (dinero que mandan el Gobierno y la Junta a las ciudades según su población) y sociales (desde el número de comisarías hasta el de centros sanitarios públicos).
El reto mayúsculo es no salir del club de los 65. Son los municipios españoles con más de 100.000 habitantes. Además de Jerez y Algeciras, de todas las grandes urbes andaluzas, madrileñas, baleares, gallegas, catalanas o vascas, en ese grupo hay ciudades como Dos Hermanas, Tarrasa, Parla, Mataró, Alcobendas, Orense, Reus, Telde o Baracaldo.
Cádiz está en grave riesgo de quedarse fuera. La cuenta atrás ya tiene límite, 2033. La alcaldesa o alcalde que lo viva será el que afronte el segundo mandato a partir del actual, el que acaba en 2027. La línea negra para las cuentas municipales no está tan lejos.
Una vez dibujado el paisaje, con notas entre moradas y negras, y ordenados los números a la baja llega el gran conflicto: qué hacer.
"Cada vez hay más población flotante, visitante, y menos gaditanos que soportan con sus impuestos los servicios públicos"
Para el portavoz de Adelante Izquierda Gaditana, David de la Cruz, la secuencia histórica pesa menos que la situación presente: "Llevamos ya casi dos años de Bruno García y no hay ni una sola medida pensada para vecinos, sólo para quienes nos visitan".
El representante de la oposición ve la avalancha turística como un problema, aunque la pérdida de población comenzó mucho antes, y pide "que se regulen de forma más ambiciosa los alojamientos turísticos" y "que se construya vivienda en alquiler público para que no acaben en segunda residencia".
El concejal incluso reitera la necesidad de que "se aplique una tasa turística porque cada vez hay más población flotante, visitante, y menos residentes, menos gaditanos que soportan con sus impuestos el peso de los servicios públicos".
Para Óscar Torres (PSOE), la situación es la de "cada año". El concejal socialista transmite pesadumbre en su análisis, casi fatalismo: "Volvemos a ver la misma situación, esta vez con mil habitantes menos, son 45.000 menos que hace 30 años".
"Es una sangría. Cádiz pierde habitantes al mismo ritmo que la llamada España vacía o vaciada. Tenemos que tomar medidas muy, muy severas. Nos podemos encontrar, en poco tiempo, con una bajada traumática, por debajo de los 100.000 habitantes, con lo que eso significa para la financiación".
"Es una sangría, tenemos que tomar medidas muy, muy severas. Cádiz pierde habitantes al mismo ritmo que la España vaciada"
Sin mencionar críticas ni reproches políticos, la gravedad de la situación le lleva a manejar términos que recuerdan al consenso: "Es el principal desafío que tenemos para las próximas décadas".
El alcalde Bruno García se aferra a la construcción cómo única opción, ya que la creación de empleo para vecinos entre los 18 y los 45 años, los que se marchan en mayor número, está fuera de las competencias municipales.
El regidor, que ya vivió la misma situación como concejal desde 2007, ve la salida en las viviendas ya levantadas o sólo anunciadas, con colaboración de la Junta o Zona Franca, en Matadero, Cerro del Moro, antigua factoría de Navalips y avenida Marconi.
Salen más de 8.000 pisos. Si fueran construidos y ocupados todos antes de 2033, el colapso demográfico de los cinco dígitos no llegaría. "Vamos a ir sumando viviendas, poniendo de su parte cada administración, es el camino", asegura.
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