Aparece un cine de verano de hace 80 años en pleno centro de Cádiz

Una taberna junto al Mercado Central recupera y restaura una sala de exhibición al aire libre pendiente de permiso de Urbanismo para revivir las películas al raso

Ángel Sierra, propietario de la taberna y promotor de la recuperación del viejo cine abandonado.
Ángel Sierra, propietario de la taberna y promotor de la recuperación del viejo cine abandonado. GERMÁN MESA

Los que viven en la provincia de Cádiz, en Andalucía, en todas las orillas del Mediterráneo, están habituados al hallazgo arqueológico, al encuentro casual con un objeto escondido cientos o miles de años. Aparece de repente al hacer una obra, al ampliar un comercio céntrico, en un vaciado para cimentar un edificio. Como el mago que retira el pañuelo, la pala saca tierra y, ale hop, un sarcófago, un arco de medio punto tumbado, unas vasijas, unas arras que prometieron un amor sepultado por siglos de aburrimiento. Cualquier elemento, de lo arquitectónico a lo más cotidiano.

El caso de La Bombilla tiene menos historia y, seguro, menos relevancia, aunque la ternura es intangible. No puede medirse con números ni años. No es un hallazgo, claro. Ni era un secreto. Casi. Pero está relacionado con el cine y esa “vida de repuesto” que celebra Garci, en nombre de miles de adoradores, permite la ensoñación y la fábula. Si formara parte de un guión pendiente de rodaje, cabría decir -y se le disculparía- que alguien ha encontrado un cine de verano escondido. Abandonado y oculto en el corazón turístico de la vetusta Cádiz. Con 2.700 años de presencia humana demostrada, 80 años parecen poca cosa. Sin embargo, es la vida de muchos que vieron en la pantalla, y en los ojos del acompañante, el prodigio más real que imaginarse pueda: películas al aire libre de una noche de verano.

El espacio, pendiente de los últimos trabajos, que acogería la pantalla en la pared al fondo, donde estaba originalmente   GERMÁN MESA
El espacio, pendiente de los últimos trabajos, que acogería la pantalla en la pared al fondo, donde estaba originalmente.   GERMÁN MESA

Ángel Sierra Rueda, Nene, siempre supo de la existencia de ese cine junto a su negocio. Estuvo activo entre 1943 a 1953, pegado a La Bombilla, su bar, y con ese mismo nombre. Esta conocida taberna es ahora un local tomado por el turismo como todo el centro, colindante con el Mercado Central, en pleno meollo de llenos provocados por los que llevan cabeza cubierta, gafas de sol, piernas al viento, un mapa en la mano y otro acento en la boca. El local abrió en 1913. Desde 1952 está en manos de su familia. De su padre fallecido pasó a él y la tercera generación ya se foguea en la barra.

El cine La Bombilla estuvo abierto de 1943 a 1953 y ahora espera licencias para recuperar la actividad este verano

Siempre supo que un cine de verano estuvo allí, pegado, vivo. Desde 1953 estaba cerrado, junto a la taberna bien viva. El tiempo convirtió ese anexo en almacén y vertedero. Patio para escombros y filtraciones de agua. Con el cambio de siglo, creció en Ángel Sierra la idea de recuperar el cine al raso. Es un rectángulo, irregular, conectado con la calle a través de un amplio pasadizo de unos 50 pasos. En total, 1.200 metros cuadrados. Para los que conozcan el pequeño y angosto centro de Cádiz, basta decir que el recinto cubre toda la distancia entre las calles Libertad y Arbolí, paralelo a la trasera de la célebre cafetería La Marina. La pantalla estaba, estará, en la pared trasera de lo que ahora es una tienda de la cadena Decathlón. Mucho espacio para una isla comprimida.

Carteles y sinopsis de películas proyectadas entre 1943 y 1953 en este cine decoran el acceso   GERMÁN MESA
Carteles y sinopsis de películas proyectadas entre 1943 y 1953 en este cine decoran el acceso.   GERMÁN MESA
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La cartelera de la época, formada por películas proyectadas en su día en este cine de verano.   GERMÁN MESA

El objetivo, “mi sueño” según Nono, es reabrirlo. Tras más de una década de trabajo casi artesano, el cine de verano está a falta de los últimos trabajos de rehabilitación y adaptación. Un proyecto cuidado y completo del chiclanero Estudio 15 espera los últimos permisos de Urbanismo para terminar de las salidas de emergencia, la conexión con la taberna, aseos e instalaciones para discapacitados. Todos los requisitos administrativos y de seguridad. La cláusula con la compañía de seguros especifica que tendrá capacidad para 300 espectadores como máximo. La convivencia con los vecinos también está entre los preparativos fundamentales. Tendrá horario estricto para no molestar y la opción de que los espectadores sigan las películas con auriculares. Nada se oiría más allá de sus orejas. Sin sonido abierto. El proyecto es que puedan ver películas mientras cenan.

Cine clásico para recuperar "un sueño"

A la hora de programar, siempre serían cintas de los años 30, 40, 50 y 60, hasta “de los años 80 como mucho, quizás hasta E.T. y algunas similares porque muchos niños no las han visto pero nada más reciente porque se trata de recuperar el recuerdo del cine de aquellos años en los que estuvo abierto”. La pasión por el cine está en todo. El sistema de reproducción será digital pero oculto en un envoltorio de viejo proyector. Las cortinas en el pasillo tienen el color corinto y el peso de las viejas, de los cines antiguos. Hay tienda de recuerdos, pequeñas cantinas en el acceso hasta el rectángulo final. Una de ellas está decorada con una curiosa mezcla de motivos carnavalescos, turísticos y cinematográficos por Mapi, grafitera gaditana, también autora de la decoración en las puertas.

El acceso está decorado con carteles de películas míticas proyectadas antaño, selección del comparsista Norberto Iglesias

Nono comenzó, poco a poco, a recuperar parte de los espacios hace casi diez años. Desde los dos accesos desde la calle (que se asemejan a los de garaje pero ahora lucen los logotipos de los más célebres estudios de Hollywood), hasta el fondo. Paso a paso empezó a restaurar, resanar y decorar. Al final ha creado un túnel del tiempo, un ancho pasillo escoltado por los carteles de las películas que se proyectaron en su momento. La Reina de África, Perversidad, Breve encuentro y Laura con Amparito (sic) Rivelles, Lola Flores y El hombre tranquilo. Tarzán y Quo vadis.

La ambientación del acceso, ya preparado con indiscutible criterio cinéfilo, agrupa películas por año de proyección, todas exhibidas cuando el antiguo Cine La Bombilla estuvo abierto. El ladrón de bicicletas, La soga, La túnica sagrada, Solo ante el peligro… Tienen pequeña ficha artística y sinopsis. Esta declaración de amor está demasiado bien escrita para ser casual. “Las películas las buscó y las detalló Norberto Iglesias”, asegura Ángel Sierra. Otra sorpresa: el autor de esa selección (hay cientos de carteles) y la descripción es un hombre conocido en Cádiz por el Carnaval, por ser gran comparsista histórico junto a Enrique Villegas. Ahora también se revela como un cinéfilo con un gusto, anónimo, tan refinado como cuando canta.

Ángel Sierra, de la taberna La Bombilla, en el acceso al cine de verano contiguo a su local.
Ángel Sierra, de la taberna La Bombilla, en el acceso al cine de verano contiguo a su local.   GERMÁN MESA

Uno de los muchos paneles, en la pared del acceso, recupera el rastro en la hemeroteca de la apertura del viejo cine de verano La Bombilla, hace 80 años. Dice aquella nota en sepia que era el primero “privado” de Cádiz y que ocupaba “un amplio patio de manzana con entrada por la calle Libertad número 15, junto al Mercado de Abastos”. Justificaba su aparición, por entonces, de forma poética: “La gente, en unas circunstancias muy duras, necesita películas a bajo precio para soñar despierta al aire libre”.

Ahora, como en la posguerra, antes y siempre, el argumento lírico sigue vigente. Cuando llegue la luz verde desde el Ayuntamiento, Cádiz recuperará un cine de verano. Ahora no tiene ninguno más allá de las proyecciones en la playa, en colegios o algún recinto público.

"Aquí le rozó la mano por primera vez"

La fuerza del cine para marcar la memoria de varias generaciones queda comprobada por miles de testimonios personales en cada familia. Durante el siglo XX, antes de la aparición de internet, pocas aficiones provocaron más seguimiento pero, también, más encuentros, salidas y reuniones.

El proyecto de La Bombilla vuelve a demostrar esa fuerza ya transformada en ocio doméstico. Cuando se realizaban las obras de recuperación, en distintas fases, un hombre de 90 años se plantó en la puerta con algo en la mano. "Traía una entrada, real, del 10 de junio de 1943. Para la película Encadenados, la mítica de Hitchcock. Nos la dio y nos pidió que la pusiéramos en la pared. Ahí está", señala Ángel Sierra, el propietario de La Bombilla.

"La tenía guardada porque en esa película conoció a la que fue su mujer durante más de 60 años, ya fallecida. Nos explicó que por este pasillo de entrada al cine de verano, aquí, le rozó la mano por primera vez a la que sería su esposa". Esos testimonios que muestran la potencia evocadora del cine entre los más ancianos también ha quedado confirmado por otra petición: "Una residencia de mayores de Cádiz nos ha pedido que, cuando el cine esté abierto, organicemos una visita, una proyección, para unas 15 mujeres que viven allí. Todas dicen que vinieron, con sus padres o con sus novios de entonces, y que quieren recordarlo".

Sobre el autor:

Afot

José Landi

Nacido en Cádiz, en 1968. Inicia su trayectoria en 1990. Columnista, editorialista, redactor, colaborador, corresponsal o jefe de área en 'El Periódico de la Bahía de Cádiz', 'Cádiz Información', 'Marca', 'El Mundo' y 'La Voz de Cádiz'. Ha colaborado en magacines o integrado tertulias de Canal Sur Radio, Cadena SER, Canal Sur Televisión, Onda Cero y COPE. Premio Paco Navarro de la Asociación de la Prensa de Cádiz en 1997 y 2012 (a título colectivo). Premio Andalucía 2008 a la mejor labor en internet (colectivo). Ganador del I Premio de Relatos Café de Levante. Autor de la obra de autoficción ("no sabía que existiera ese género", dice) 'Ya vendrán tiempos peores' (Editorial Cazador, 2016). Puso en marcha el proyecto de periodismo gastronómico 'Gurmé Cádiz' y mantuvo durante diez años blog como 'El Obélix de San Félix' y 'L'Obeli'. Forma parte del equipo que realiza el 'podcast' de divagación cinematográfica 'A mitad de sala'.

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