Desde la mañana de este viernes, Día Internacional Contra la LGTBIfobia, la bandera arcoíris ondea en el cuarto mástil del Ayuntamiento de Cádiz. No es la primera vez, ni siquiera durante el Gobierno de Bruno García, que esto sucede, pero esta vez se trata de la bandera inclusiva, tal y como los colectivos habían solicitado.
En un acto en el que ha agradecido la presencia de las organizaciones promotoras de la izada, el alcalde, Bruno García, junto a la concejala de Igualdad, Virginia Martín, ha señalado la LGTBIfobia como "una lacra que sigue existiendo" y que hay que "afrontar".
"El Ayuntamiento lo tiene clarísimo, lo hemos dicho como Partido Popular, lo han dicho el resto de partidos y lo decimos como Ayuntamiento: no a la LGTBIfobia", ha destacado el alcalde. En ese sentido, en el mismo acto el presidente de la asociación Aghois, Jaime Zamora, ha pedido al PP "que tiene que mirar un poquito para arriba y decirle a sus compañeros que esta es una lucha importante, que hay mucha gente sufriendo y amenazada incluso de muerte".
Porque, si bien este PP de Bruno García incluye al colectivo LGTBIQ+ en sus políticas municipales, no es el caso de otros nombres populares, como Isabel Díaz-Ayuso, cuya cruzada contra la ley trans ha sido notoria.
En Cádiz, parece que la bandera LGTBI molesta o no a ciertos sectores, según el color político del Ayuntamiento de turno.
En junio de 2020, con motivo del Día del Orgullo LGTBIQ+, el Ayuntamiento de Cádiz, entonces regido por José María González Kichi, izó la bandera inclusiva en el Consistorio. Poco después, se vio obligado a retirarla cautelarmente por una denuncia de Abogados Cristianos.
Esta organización ultracatólica argumentaba que el hecho de sustituir la bandera española por una bandera "no oficial" era ilegal. Señalaban también en su denuncia que, según lo recogido en los estatutos de su propia entidad, se debe cumplir la ley y la defensa y promoción de la concepción cristiana de la familia.
Unos meses después, el juzgado de instrucción número 2 de Cádiz archivó la denuncia. "Tanto desde la Fiscalía como desde el Juzgado entienden que bajo ningún concepto defender la libertad y defender la igualdad no puede ser jamás un delito", afirmaban entonces desde el gobierno local de Adelante Cádiz.
El Ayuntamiento de Kichi tuvo, apenas unos meses después, un nuevo ‘encontronazo’ con Abogados Cristianos, que denunciaron la izada de la bandera arcoiris en la Plaza de Sevilla en junio de 2021. Abogados Cristianos interpuso en ese momento un recurso contencioso-administrativo. En ese momento, el regidor afirmaba: "En un contexto social en el que se acaba de producir un asesinato homófobo, que se siga persiguiendo la libertad para ser o sentir es intolerable".
Palabras similares aquellas de Kichi a las que ponen nombre a la campaña del Ayuntamiento de Bruno García contra la LGTBIfobia, que han lanzado esta semana: “Libertad para ser y amar”.
Hoy Cádiz es otra ciudad, el gobierno es otro, pero la bandera arcoíris continúa simbolizando lo mismo. Y no parece molestar. El Ayuntamiento liderado por Bruno García ha podido izarla sin mayores problemas, al menos por el momento.
"Cádiz ha sido cuna de la libertad y una ciudad referente en este ámbito y debemos seguir siéndolo", ha expresado Virginia Martín, concejala de Igualdad, durante el acto de izado de la bandera.
Actos contra la LGTBIfobia en Cádiz
Es un hecho que Bruno García ha puesto especial énfasis en su Gobierno en la transversalidad de sus políticas en lo relativo al colectivo LGTBIQ+. Ejemplo de ello es el servicio de atención, puesto en marcha el pasado mes de abril, o la convocatoria de subvenciones para entidades sin ánimo de lucro destinadas a la defensa de los derechos, la igualdad de trato y la no discriminación de estas personas.
De igual modo, conmemoran este viernes el Día Internacional contra la LGTBIfobia con una conferencia sobre prevención de conductas LGTBIfóbicas en infancia y adolescencia, y Virginia Martín ha anunciado que, a partir del próximo 20 de mayo, se instalarán puntos arcoíris en los centros de educación secundaria, con la participación de las asociaciones. Asimismo, han elaborado una guía con todos los recursos disponibles a nivel provincial para el colectivo.
Esta inclusión del colectivo LGTBIQ+, tan necesaria en visibilidad y en políticas, molestaba cuando el Ayuntamiento era de otro color y, al parecer, ya sí tiene cabida. Cabe preguntarse si en estos casos las personas LGTBIQ+ se han convertido en arma arrojadiza de un enfrentamiento que era, a todas luces, partidista. La respuesta, visto lo visto, parece clara.
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