A falta de las inauguraciones que tanto precisan los alcaldes de cualquier lugar del mundo, sin apenas suelo aprovechable y con poco apoyo de instituciones superiores para desatascar grandes proyectos urbanísticos, Bruno García se consagra a "la recuperación".
Como si fuera un ciudadano agobiado por el cambio climático y las estrecheces económicas, ya que no puede estrenar ni comprar se vuelca en reciclar, reformar y aprovechar. En vez de hacerlo con ropa, vivienda o coche, la versión política se dedica a monumentos, edificios cerrados y patrimonio vario.
El castillo de San Sebastián, este agosto, fue el precedente que confirma tal teoría práctica. Aquella fortaleza en mitad del mar, de titularidad estatal, abrió con éxito de público durante casi tres meses gracias a un acuerdo Ministerio de Medio Ambiente-Ayuntamiento pero ahora vuelve a estar cerrada.
El segundo intento, ya sin participación del Gobierno de Madrid, es más modesto y terrestre, algo menos complejo. Llegaba este 11 de diciembre en tierra firme, la poca que hay en la ciudad, pero con la misma filosofía. Ya que está, se puede remozar y lucir.
Con ese espíritu resistente de aprovechar lo que se tiene, el alcalde de Cádiz repitió este martes la palabra, enjugó en varios tiempos el verbo recuperar, durante la inauguración del torreón y el paseo superior de las Puertas de Tierra.
Uno de los mayores emblemas, un icono heráldico, histórico y estético de Cádiz pasa a ser turístico después de reabrir, tras cuatro años y medio de clausura, jaramagos y abandono parcial.
El anterior gobierno municipal, con José María González Santos al frente, fue el promotor de esta nueva reapertura pero la iniciativa se atascó y ahora es el sucesor del Partido Popular el que puede hacerse la foto. Una inauguración de marca blanca a falta de mayores lujos.
Tanto el acceso como el interior lucen remozados, limpios y atractivos, con nueva imagen corporativa y un equipamiento básico que permite recorrer la que fuera única entrada y salida terrestre de Cádiz hasta principios del siglo XX.
Su majestuoso perfil, arruinado por la progresiva saturación urbanística alrededor, permite intuir como en pocos puntos de la ciudad lo que fue todo el perímetro amurallado de la ciudad, originario del siglo XVI y derribado casi en su totalidad de forma desgraciada hace ahora 120 años.
Un grupo de vecinos mayores ejercieron de primeros visitantes en una mañana -gélida para lo que se lleva en la zona- y comprobaron que la belleza histórica del recinto necesita pocos adornos para ser, como poco, evocadora y atractiva.
El lavado de cara, digno y suficiente incluso para los más críticos, ha costado "unos 120.000 euros" aunque forma parte de un plan de recuperación que se elevará durante varios años a los cuatro millones, según recordaba el alcalde sobre el terreno de piedra ostionera.
"Lo han hecho mejor que yo", bromeaba el alcalde para halagar a los dos concejales implicados, Maite González y José Carlos Teruel. El regidor se refería a una de las muchas reaperturas anteriores, la de 2013, con él como joven concejal por entonces
El resultado del nuevo capítulo es del agrado de los estrenadores oficiosos, asociaciones vecinales y aficionados a la historia, la arquitectura y la fotografía. Algunos recuerdan visitas anteriores en primera persona.
Las Puertas de Tierra han tenido muchas fases discontinuas de apertura a la visita, u otros usos inconfesables, a lo largo de muchas décadas.
Los mayores recupera unas vistas imperiales, por más que parciales y ensuciadas por construcciones modernas. "Siempre veo esto desde mi barrio, Santa María. Ahora veo mi barrio desde aquí arriba", resumía el reencuentro una señora con cierto entusiasmo.
Los más jóvenes, que en el paseo inaugural eran pocos, quizás descubran panorámicas que pueden provocar cierto asombro. Si busca entre los huecos, la mirada puede llegar al cercano Atlántico por un extremo y a la Bahía, con el nacimiento de la Sierra, al Norte, por el otro.
Con estar limpia, despejada, unos pocos bancos, algo de cartelería y un montaje audivisual a la entrada, la Puerta de Tierra ya puede ejercer de imán turístico para visitas guiadas de gaditanos y foráneos. Cualquiera puede sentirse por un par de minutos miembro de la resistencia contra Napoleón. Si la hubo. Da igual.
La fortificación de titularidad municipal pasa a estar disponible de forma gratuita para la ciudadanía cada día de 11 a 14 horas y de 16 a 20 horas. Sólo hay dos excepciones que le dan un toque muy hostelero a su horario: cierra los domingos por la tarde y los lunes.
Entre el 22 de diciembre y el 4 de enero habrá un horario especial, al coincidir con las fiestas navideñas: de 11 a 15 horas y de 17 a 21 horas, de martes a sábados, y los domingos, de 11 a 15 horas.
En su discurso, Bruno García admitió propósito y precedentes: "Como hemos hecho con el castillo de San Sebastián y como hacemos ahora, nuestra obligación es abrir todos los espacios que tenemos, especialmente los que tienen que ver con nuestra historia y nuestra cultura".
Como añadido, en la bóveda central aparecen 62 bombas de mortero de hierro fundido de finales del siglo XVII y principios del XIX. Es decir, la época fanfarrónica.
Los proyectiles no tienen firma pero todos los que los ven intuyen de dónde vinieron. Del otro lado, de la pérfida península, del maldito continente incapaz de respetar el aislamiento y la soledad de una ciudad que sólo tenía una puerta.
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