El hijo pródigo de la generación de oro de la chirigota
Pertenece a una generación, los nacidos en la segunda mitad de los años 60, que cambió el carnaval para siempre y sin querer. José Guerrero Roldán Yuyu (Cádiz, 1967) participó en la década prodigiosa de la chirigota hace 30 años. Lo hizo como un juego inocente, con la inconsciencia de la naturalidad, en compañía de otros con similar edad, talento y afición: Sánchez Reyes, Selu, Love, los Cornejo, los secuaces viñeros de Noly, Juan Carlos Aragón, El Sheriff, Erasmo...
Yuyu, a diferencia de aquellos, descubrió una pasión paralela, o quizás otra versión de la misma, también en aquellos años 90: la radio ha terminado por ser su profesión. Chirigota y micro son dos variantes de su herramienta de diversión o trabajo: la palabra. Son las dos mitades de su vida pública. Las dos conectadas por una forma de ver y estar, el humor absurdo, ya tenga forma de programa o cuplé. Youtuber activo, gamer, futbolero irredento, apasionado de la fotografía y las motos, beatlemaníaco y adicto a Venecia, la real y adriática, no la del tirón, demuestra hace años que del Concurso también se sale, que las aficiones son compatibles, intercambiables, que pueden caducar y revivir.
Con su mote juvenil convertido en marca reconocida, vuelve al escenario del primer crimen. El de febrero. Allí fue palomo y goyesco, soviet y borracho (que no siempre es redundante). Este domingo 4 de febrero se suma al equipo de Canal Sur para la retransmisión del Concurso del Falla tras un año de ausencia por enfermedad. Dice vivir "muy desconectado" del Concurso con el que es crítico. Señal de afecto. Sufrió hace un año una dolencia que le ha hecho "levantar el pie". Con todo, con tipo o escaleta, se mantiene fiel a la admiración por "la creatividad asombrosa" que guarda la fiesta gaditana.
¿Es usted un célebre chirigotero que luego fue hombre de radio o, al revés, un hombre de radio que hace mucho fue chirigotero?
Lo cierto es que ya llevo más años de radio que de carnaval. Empecé casi a la vez. En el 86 saqué la primera chirigota y también hice el primer curso de radio en la Casa de la Juventud de Cádiz. Luego, en el 90, empecé en las retransmisiones con Canal Sur en el Falla. No sé si soy más de radio que de carnaval. Siempre me gustaron mucho los dos mundos pero sí es verdad que decidí hacer de la radio mi forma de vida, algo que no me planteé con el carnaval.
Cumple, por tanto, 34 años de radio. Muchas carreras profesionales son más cortas.
Correcto, hago 34 años. Pero hay que tener en cuenta que empecé muy joven. Los primeros cursos los hago con 19 años en aquella Onda Da, la emisora municipal juvenil. Con 23 años ya estoy en las retransmisiones del Falla. Por eso son tantos años, por haber empezado tan joven. Hubo una quinta de profesionales de los medios en Cádiz que pasó por allí, por aquella escuela de Onda Da, aquel experimento.
El recordado Juan Manzorro, Fernando Pérez, Yuyu...
Bueno muchos, muchos: Paco Castro, también de Canal Sur, José Antonio Hidalgo, que ahora es director de Diario de Cádiz, mucha gente. Aquello fue una buena escuela de radio. La pena que no tuviera más continuidad porque si hubiera seguido habrían salido todavía más profesionales, además de aquella primera hornada. Salió mucha gente que tenía mucho que aportar a la radio en Cádiz.
Acaba de salirle, de forma espontánea, una reivindicación al Ayuntamiento de Cádiz de Bruno García.
Algún tipo de escuela de radio sería una idea maravillosa, alguna emisora municipal como aquella, para empezar, para aprender. En Cádiz hay mucha imaginación y no sólo en el carnaval. Me parecería estupendo que se retomara aquella idea.
"Recuperar aquella escuela de radio, una emisora municipal para aprender, sería una idea maravillosa"
¿Qué programas, compañeros y recuerdos le han quedado de aquella primera etapa en radio en la década de los 90?
En el inicio, en el 90, recuerdo las primeras retransimisiones y los programas típicos que se hacen con los preparativos del Concurso del Falla, qué va a llevar cada grupo, las entrevistas. Pero enseguida empecé haciendo colaboraciones con cositas de humor. Ya en el año 92. Desde entonces, la radio y el humor forman parte de mi vida, se fue haciendo una bola, de una idea pasábamos a la siguiente... También recuerdo programas con Irma Soriano, luego ya programas de mañana, de tarde y a partir de 2001 llega lo gordo, cómo no, cuando hacemos El Pelotazo en Canal Sur.
De ese éxito, con Luis Lara entre otros, pasa a la Cadena SER con una versión de ese informativo humorístico de deportes, con imitaciones y una parroquia de oyentes enorme.
Empezamos ese programa en Canal Sur en 2001, estuvimos doce años seguidos y luego fuimos a la SER, donde hicimos otras ocho temporadas. De ahí, 2018, regreso a Canal Sur Radio. Desde el principio, desde ese 2001, se incorpora Luis Lara. Yo no lo conocía y viene de la mano de gente como David Gallardo. Estuvimos juntos hasta 2019 o por ahí, hasta la primera temporada de regreso a Canal Sur. En ese momento, Luis ya tenía proyectos teatrales, sus guiones, monólogos y cogimos caminos distintos pero nos seguimos viendo.
Hasta llegar a la actualidad, con su programa diario.
Mi programa ahora es de humor, una hora cada día, y quizás vino bien que cada uno tomara su camino para hacer las cosas a su forma. Fueron casi 20 años haciendo humor en grupo y siempre estaba la cosa de pensar qué podía pasar si alguno lo hacía por libre. Al ofrecerme Canal Sur la posibilidad de hacer un programa yo solo, me llega la opción de renovarme, además con un programa diario, de 3 a 4, con resultados muy buenos.
Los programas diarios tienen fama de ser agotadores, exigentes aunque sin dramatismos que mucho peor es bajar a una mina.
El rollo creativo siempre es un poco exigente. Si es creativo y humorístico, más. Tienes que luchar con tu estado de ánimo, con los problemas cotidianos de cada uno. Cuando uno hace un programa de humor, tiene que sobrellevarlo. Es distinto a presentar un informativo pero ya me tomo las cosas con tranquilidad porque el año pasado me dio un pequeño ictus. Tenía condiciones para que me diera, como el sobrepeso, pero estoy seguro de que fue el estrés. Quería llevar muchas cosas: mi programa, un programa con Jesús Vigorra, el sábado un programa con el Comandante Lara, aparte hacía guiones, preparaba un show con Javi Aguilera, teatro con Luis Lara y, claro, me dio un chungo.
Después de sufrir un ictus, decidió "levantar el pie del acelerador. Entendí que había apretado demasiado los tornillos"
¿Qué ha cambiado desde entonces?
Pues que levanté el pie del acelerador y me quedé con lo que consideraba preciso. Me quedé con mi programa de radio. Entendí que había apretado demasiado los tornillos y que no podía seguir así.
¿También le han recomendado reducir la dosis de carnaval en sangre?
El carnaval es un maravilloso escaparate. Muchos de los que estamos o hemos estado metidos en carnaval no vemos más allá. El carnaval tiene muchas posibilidades. De hecho, yo llegué a la radio porque hubo gente que creyó que el ingenio que podía mostrar en carnaval también se podía llevar a la radio. Y me he mantenido en el humor aunque el carnaval se haya quedado en la maleta. En el carnaval hay mucha gente con facilidad para crear y algunos han podido sacar esa creatividad fuera porque hay mucho potencial.
Hay quien ha iniciado una carrera musical, o ha hecho espectáculos aparte... Yo estoy convencido de que en Cádiz podría montarse la mejor agencia de creativos publicitarios del mundo. Funcionaría. Los argentinos tienen fama de hacer muy buena publicidad pero la tormenta de ideas que hay en Cádiz es tremenda. Esa facilidad creadora, de letras, de músicas, todo propio, casi nada grabado. Es una explosión tremenda de material que muchas veces queda en carnaval y no va más allá.
¿Defiende el carnaval como medio de vida profesional aunque usted demostró que del Concurso también se puede salir?
Me parece maravilloso que alguien pueda vivir del carnaval. Yo no lo hago pero no voy a decirle a nadie que me parece mal porque me parece fantástico. Es encomiable que una persona pueda vivir de su talento. Yo, quizás, me podría haber dedicado a eso pero no quería depender cada año de un premio ni de cómo encajaba la chirigota. Yo prefería tener otras cosas y que el carnaval no fuera el pan de mis hijos.
"Aún hay gente que, al que hace carnaval, le ve como a un flojo, alguien al que no le llaman para otra cosa"
¿Cree que aún está mal visto vivir del carnaval de forma profesional o semiprofesional? ¿Es de los que defiende que debe ser una pequeña industria local?
En realidad, hay potencial. Lo que pasa es que aún hay gente que, al que hace carnaval, le ve como a un flojo, alguien al que no le llaman para otra cosa. Mucha gente no concibe que se pueda trabajar en el carnaval. Pero sí que se puede. En casa del herrero, cuchillo de palo. No sé si puede llegar a ser industria, si se pueden abrir tablaos flamencos, como hay en Sevilla, para que la gente vea agrupaciones. Es una faena muy colectiva y no sé si sería posible. Pero el que pueda hacerlo, un aplauso. Quizás, como industria, veo más a los artesanos, a los que trabajan alrededor de la creación de los tipos.
Es curiosa la situación que ha alcanzado usted en el carnaval. Es de los pocos autores célebres que no concursa y a los que nunca se le pregunta machaconamente cuándo volverán. Es como si los aficionados hubieran aceptado que su aplaudida etapa en la chirigota terminó para siempre y no pasa nada.
Es verdad que esa situación la tengo. La gente puede pensar que, probablemente, no salga más y aún así mantengo a esos seguidores. Puede ser porque el aficionado a mi humor no me eche de menos. Puede ser porque puede seguirme de otra forma. Las cosas que hacía en el Falla, las sigo haciendo en la radio. He cambiado micrófono por tablao. Sería otra situación si me hubieran tocado cien millones en la lotería y me hubiera quitado de en medio. Al final, el que me sigue, al que le gusta mi humor, tiene la opción de la radio desde hace más de 20 años. Ahí siempre hemos hecho humor y, creo, bueno. El aficionado me encuentra también de esa otra forma.
¿Está cansado del debate sobre el Concurso y su posible exceso de grupos? ¿Es de los que piensa que sus virtudes y defectos no admiten mucho cambio o de los que cree que hay que modificar? ¿Preselección?
Está claro que en los últimos años se ha abierto mucho más el campo. Hace 30 años, y antes, podían venir agrupaciones de Barbate, de El Puerto Santa María, de Chiclana, se circunscribía un poco a la provincia, éramos mucho de agrupaciones de barrio, de escuchar por la radio. Luego se abrió con la televisión a toda Andalucía y es normal que la gente quiera venir. No te puedes enfadar. No puedes decir que no venga la gente de fuera de la provincia si tenemos un concurso abierto. Es verdad que el concurso es largo. Bueno, es muy largo. Pero cuando te pones a la idea de darle una vuelta te encuentras con una pregunta: ¿A quién le interesa que sea más corto? Las radios y los periódicos tienen un mes cubierto de programación y de publicidad. Son muchas emisoras, muchos medios. También gana la organización, los bares de alrededor o hasta los hoteles. Incluso el aficionado, si le ponen dos meses de Concurso, se los traga. Es muy difícil limitar. Se ha puesto de una manera que es muy difícil decirle a nadie que no venga.
"En los años 90 había 60 chirigotas y 30 comparsas, hoy es al revés y la mitad de las 30 son de fuera de la provincia"
Es el eterno debate de la calidad y la cantidad.
Es que aquí tenemos la puerta abierta a todo el mundo. Si tenemos ese modelo de Concurso y no se quiere acortar pues tendremos que aguantarlo. Hay mucha gente que se queja de la falta de calidad. Que piensa que esto ya no es lo que era. Yo tengo entrevistas en YouTube y mucha gente me pregunta sobre eso. Muchos hablan de una bajada de calidad ¿A qué se debe? Pues ya habría que analizarlo. Sí creo que al Concurso hay que darle una vuelta. Porque ahora mismo hay algo que se está perdiendo. La calidad media ha bajado respecto a los años 90, por ejemplo. En chirigotas, aquella fue una década gloriosa. En ese momento había 60 chirigotas y 30 comparsas. Hoy es al revés y la mitad de las 30 chirigotas son de fuera de la provincia de Cádiz. Es posible que el Concurso pueda morir de éxito, no lo sé.
¿No cabe confiar en la autocrítica de las agrupaciones para presentarse en el Falla?
Podría ser pero la autocrítica no existe. La gente sale con cualquier cosa. La gente quiere ir al Falla. El resultado es que, este año, la preselección empezó el día 9 de enero y acabó el 25 de enero. Me parece muchísimo tiempo de preselección. Yo siempre me digo que podría ser de una semana, sin público ni forillo. 15 ó 16 agrupaciones cada día, dos pasodobles y dos cuplés, una mínima demostración de calidad y hasta luego. En los cuartetos, una parodia. En el coro, un tango o una presentación. Cada agrupación, unos pocos minutos. Todos los grupos, vengan o no de fuera.
"Al Concurso hay que darle una vuelta. Ahora mismo hay algo que se está perdiendo. La calidad media ha bajado"
Con esa opinión general, ¿cómo sigue el Concurso de 2024 y el de los últimos años? ¿es usted de misa y sesión diaria?
Voy a incorporarme a las retransmisiones de televisión. Tengo que tener un poquito de conocimiento pero la verdad es que estoy completamente desenganchado. Escucho cuatro cosas muy concretas y ya está porque la verdad es que no me atrae. Yo no sé si es un poco por la edad. Puede ser eso, porque me sucede con otras cosas a las que ya no estoy tan atento, a las motos, por ejemplo. No me perdía una carrera hace años y ahora estoy muy desconectado. Pero por lo que sea, no me voy a engañar, el Concurso no me atrae como antes, no me gusta como me gustaba hace unos años. Puede que me esté haciendo mayor pero estoy bastante despegado. Eso no quita que luego tenga que ver cosas a diario para poder estar al tanto y poder comentar con rigor.
¿Cómo ha vivido la polémica por las retransmisiones de Canal Sur? Se ha llegado a decir que era una falta de respeto al Concurso o una censura contra los grupos por criticar al gobierno de la Junta.
Pues creo que habría que calmarse un poco. Yo creo que la gente muchas veces habla con desconocimiento, porque no está dentro, no sabe a qué puede obedecer una decisión. Quizás, a veces, las empresas no explican adecuadamente. También, los que trabajan en una empresa pueden discrepar de algunas decisiones que toma. Eso pasa en todas las empresas. Hay que respetar y ya está.
¿En este caso está de acuerdo con las decisiones tomadas por Canal Sur?
El carnaval se ha podido escuchar desde el primer día por la emisora y a partir de cuartos de final también por Radio Andalucía Información. Lo que se ha quitado, en algunos sitios, es la radio convencional, la del coche o el transitor. La empresa puede pensar que el aumento de oyentes a través de internet es muy grande, que da mucho más resultado que la radio convencional. Por ejemplo, mi programa de radio sale en radio convencional con 25.000 oyentes y, sin embargo, en internet salen en esos tres meses 1.600.000 descargas. Eso equivale a unos 30.000 oyentes diarios más. Canal Sur ve lo que la gente escucha en iVoox, en otras plataformas de podcast, en Google. En todos los medios se está multiplicando la audiencia por internet. En mi caso particular, por tres. Es decir, que si mi programa lo escuchan las 75.000 personas por radio convencional, podemos estar hablando de que otras 90.000 personas lo oyen por internet.
Es una cuestión técnica, por tanto.
Esa valoración no la tiene alguna gente, no le llega al ciudadano. La empresa tiene que explicar por qué lo hace pero de ahí a hablar de una censura... Como dijo un compañero, para ejercer una censura tienes que tener un monopolio. Si tú no tienes un monopolio, es absurdo porque la gente puede escuchar por otras vías. Es ridículo hablar de censura, decir que esto viene de que las chirigotas han criticado a Juanma Moreno porque se ha subido el sueldo. Moreno tiene la misma preocupación por la crítica en el Falla que pueda tener Pedro Sánchez, ninguna. El carnaval de Cádiz se cree que si le cantamos a Mariano Rajoy sobre el paro va a estar tomando nota en su casa. Lo que creo que ha pasado es que la empresa piensa en optimizar sus recursos por internet para obtener más resultados. Que se pueda compartir o no ya es cuestión de cada uno pero lo de la censura son pajas mentales que se hace la gente. El que se las quiera seguir haciendo, perfecto. Yo tampoco le voy a poder demostrar la realidad.
"Lo de la censura en Canal Sur son pajas mentales que se hace la gente. El que se las quiera seguir haciendo, perfecto"
Todos los años hay una polémica con Canal Sur y el Concurso. ¿Cómo se explica esa relación de amor y odio?
Yo creo que Canal Sur ha hecho cosas buenas y también se ha equivocado alguna vez en todos estos años, claro. Ha tomado decisiones buenas y decisiones erróneas. Pero de ahí a que la gente no pueda ver a Canal Sur va un camino que yo creo excesivo. Es cierto que Canal Sur ha estado siempre en alguna guerra política cruzada. Es decir, cuando estaba el PSOE en la Junta, estaba Teófila en la Alcaldía. Luego, el PSOE en la Junta y el PP en el Gobierno. Luego, Kichi con el PSOE o el PP en la Junta. Casi siempre había una guerra política que a nosotros, los que trabajamos, ni nos iba ni nos venía. La gente muchas veces desconoce por qué se toman ciertas decisiones y a Canal Sur le ha podido faltar, en alguna ocasión, explicarse bien. Por ejemplo, hubo una polémica un año porque las retransmisiones empezaban a las nueve de la noche cuando por ley, por estatutos, no podían comenzar antes, deben ir los informativos. El público no tiene por qué saberlo, se queja y especula. Luego se lanzan bulos políticos de un lado y de otro. La gente se los traga pero desde luego no es motivo para que algunos le tengan a Canal Sur el odio que le tienen.
Esos 'odiadores' podrán decirle que usted qué va a decir, que trabaja en Canal Sur.
Es mucho el trabajo que hace mucha gente y digo lo que creo, lo que pienso. Si creyera que Canal Sur se equivoca en este caso y hace las cosas muy mal, con callarme sería suficiente. Hay que aceptar las opiniones. También hay muchos que piensan que no se le dedica demasiado espacio al carnaval en los medios escritos y otros que dicen que 16 páginas durante un mes es una barbaridad.
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