El carnaval chiquito, la prórroga creada en 1987 por unos locos geniales que no tuvieron suficiente, hace muchos años que crece sin cesar. Todo lo que deja la climatología y el calendario laboral de cada entrega anual de la fiesta gaditana.
En este 2025, la lluvia ha sido el mayor oponente. Tras un carrusel de precipitaciones, más que de coros, que dejó sin actividad el segundo fin de semana del calendario formal (del 6 al 9 de marzo), la prórroga de los jartibles ya con la cuaresma iniciada se presentaba como una revancha ideal.
Finalmente, lo fue a media. El sábado 15 de marzo se presentó soleado pero se volvió sombrío según avanzaba. Alguna de las mejores agrupaciones callejeras (de Los Cayetanos del Toro de Vera Luque a Los Indiosingrasia del grupo Showmancero) se dejaron ver para demostrar que había ganas.
El Mentidero, desde la hora del almuerzo, la calle Rosario y, al caer la noche, el barrio del Pópulo fueron los escenarios principales de medio centenar de ilegales y romanceros dispuestos a exprimir el calendario.
Un insistente aguacero a las 22 horas del sábado mandó a todos a casa y recalcó que los partes meteorológicos pueden más que cualquier jurado, cualquier público, en esta edición del carnaval gaditano.
Claros y nubes también en domingo
El domingo, última jornada de forma definitiva, amaneció con idéntico intecambio de claros y nubes. Los grupos fueron aún más, con escenas propias del carnaval oficial en zonas como el entorno de la iglesia de San Lorenzo.
Incluso hubo margen para recuperar el reparto de panizas en la Peña Paco Alba y de papas aliñás en la plaza de la Merced, ambas citas en el barrio de Santa María y aplazadas por la lluvia desde el fin de semana anterior.
Los leves e intermitentes chubascos fueron incapaces de aguar la fiesta hasta bien entrada la noche del domingo, la última extensión posible para los más insistentes.
Decenas de grupos de los más seguidos y aplaudidos, Los del Perchero en la calle Virgili con una niña incorporada como romancero preadolescente, La pava ranger, mostraban que había ganas de apurar.
Con interrupciones, pausas, paraguas y refugios bajo techo, como en la sede de la Asociación de Romanceros, la fiesta gaditana se alargó como pudo, a rastras sobre un pavimento húmedo, hasta que la noche recordó que el lunes siguiente, 17 de marzo, sería la madre de todos los lunes del año en la ciudad.
Contra vientos, mareas y chaparrones, cada uno hizo lo que pudo hasta el último minuto del último día. Descanse en paz, y que el sol de primavera lo seque, el carnaval 2025.