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Ana Sanjuán y Bruno García, durante su comparecencia este viernes.
Ana Sanjuán y Bruno García, durante su comparecencia este viernes. AYUNTAMIENTO DE CÁDIZ

Durante más de cinco días, miles de teléfonos de Cádiz han emitido, o recibido, comentarios, montajes gráficos y presuntos chistes sobre un inexistente incidente sentimental entre el alcalde de Cádiz, Bruno García, y la concejala de Vivienda, Ana Sanjuán.

El contenido del chismorreo es irrelevante. Su existencia, un síntoma. La trascendencia, mucha. Significa que la mayor memez inventada por una persona en cualquier rincón puede afectar a otros de forma inmediata, con los receptores de la infamia siempre indefensos.

El agua podrida que lleva el río que suena o la sensación de que algo habrá cuando hace tanto ruido juegan en contra de las víctimas que siempre se enteran en último lugar y sin la menor capacidad de respuesta.

La mayoría de las personas que recibían esa dañina y malintencionada tontería —una historia tan burda, increíble y antigua como la humanidad— decía no creer tal contenido pero, aún así, una parte, lo compartía con otros muchos números.

Muchos de ellos se autodenominan progresistas, humanistas o simplemente feministas cuando el relato pueril -digno de un niño de cinco años de los menos despiertos- deja en muy mal lugar a la mujer falsamente implicada, en el de dama en disputa de dos machos sin freno.

Así crecen las bolas de fango y nieve en la era del imperio digital, con los altavoces más potentes que conoció la humanidad.

Tal fue el ruido y la difusión que tanto García como Sanjuán se han visto obligados a lamentar, más que desmentir algo que nadie cree, el libelo, esta mañana de viernes en una comparecencia pública.

Ambos han calificado el episodio vivido por una gran parte de la sociedad gaditana durante días como "un bulo machista y casposo" aunque no tomarán medidas judiciales, entre otras cosas, porque la mayoría de los participantes en el espectáculo del bochorno social son anónimos.

"La falsa información que está circulando por las redes sociales ha construido un bulo con el ánimo de perjudicarme políticamente", asegura el alcalde para señalar a integrantes, simpatizantes y votantes de los partidos en la oposición municipal que han podido participar en esta ceremonia de confusión, con un sorprendente número de mujeres entre los divulgadores.

Tanto García como Sanjuán alertan sobre el efecto que este tipo de "invenciones" pueden tener en "otras personas. Si hacemos esta declaración es para tratar de evitar que le pase a otros". Ambos han destacado el impacto, real o potencial, del confuso caso en hijos, parejas, padres y resto de amigos o parientes.

La delegada de Vivienda, Ana Sanjuán, visiblemente tensa, prefirió leer sus palabras para evitar errores o interferencias de la emoción.

"Es una situación que me ha afectado personalmente y considero importante abordarla como análisis de la sociedad actual". Como mujer, además, añade que lamenta el fuerte componente "machista y prejuicioso de un rumor infundado".

"Alimentar, participar o incluso tolerar este tipo de historias inventadas no solo daña a las personas directamente afectadas, sino que perpetúa una forma de violencia simbólica que refuerza los estereotipos de género que deberíamos erradicar". 

"La burla y la propagación de rumores, especialmente aquellos relacionados con la infidelidad, no son actos inocentes: responden a proyecciones inconscientes y a inseguridades personales".

Según Sanjuán, "lo más preocupante es que refuerzan dinámicas machistas" que dificultan "convivir de manera justa y respetuosa". La concejala y el alcalde han hecho un llamamiento a la "reflexión y la empatía" de todas las personas que han usado el bulo como diversión momentánea.

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J. L.

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