La playa de La Caleta de Cádiz tiene entre sus aguas la imagen de un Cristo con los brazos abiertos. Aunque durante años, muchos creyeron que esta historia se trataba de una leyenda, la existencia de esta figura es real.
La historia se remonta al 5 de noviembre de 1971, día en el que fallece en el hospital La Paz de Madrid, Raúl Calvo Clavero, un gaditano de 20 años que era amante del submarinismo y toda una promesa del judo.
Tras una llave mal proyectada, Raúl sufre una lesión cervical que le provoca una grave tetraplejia que paraliza todos sus miembros y que le acaba costando la vida.

Sus amigos, con la idea de rendirle un homenaje, le piden a su familia el traje de submarinismo de Raúl y las pastillas de plomo de su cinturón de lastre. Muchos buceadores que conocían al joven también aportan sus pastillas y todo el plomo recaudado se funde para hacer la estatua de un Cristo de más de cien kilos.
Colocado en una base de hormigón, la referida escultura es bajada a una cueva situada bajo el agua cerca de la punta del Nao. Hasta el lugar se puede llegar a pulmón libre y en su tiempo incluso se realizaba anualmente una ofrenda floral. Aunque este acto dejó de hacerse, quienes conocen la historia de Raúl, que cuenta con un polideportivo y una calle en Cádiz, siguen teniéndolo muy presente entre sus recuerdos.