Sara Romero, de Camerino56, es la autora del maquillaje de la comparsa de Martínez Ares: "Estoy satisfecha con mi trabajo por la reacción de la gente al ver la máscara".
El perro no es un animal, aunque sí un cuadrúpedo bajo el yugo de su amo. Tipo explicado. Así se conjugan los factores necesarios para escuchar las voces de un grupo que está considerado uno de los más importantes del Carnaval de Cádiz. Y no solo porque El perro andalú vaya a estar luchando por un premio —que parece lo más probable— sino porque la comparsa de Antonio Martínez Ares va a estar dando vueltas por toda España, un año más, siendo una de las agrupaciones que más contratos gestiona. Si bien, como canta el coro de Fali Pastrana, Los Chimenea, “la industria que le queda a Cádiz es el Carnaval”, los profesionales que giran alrededor del mismo no escatiman en recursos para mostrar el mejor resultado posible en las obras.
Obras que, a su vez, son las obras de otros autores y que, además, serán utilizadas por otros componentes. En definitiva, un organigrama de redundancia cíclica que comienza desde la idea de un autor hasta el tipo que luce la agrupación, pasando por las empresas de artesanía, maquillaje y sastrería. En ese contexto hay que entender que los artesanos no solo compiten entre ellos para conseguir el mejor resultado, sino entre ellos mismos para seguir engrandeciendo su labor.
La máscara que llevan los integrantes de 'El perro andalú' no es un objeto real, sino pintura con prótesis
Así lo reconoce Sara Romero, maquilladora de Camerino56 que ha realizado este año el maquillaje de la comparsa de Martínez Ares. “Estoy satisfecha con mi trabajo por la reacción de la gente al ver la máscara”, comenta la empresaria gaditana con desparpajo porque “todo el mundo me dice que si se quita o se pone”. Y es que la máscara que llevan los integrantes de El perro andalú no es un objeto real, sino una pintura. “Toda la producción está hecha por nosotros”, resaltando que “los bordes de la máscara son prótesis de silicona talladas a mano”.
Para el relieve han empleado un cordoncillo de oro, muy usual para el bordado de elementos religiosos, que se ha utilizado para crear los surcos de los rombos. El efecto vidriera, según la maquilladora, se ha conseguido con la pintura metalizada. Esta técnica se le conoce como maquillaje en 3D, por la representación de las dimensiones, “un paso más del año pasado con el 2D, técnica empleada con la comparsa Los irracionales. La que fuera primer premio el año pasado destacó, entre otras cuestiones, por un maquillaje sin prótesis y una caracterización extrema de los primates. “Le he querido dar una vuelta de rosca con los relieves y el volumen”, lo que hace dejar ya a un segundo plano el empleo de la técnica.
Para llevar la tarea de maquillar a 16 personas han hecho falta un total de 12 profesionales y unas cinco horas para realizarlo. Esta técnica es habitual en las factorías cinematográficas de Hollywood y han sido importadas por la empresa Camerino56 a Cádiz. “El año pasado acabamos el Concurso e invertimos lo que ganamos en formación”, resalta Romero demostrando el esfuerzo que conlleva llegar a ese nivel con la realización de varios másteres, “en maquillaje, en prótesis planas, en de nuevas tecnologías”. Si avanzan los disfraces, las puestas en escena, se pregunta Sara, “por qué no va a avanzar los dos coloretes”.
A pesar de la labor que realiza, la empresa prefiere coger pocas agrupaciones pero de gran calado, como es el caso de la comparsa de Martínez Ares, a la que hay que sumarse la de Juan Carlos Aragón, Germán García, Kike Remolino, la chirigota del Canijo y el coro de Nandi Migueles. Una demostración más que evidente del tejido industrial que es capaz de mover el Carnaval de Cádiz, donde está presente no solo la labor del artista en sí, sino el trabajo que genera, la formación y las posibilidades que ofrece.
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