La imagen de Cádiz como ciudad sucia tiene solera. Ya en la década de los 80, una carta al director (fórmula exitosa por entonces en los, también en desuso, periódicos en papel) formó un escándalo público largo y considerable.
Aunque el medio que acogió la publicación admitió años después que nadie envió nunca ninguna carta, que era inventada (práctica común en la prensa española de la época), su contenido caló con fuerza.
La narración ficticia hablaba de un hecho real: muchos gaditanos piensan que su ciudad es más sucia que la media y merece reproche de los visitantes -una tal Margarita en aquella ocasión fabulada-.

Los hábitos esporádicos de algunos de sus vecinos (excrementos de mascotas, colocación de residuos fuera de los contenedores, concentraciones juveniles o no con botellas y bolsas de plástico, multitudes en la playa, cáscaras de pipas o colillas en el suelo...) serían peores que los de otros residentes en otras localidades.
Esto explicaría una autocrítica que perdura durante casi 40 años, con cuatro alcaldes distintos de tres partidos políticos diferentes.
Al actual, Bruno García de León (PP) le toca afrontar el mismo reproche que recibieron Carlos Díaz (PSOE), Teófila Martínez (PP) y José María GonzálezKichi (Adelante).
Todos recibieron el señalamiento y el imaginario grito: "Cádiz está más sucia que nunca". Tantas veces que cuesta distinguir cuando la crítica fue real o sólo herramienta política de fácil acceso.
La acusación "Cádiz está más sucia que nunca" la han recibido sin excepción los cuatro alcaldes, de tres partidos, y la duda está en saber si fue siempre cierta
El Partido Popular, representado entonces por Juan José Ortiz como portavoz en la oposición, convirtió la limpieza en una de las piedras más grandes en la diaria lapidación contra la Alcaldía de Kichi.
Una vez superada la inicial campaña de bulos (prohibición de la Semana Santa, incidentes diplomáticos, cambios de residencia y hasta costumbres personales, los populares convirtieron la inexperiencia y torpeza gestora de los miembros del anterior alcalde (2015-2023) en su principal arma dialéctica.
Durante los seis últimos años de los ocho que González Santos estuvo al frente del equipo municipal, "Cádiz está más sucia" se convirtió en una retahíla cotidiana como si se dijera en cada cuenta del rezo de un rosario a cada hora.
El mensaje incluso contó con una pequeña estructura de impulso en redes sociales en la que participaban militantes populares que ahora son ediles.

La incapacidad de los concejales y el regidor para mejorar el mantenimiento urbano, el aspecto de la ciudad, se repitió tanto que -también por contener un porcentaje de realidad que cada cual puede decidir- caló entre los votantes.
Tanto, que tanto entre dirigentes populares como entre los de Adelante, se considera una explicación a los resultados electorales en las municipales de Cádiz de primavera de 2023.
Tenga razones históricas y tradicionales, una justificación social o influencia de la gestión de cada equipo municipal, la realidad es que el debate y la crítica vuelve a reaparecer si es que alguna vez se marchó.
El último episodio
Ahora es el grupo Adelante Izquierda Gaditana -alentado de forma digital por el ex alcalde Kichi- el que clama vendetta y denuncia "el estado de suciedad que de forma permanente presenta la ciudad, sin que desde el equipo de gobierno ponga solución".
"Es más que evidente que la empresa adjudicataria del servicio de limpieza no está cumpliendo con su cometido y que Bruno García está de brazos cruzados. A pesar del mugriento estado de calles y espacios públicos, de las numerosas quejas y críticas que todos los días vierten vecinos en las redes sociales".
David de la Cruz: "Bruno García está de brazos cruzados a pesar del mugriento estado de calles y espacios públicos"
Para esta formación política, que a hierro murió según el refranero, queda claro que "la pasividad tanto del alcalde como del concejal de Medio Ambiente es más que manifiesta".
El portavoz municipal y último candidato a la Alcaldía, David de la Cruz, es el que afronta el turno de orador en una crítica que ha tenido media docena de autores y receptores en las últimas cuatro décadas.
La coalición de izquierdas solicitaba este martes 22 de abril "un informe a la Delegación de Medio Ambiente sobre la planificación actual de limpieza y el funcionamiento de la empresa, los recursos humanos y materiales, así como sus deficiencias".
"La desidia del alcalde está provocando que Cádiz se encuentre en peor estado que nunca y que no exista una fiscalización del servicio. Hasta los propios trabajadores y trabajadoras están denunciando incumplimientos".
"Lejos quedan ya esas promesas de Bruno García durante la campaña electoral asegurando que una de sus prioridades iba a ser la limpieza, y también hace tiempo que dejó de hacerse fotos con José Carlos Teruel y los trabajadores de limpieza sacando pecho de su ficticio plan de choque", afirma De la Cruz.
Los vecinos arbitran en el eterno debate: "El que tenga dudas que se dé un paseo"
Intentar de romper el eterno empate entre acusaciones de guarrería de gobiernos municipales y oposición en Cádiz resulta muy difícil. Los mismos partidos se lanzan o reciben los mismos desplantes y desprecios con seis años de margen. La opinión de los vecinos parece la única esperanza de encontrar algo parecido a la objetividad, libre de intereses partidistas y propagandísticos.
"Cádiz tiene muchos problemas endémicos: vivienda, transporte público, aparcamiento pero hay uno que afecta a todos los ciudadanos por igual, la limpieza. Se ha cambiado, otra vez, de concesionaria pero seguimos con los mismos problemas, o aún más", resume Francisco Gómez de la asociación de vecinos Cádiz Centro.
"Podríamos poner muchos ejemplos que se transforman en situación general cuando se multiplican. Bidones rotos, calles sucias, también por el incivismo de algunos vecinos, falta de detergente cuando se baldea. Imposible reciclar papel, cartón, vidrio o plásticos. Recipientes totalmente llenos y ni hablemos del quinto contenedor, el marrón, el orgánico. Ni está ni se le espera. Muchas veces simplemente se remojan las calles y poco más" resume.
Gómez trata de resumir las quejas constantes que recibe de los vecinos para describir el estado de la limpieza pública en Cádiz: "Destaca también el problema continuo de la recogida de muebles y enseres, es casi imposible contactar con el servicio, lo que ocasiona que se depositen en la vía pública ante la desesperación de algunos vecinos".
Para resumir su parecer, este representante de los residentes en el casco antiguo se pregunta "cuántas sanciones se han impuesto a la empresa concesionaria. Si no han habido sanciones es porque se considera que el trabajo que se está realizando está acorde con el pliego de contratación.
No vale poner una policía para controlar el incivismo de algunos ciudadanos, eso ya se presupone que lo harán, se daba por descontado, hay que controlar a la empresa adjudicataria".
Consciente de que el ruido político sobre la limpieza tiene varias décadas de duración, Francisco Gómez recomienda "a quien dude sobre la situación presente que se dé un paseo y vea cómo están las calles de la tacita de plata", ironiza.