"Aunque la gente no lo crea, a mi padre le costaba meterse en el personaje de Eugenio. Que lo hagan así de bien doce chavales, asombra". Son las palabras de reconocimiento del hijo mayor del genial humorista barcelonés fallecido en 2001 a los 59 años.
Gerard Jofre visitaba a la chirigota que le rinde homenaje a su padre, Los calaíta, desde este pasado sábado. En la noche de este lunes, durante la segunda sesión de semifinales del Concurso Oficial (COAC) de 2025, comparecía sobre el escenario para acompañarles en la presentación.

El hijo del legendario cómico catalán, de riguroso negro como todos, pronunciaba las primeras palabras de la presentación con el mismo vozarrón y el inconfundible acento de su progenitor.
La conexión del público con el grupo es un inesperado tributo al legado artístico de su padre. "Es muy hermoso el gesto de la chirigota, como todo lo que he vivido en estos 24 años sin mi padre. Con un libro, con una película, con un documental con el que tuvimos que hacer justicia a mis padres".
"Esto ha sido un regalo inesperado, como muchas muestras de admiración y de cariño que recibo en nombre de mi padre con el espectáculo ¿Hay alguien ahí? en el que detallamos su figura y en el que incluyo cinco chistes suyos", añade Gerard Jofra.
De los muchos recuerdos con su padre, recuerda entre risas que le "fichó como manager. Fue uando yo tenía 12 años. Me llevaba siempre con él y me pedía que lo apuntara todo, que guardara los recibos, los documentos... Durante ese tiempo me permitió ser su manager y el de otros genios como Miguel Gila".
De su padre también heredó el interés por la fiesta gaditana: "Recuerdo ver el Concurso del Falla con él por televisión. Le gustaban sobre todo las chirigotas, claro, le llamaban mucho la atención. Le despertaba mucha curiosidad ver tanto ingenio en tantos grupos, en tanta gente".

"Durante todos estos años en los que se le ha recordado tanto, en los que se han hecho tantas cosas en su recuerdo y se han recuperado sus chistes, yo me preguntaba alguna vez si alguien se acordaría de mi padre en el Carnaval de Cádiz y al final ha pasado, ha sido una maravilla".
La chirigota Los calaíta, con su resonancia en el COAC, demuestra que el humor chirigotero es capaz de saltar generaciones -los chirigoteros nunca pudieron ver actuar a Eugenio en vida por su edad- pero también idiomas, acentos y prejuicios.
El grupo con letra música y dirección de Alejandro Pérez El Peluca recupera el legado de un artista de otro tiempo, cuya lengua materna y cotidiana era el Catalán. Da igual. Todos le reconocen a la primera mirada casi 25 años después de su muerte (marzo de 2001) casi a mil kilómetros de su Barcelona natal.
Tanta fue la fuerza de Eugenio Jofra, un cantante y humorista (inicialmente orfebre) que consiguó una fama arrasadora durante los años 80 con su estilo personal y novedoso de contar chistes. Eran tiempos en los que la celebridad se alcanzaba en directo, primero, por televisión y con cintas de cassette.

Alejandro Pérez está asombrado por la recepción del público. En teoría, una parte del público podría recordar poco y mal a Eugenio. Pues no ha sido así.
El chirigotero está tan orgulloso como el hijo del artista. Así lo admitía a lavozdelsur.es en los camerinos del Gran Teatro Falla, minutos antes de actuar en semifinales. La visita del hijo de Gerard Jofra ha sido "un honor" que ha redondeado la experiencia carnavalesca de este año.
Como muestra de esta complicidad, del agradecimiento y el cariño, el hijo del cómico le cedió a Ale Pérez durante la actuación el colgante (una cruz negra) con el que actuaba su padre y que siempre lleva consigo tras heredarla como símbolo.
El contacto entre el grupo chirigotero y la familia del humorista ha sido constante desde que empezó el Concurso y se conoció la idea: "Todos los días preguntan qué tal va. Le hace mucha ilusión que se le haya hecho una chirigota a su padre".
"Fue precioso cuando me dijo que para su padre era un sueño verse representado en el Carnaval de Cádiz. Se me saltaron las lágrimas", añade el joven chirigotero gaditano que este año realiza su primera aventura en solitario.
Con esa vocación de respeto y reconocimiento, Los calaíta reproducen sobre el escenario del Falla toda la estética que hizo inmortal a Eugenio. Con su hijo, de nuevo, sobre las tablas para cerrar el popurrí y recibir una enorme ovación.
La iconografía inolvidable: la nube de humo, el cubata, la luz blanca de foco, largos silencios que crean tensión, camisa y gafas negras, barba revolucionaria y chistes cortos, absurdos y surrelistas, irresistibles, siempre con la misma muletilla: ¿saben aquell que diu?.
El Carnaval de Cádiz ha vuelto a hacer un pequeño milagro: conectar el imaginario colectivo del público de 2025 con una gloria popular que apareció en la otra punta de España, de los años 80, un tiempo en el que la mitad de los espectadores que ríen y aplauden en el Falla ni habían nacido.