Pasteles de Belém, paté de sardinas y 'vinho verde': el oasis portugués de una lisboeta en pleno Cádiz

Maninha Sardinha abrió sus puertas este julio en la calle Cobos, tras años siendo un referente para adquirir productos portugueses en Madrid. Su impulsora es María Lopes, una lisboeta enamorada de Cádiz

La lisboeta María Lopes posa para lavozdelsur.es con los famosos pasteles de nata y una botella de licor de 'ginjinha' en su tienda en Cádiz.

De familia de pescaderas, María Lopes (Lisboa, 1984) siempre estuvo ligada a dos aspectos que el imaginario colectivo identifica como muy portugueses: el mar, y los frutos que este da, y los famosos pasteles de nata, o pastéis de Belém. Nacida en el barrio lisboeta de São Jorge de Arroios, aprendió desde muy joven a cocinar platos típicamente portugueses, a amar los productos de su tierra y a elaborar los célebres pasteles. Hoy, los elabora cada día en su obrador en Cádiz.

En 2005, dio el salto a Madrid, donde ya residía su hermana, porque "siempre me había gustado España y la gente de aquí", relata. En la capital abrió, primero, en el Mercado de la Cebada, y luego, en el Mercado de la Paz, su tienda, Maninha Sardinha. Un vuelco en su vida personal la ha traído a Cádiz, donde vive desde hace unos meses y donde el pasado día 6 de julio abrió su tienda, bajo el mismo nombre, en un pequeño local en el número 4 de la calle Cobos.

Los pasteles de nata elaborados por María, el producto estrella en Maninha Sardinha.  REYNA

Su cercanía a la zona de Belém, donde se elaboran los famosos pasteles portugueses con la célebre receta casi secreta, hizo que desde muy pequeña pasasen a formar parte de su día, y los ha hecho desde siempre. Desde su rincón en el corazón de Cádiz, elabora cada día en su obrador estos manjares lusos, que hacen las delicias de la fiel clientela que ya, en apenas unas semanas, se ha formado.

"Me he criado entre los pasteles, las conservas, el pescado, en un mercado. Mi madre es pescadera, yo he sido pescadera de adolescente, como se hacía antes, que todos los adolescentes ayudaban a sus padres en el negocio familiar. Así que me he criado allí, en un mercado en Amadora", relata. 'Maninha' significa hermana pequeña. En el logo y en el nombre, convive con la 'sardinha', porque es su producto estrella y por su origen como pescadera. Los rizos de la niña evocan los rizos de la propia María Lopes, y sus ojos son dos sardinas. 

La fachada de Maninha Sardinha, en la calle Cobos.  REYNA

María Lopes no es nueva en esto del emprendimiento, pero pasar de dos grandes mercados del centro de Madrid a una pequeña calle del centro de Cádiz es, cuanto menos, valiente. Y le ha salido bien. La acogida ha sido "muy buena" por parte de la gente del barrio, según relata: "La verdad es que todo el mundo ya nos conoce, nos han visto y como vivimos aquí cerca... Siento mucha cercanía con la gente de aquí".

María muestra una de las decoraciones, basadas en motivos portugueses, que tiene en su local.  REYNA

En las estanterías de Maninha Sardinha, las conservas, de lo que tienen una amplia variedad, conviven con los licores y los vinos, como el de Oporto, la ginjinha, el vinho de Beirão, la amarguinha o el vinho verde, el café portugués y con el obrador donde María elabora los pasteles de nata. Por supuesto, no podía faltar el gallo portugués, un símbolo del país que custodia fielmente la tienda tras el mostrador.

Latas de conservas portuguesas en Maninha Sardinha.  REYNA

En Cádiz, esta lisboeta se siente como en casa; algo en la luz del Atlántico, en la forma de vivir, la recuerda a su hogar lisboeta, y ese sentimiento impregna sus palabras. "Siempre he sentido que me identifico mucho con la gente de Andalucía y de Cádiz en particular. Estoy aquí, al lado del mar, y como soy de Lisboa... Por ejemplo, cuando me levanto por la mañana y veo el mar, o, por ejemplo, ayer he ido a comprar pescado a un mercado y me recuerda a aquello, me siento muy identificada", se sincera. 

La emprendedora María Lopes posa junto al mostrador de su local.  REYNA

Su clientela, pese a lo que podría pensarse, es mayoritariamente local. "Hay de todo, pero sobre todo viene gente que es muy familiar, que me dice: oye, he quedado a comer con mis padres, les voy a llevar unos pastelitos, o: voy ahora a ver a mis abuelos, les voy a llevar unos cuantos, ponle canela aparte, por si acaso no quieren...", relata con cariño. A Maninha Sardinha acude "mucha gente de aquí, del barrio, pero también de fuera: viene bastante gente del resto de Cádiz, de Jerez, de Sevilla, de Chiclana...". 

María junto a Catalina, empleada de la tienda.  REYNA

También tiene clientes portugueses; sobre todo, los que llegan a Cádiz a bordo de los cruceros que atracan en el puerto. "Como en los cruceros a veces están mucho tiempo fuera, cuando van de vuelta paran aquí, pasan por delante, ven la tienda y dicen: madre mía", cuenta María. La famosa saudade portuguesa también tiene un hueco, así, en Maninha Sardinha. 

Detalle de un pastel de nata ante la fachada del local.  REYNA
Junto a los famosos pasteles, las conservas son el otro gran producto estrella; en especial, el paté de sardina.  REYNA

Preguntada por su producto estrella, no tiene dudas: el pastel de nata. "Pero luego tenemos muchas conservas: tenemos sardinas, bacalao portugués, paté de sardinas, atún de las Azores...  Y los licores y vinos". De momento, en Cádiz lo que más se venden, además de los pasteles, son los vinos y el paté de sardina. "El paté de sardina vuela aquí. A los dos días de abrir, ya no teníamos paté de sardina. Vinos también vendemos un montón, sobre todo del Alentejo, del Douro y vinho verde", cuenta. 

El interior del pequeño local de Maninha Sardinha.  REYNA

Uno de los aspectos que hacen más especial el establecimiento de María Lopes es la aventura y la decisión personal que suponen para ella este traslado a Cádiz: "Estoy muy cómoda, muy feliz, y he decidido tener un sitio, un rinconcito, más pequeñito y con gente con la que me siento muy cómoda, en un lugar más tranquilo y más parecido a mi hogar. A veces, ves muchas cosas que pasan en tu vida y dices: mira, para, desacelera un poco". Y eso es A Maninha Sardinha: un pequeño oasis de cultura gastronómica portuguesa donde parar el reloj durante un rato.