Una pseudochirigota negacionista se inscribe para provocar y logra el objetivo de inflamar el Falla

Los integrantes de la agrupación acaban su inaudible actuación, ilustrada con mensajes antivacunas y conspiranoicos, con un intercambio de descalificaciones con un público que pide a coro la bajada del telón

Final de la actuación de 'Abre los ojos' este domingo en el Gran Teatro Falla.
Final de la actuación de 'Abre los ojos' este domingo en el Gran Teatro Falla. REYNA
02 de febrero de 2025

Ya no se tiran tomates. Están muy buenos, por lo común, son caros. Mucho menos bocadillos de jamón, descanse en paz El Masa.

Si aquellos usos del viejo corral de comedias estuvieran aún en vigor, habrían volado chacinas y hortalizas.

A cambio, hubo que conformarse con los gritos irónicos, abucheos, linternas de móvil, gestos despectivos y frases sarcásticas. Cruzaron el aire cargado del Gran Teatro Falla. 

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Catalina Balber, autora y directora de 'Abre los ojos', en los camerinos del Falla antes del lío.  REYNA

La nueva chirigota se anunciaba en prime time, diez de la noche, de la sesión de este domingo como una provocación. Por admitirle algún mérito, cumplió con creces la expectativa. El público y los medios de comunicación pican porque apenas tienen alternativa. Media ración de libertad de expresión para todos.

Abre los ojos, título de sonora obviedad para los autores, aparece en las inscripciones como grupo originario de Cádiz y debutante. Con la autoría de su lideresa en primera fila, Catalina Balber, y Antonio Jesús Martín Mateo. Si empiezan con argucias, mal va.

La responsable de la agrupación, y protagonista máxima, compareció a las elecciones generales de 2023 por Ceuta, donde vive, como candidata suplente por la formación negacionista y ultraderechista Libres.

Varios integrantes del grupo, procedentes de varias localidades andaluzas, también de Cádiz, serían miembros dela misma formación y sobre el escenario lucen, en el tipo, la bandera de la ciudad autónoma.

Hay registro digital de intervenciones de Balber, de contenido negacionista, en plenos municipales de Cádiz y Burgos. A efectos carnavalescos, no constan partipaciones anteriores. Cabe pensar que tampoco las habrá posteriores pero siempre conviene evitar el exceso de confianza.

En la presentación aparece un orador tan parecido al popular actor vasco Óscar Terol que una parte del teatro aún se pregunta si era él. Cuesta pensar que se haya prestado al juego. Suelta un discurso propio de las catacumbas de las redes sociales. Visto lo sucedido después, era un honesto prólogo.

Los chirigoteros van ataviados como médicos y enfermeras, todos siniestros vacunadores, pilotos de aviones a estrellar o con los que fumigar, portadores de antenas 5G y otros imaginarios personajes que persiguen el fin sistemático de la humanidad después de domesticarla.

Su repertorio, o lo que fuera, está respaldado por imágenes en una pantalla gigante que detallan con puerilidad y eslóganes conocidos su discurso político. Como resumen, la sociedad vive engañada, "aborregada".

Los medios de comunicación manipulan y dictan una falsa realidad, los alimentos están adulterados para controlar a la población, los ecologistas son ecolojetas, las vacunas matan o modifican el pensamiento.

Fotos del tal Soros y un cielo lleno de vapores tóxicos. Diabólicos dirigentes orinan sobre las cabezas de la población mientras dicen que llueve. Las antenas emiten ondas magnéticas que robotizan a la peña (ninguna viñera ni carnavalesca, al cierre de esta edición). Los pájaros, por supuesto, no existen. Ni los de aquel coro de La Salle-Viña, todos son puntos de vigilancia.

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El público encendió las linternas de sus teléfonos para tratar de boicotear la actuación.   REYNA

Conste lo que piensan y cuentan para que nadie acuse a nadie de "censurar", algo que criticaron antes de que llevaran un minuto con el telón levantado.

Desde ahí arrancó todo el surtido conocido ya y defendido por los ciudadanos que aceptan estas teorías. Cabía la opción de oírles, de oírlas, si hubiera sido posible.

El pésimo nivel de letras y música, pueril, descuidado hasta la pereza extrema, no es una valoración de crítico alguno. Es admitido por la autora sobre el escenario y en declaraciones posteriores. "Ya sabemos que no tenemos el nivel" o "no somos una chirigota", declaró varias veces.

Más allá del polémico contenido de sus inasequibles letras, soliviantó al público que no se molestaran en ensayar o buscar las mínimas voces para transmitir sus cosas, las que fueran.

Aprovecharse del altavoz, del juego, sin respetar sus reglas básicas. Esa podría ser la acusación principal. La utilización del concurso para alcanzar objetivos ajenos a la fiesta.

Antes de que el público, al final de la presentación y del primer pasodoble, decidiera soberano que no iba a dejarles actuar, ya resultaba imposible entender nada. Su nivel de vocalización, fuerza vocal, coordinación e interpretación era el peor que se ha visto en años sobre el Falla.

Ni los guitarras, bombo, caja, más de medio grupo, se molestaban siquiera en mover la boca, en fingir la actuación o masticar letras, como se dice en el argot. Con sólo cinco, seis personas cantando, más el creciente murmullo de diversión o cabreo, resultaba imposible acceder a ninguna frase completa.

Las escasos intérpretes que se esforzaban por transmitir una frase, por aclarar el apartado técnico, carecían de fuerza suficiente. Daba igual. Si hubieran cantado todos tampoco habrían formado paraguas suficiente para la que se les venía encima.

El público decidió vacunarles y empezó a castrar, ahogar, el escaso sonido que salía del escenario. Apenas pudo oírse un supuesto halago a "Miguel Bosé", algo como "borregos", "despierta", "os están engañando", "las vacunas son una farsa".

Frases inconexas pero que dejaban claro el único campo semántico en todo el repertorio, el sentido monográfico de tal sinsentido escénico. El personal que llenaba el teatro tapó primero la actuación con los habituales cánticos de sorna, "campeones, campeones", "pelotazo, pelotazo".

Incluso un espectador dijo con un tono especialmente brillante, de cuento infantil y magistral arrastre de las vocales, "la tierra es plaaanaaaaa" para inicial carcajada colectiva del respetable.

La paciencia duró poco. Del cachondeo de los cánticos se pasó a las coplas míticas. Los espectadores, atronadores, entonaron clásicos tributos a Los yesterday o Los hinchapelotas, hasta sonó un tramo del Me han dicho que el amarillo.

La paciencia se agotó mucho antes de que la actuación mediara. El público pasó directamente a gritar a coro "abajo el telón, abajo el telón" y "fuera del Falla, fuera del Falla". Los chirigoteros, si merecieran tal denominación, empezaron a intercambiar gestos y frases tensas entre ellos, con el público.

El último gesto de boicot del público, cuando ya era imposible oír nada desde hacía muchos minutos, fue encender las linternas de los teléfonos móviles mientras coreaba consignas de rechazo.

Katy Balber, la directora y autora de la chirigota negacionista.
Balber atiende a los medios, a los que dirigió numerosas descalificaciones, nada más acabar la polémica actuación.  REYNA

"Qué vergüenza", "qué pena" y otros lamentos dieron paso a gestos más despectivos, especialmente de la autora y directora del engendro carnavalesco. Sin que pudiera oírse ni una palabra del presunto popurrí llegó el ansiado momento de la bajada del telón.

No hubo telonazo preventivo. Debe dictarlo el jurado por considerar que la actuación es indigna. Esa situación no se da desde 2013 en el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas. Aunque resulta imposible tener la certeza, por falta de audición, parece que la chirigota logró terminar su actuación.

La lideresa, autora y directora se despidió del público con el pulgar hacia abajo, paseándolo de un lado al otro del público y una joven chirigotera llorando. Catalina Balber la acogió con un brazo, la señalaba con la otra mano. "Mira lo que habéis hecho", vocalizaba con histrionismo.

Repitió varias veces el gesto de vacunarse en el hombro mientras señalaba al público, algo así como "estáis todos vacunados", que por lo visto es una acusación o una descalificación.

El presunto mayor escándalo de la edición del certamen de 2025, el mayor en muchos años, quedaba en menos, casi en anécdota, por la evidente premeditación y provocación. Era una situación buscada por la agrupación que finalmente se produjo. Todo el mundo siguió a lo suyo, aborregado por las coplas.

Los pseudochirigoteros querían transmitir su mensaje, por chocante, ofensivo y minoritario que pueda resultar. En su derecho están. Es "la fiesta de la libertad", repitieron desde el escenario con evidente sarcasmo.

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Una espectadora increpa a la chirigota desde el patio de butacas.   REYNA

Para otra ocasión, la única petición razonable sería que ensayaran mucho más y cantaran todos, con claridad y fuerza suficiente para poder enviar alguna frase a los asistentes y oyentes, que pudieran valorarlas, al menos.

A ver si va a resultar que alguien podía estar de acuerdo entre el público con que la tierra es plana y ni siquiera tuvo la ocasión de darles la razón que tanto buscan. 

Ni a enfadar con sus letras alcanzaron. La mecha prendió antes, con las formas. Habrá que leer el libreto para conocer sus argumentos o escucharles, cerquita, en la calle.

La experiencia promete ser apasionante. Siempre es buen momento para abrir los ojos y salir del engaño permanente. Ellos han podido. Seguro que algunos más también lo consiguen.

Por ahora, pinta mal su propósito de divulgación y apostolado. A la salida del Gran Teatro Falla fueron abucheados por varias decenas de personas que les esperaban. Ojalá no pase a mayores el desencuentro porque, por volver al principio, esto sólo es carnaval.

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Afot

José Landi

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