"Es el último territorio de suelo público, no hay más en el casco antiguo. Es el último espacio público de esas dimensiones que queda libre". Son palabras del historiador Salvador Santos acerca del Campo de las Balas y de su posible privatización. Santos ha guiado este viernes la ruta cultural, histórica y reivindicativa que la plataforma en defensa de este espacio ha organizado en la ciudad de Cádiz.
"Queremos llamar la atención sobre la defensa del patrimonio, que no se venda el Campo de las Balas, que no se privatice, e intentar reactivar el tema del recinto amurallado, que el Campo de las Balas sea el punto de partida para concienciar sobre que tenemos un recinto amurallado que no está en muy buenas condiciones", explica Paco Gómez, integrante de la Asociación de Vecinos Cádiz Centro, uno de los colectivos que han impulsado la realización de esta actividad.
Salvador Santos ha liderado una ruta que ha llevado a los asistentes desde la estatua de Carlos Edmundo de Ory, por la Alameda, el Paseo de Carlos III, Santa Bárbara, hasta llegar al Parador Atlántico y finalmente al destino, al objeto de la ruta: el Campo de las Balas.
Durante el camino, Santos ha abordado las leyes patrimoniales, cómo ha ido cambiando el urbanismo de la zona, los monumentos, y curiosidades de la zona, como los viajeros románticos que han pasado por allí.
Tienen importancia también en el abordaje de Santos sobre esta reivindicación "la adaptación de edificios públicos a la vida pública de hoy día, por ejemplo, la universidad, centro de reclutamiento, el ECCO, cómo se adapta el edificio... Cómo esa zona olvidada, poco a poco, se fue convirtiendo en el Parque Genovés, antes el Paseo del Perejil, y cómo el general Solano quiso adaptar eso, cómo Julio Verne, cuando pasa, se admira de esos árboles exóticos..."; todo para mostrar a la ciudadanía la importancia y el valor de una zona como esta.
Las reivindicaciones, por supuesto, no faltan: "Si el Parador es espectacular, pero espectacular para haberlo puesto en la Playa de la Victoria", apunta este historiador.
Uno de los aspectos centrales de la historia que relata Salvador Santos es lo que hay debajo del Campo de las Balas, y que buena parte de la ciudadanía quizás desconoce. "Son los túneles de artillería que se construyen durante la posguerra, por miedo a la Segunda Guerra Mundial, y se hacen unos búnkeres, como refugio antiaéreo. Ahí está la Escuela de Artillería, entonces sería un lugar muy bombardeado, es evidente, además de fácil acceso, porque vendrían por la Bahía. Por eso se construyeron esos búnkeres, y todo eso está ahí debajo", explica el historiador.
Además de "muy posiblemente", según apunta, "restos fenicios y romanos, porque tenemos el Testaccio Haliéutico, el del Olivillo, tenemos el Castillo de Santa Catalina, donde también se encontraron restos. Por aquí también estaba el Templo de Astarté. Es una zona arqueológicamente caliente".
También ha señalado, durante la ruta, la protección de las murallas, catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC). "La ley dice que tú no puedes construir a 50 metros de un BIC, y he aquí un problema. Además, hay una ley de especial protección para los castillos, y tenemos el de Santa Catalina".
El historiador también recalca la protección del paisaje: "Es muy importante que se respeten esos metros, en la medida de lo posible, y el paisaje del castillo. Si finalmente se hiciera un hotel (que espero que no), tendría que respetar todos estos parámetros: el de la protección del paisaje histórico, el propio castillo, y los metros que lo separan de la muralla. Si lo mides con Google Earth...", expresa Santos.
Además de esos parámetros, que dificultan el proyecto del hotel en sí, según lo que explica este historiador, está la reivindicación de mantener el lugar como espacio público. La plataforma ciudadana en defensa del Campo de las Balas, integrada por varios colectivos de la ciudad, ha dado varias propuestas alternativas para el uso de ese suelo: un espacio cultural, con un centro de interpretación de las fortificaciones o un museo marítimo; una ruta cultural, con la creación de un recorrido perimetral que rodee todo el área amurallada del Casco Histórico y tenga principio y final en el Campo de las Balas; una zona verde; un nuevo espacio abierto en el que también se alberguen eventos culturales; y un complejo deportivo.
¿Por qué la ciudadanía se ha levantado ahora contra este proyecto, y no en otras ocasiones? El historiador cree que "la población está sometida a tanto cambio en tan pocos años, a lo poblacional, a lo turístico, la presión de suelo…" que quizá estas reivindicaciones habían pasado a un segundo plano.
Ese ha sido uno de los objetivos de la ruta: poner en valor el patrimonio de la capital gaditana. "Los túneles, al ser de la posguerra, no habría que mantenerlos por ley, pero sí es verdad que, bueno, son vestigios. Todo eso son hándicaps que el hotel va a tener que saltarse. Habrá una excavación, habrá evidentemente unos metros que respetar, habrá condicionantes, si van a meter una piscina, si no... mil cosas", explica Santos
A título personal, como ciudadano, el historiador es claro: "Espero que el Ayuntamiento sepa escuchar un poco al movimiento que ocurre en la calle".
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