Las obras en el puente José León de Carranza de Cádiz tienen carácter histórico. El uso de manido adjetivo está justificado esta vez. Son las mayores en sus 55 años de historia. Tienen lugar ganado en la pequeña historia de la ingeniería provincial, al menos.
Aunque los "trabajos de inspección y mantenimiento" son constantes, casi semanales desde hace décadas, nunca había sido preciso un corte de tráfico completo en casi seis décadas de utilización.
Desde el pasado 17 de marzo, el viaducto inaugurado en octubre 1969, "una obra muy bien hecha para su tiempo" está cerrado. Completamente. Uno de sus tramos, el ya famoso vano número 30, ha sido reconstruido y sustituido. Su estado de deterioro era grave. "Cuestión de seguridad", llegan a decir los expertos congregados.
El equipo técnico que dirige las obras presidía este jueves una visita organizada para los medios de comunicación. Además de todos los detalles técnicos, los responsables de Ingeniería adelantaban un dato esencial: "Los trabajos han superado ya su fase crítica, están ejecutados al 70%".
Eso significa que las tareas más complejas han terminado. Están listas. El tramo más dañado ha sido retirado, reconstruido e instalado. Era la parte más susceptible de sorpresas, dificultades y retrasos si las gigantescas piezas, los delicados procesos o la enorme grúa de 78 metros de altura, capaz de manejar 600 toneladas, registraban cualquier incidencia.
La grúa, por ejemplo, es la única de estas características en todo el país y puede ser requerida en cualquier accidente, en cualquier momento. Y no es fácil de transportar. Las nuevas vigas (de 44 metros y 120 toneladas) han sido fabricadas expresamente en Utrera y transportadas por carretera en unos camiones llamados Dolly.
Esta estructura esencial ya está reinstalada, nueva, en el puente Carranza. Faltan ahora todas las labores de hormigonado, forjado, reforzamiento y cimentación para pasar, después, al asfaltado, la impermeabilización y la instalación de vallas protectoras o señalización.
Los jefes de la obra son "optimistas" para "cumplir las fechas previstas de reapertura al tráfico a mediados de julio". Incluso aseguran que puede adelantarse el regreso del tráfico normal.
Eso sí, como gentes de ciencia, prefieren ser "prudentes" porque unas labores de tal magnitud pueden sufrir un inconveniente de la forma menos esperada. "Siempre puede suceder, pasa hasta en las obras de un cuarto de baño en nuestra casa".
Para tratar de acercar la información a los profanos, los técnicos utilizan constantemente metáforas médicas o paralelismos familiares para cualquiera. Por ejemplo, el tramo (vano) sustituido tiene la longitud de unos 12 coches, uno tras otro.
Para seguir con el tono didáctico, añaden que sólo el hormigón sustituido pesa lo mismo que unos 180 coches. Con todos los cálculos sencillos que aportan, lo esencial es que -aseguran- las obras ya han salido de quirófano, lo más difícil está hecho aunque la gravedad de la dolencia era severa.
"Por seguir con esos términos, esa parte del puente que se ha reconstruido tenía que entrar en la UCI. No valía con las tareas de conservación. Era mejor sustituir. Hacemos diagnósticos constantes para transmitir a la administración qué obras de mantenimiento deben hacerse para priorizar con los presupuestos".
"En este caso, el nivel de erosión era el más alto, el denominado C5M, por la acción del viento y la sal. Es el único vano en el que, con pleamar, las olas impactan directamente en la estructura". Así que hubo que activar la "emergencia", porque ese título oficial tienen las obras en los documentos administrativos.
"Cádiz es un sitio maravilloso para vivir, los gaditanos lo pensamos, y muchas personas que vienen de otros lugares, pero en cuestiones de Ingeniería es un entorno muy agresivo, muy marítimo".
Los materiales han mejorado mucho en 55 años desde la construcción del puente Carranza. El tramo recién sustituido e instalado es mucho más resistente y su vida útil, en el menor de los casos, alcanza "los cien años".
Un vano, en este ejercicio didáctico de la visita, es el tramo de vía visible entre cada grupo de pilares, el trozo de carretera que se ve entre cada grupo de patas.
El puente Carranza está dividido en 30 y el que peor estaba, el que ha sido cambiado, es el más cercano a tierra en el término de la ciudad de Cádiz, el de menor altura sobre el mar y, por tanto, el que más desgaste sufre.
Los responsables de la obra admiten que serán necesarios muchos trabajos de mejora, constantes, que siempre se han realizado con el viaducto abierto al tráfico.
Que se repita un cierre como el actual, sin embargo, resulta "muy poco probable a corto y medio plazo". No contemplan la opción de sustituir otro vano de forma completa. Por lo tanto, no habrá un nuevo cierre total del puente Carranza en los próximos años. Esa es la previsión.