Vera Luque, nueve oros y feliz novato en callejeras: "Este carnaval ha sido peligrosamente bonito"

El célebre chirigotero y parte de su grupo viven una experiencia "preciosa, sin tensión ni complicaciones" que le tienta a la hora de pensar en el regreso al Falla: "Sólo volvería si tengo un tipo fuerte, una idea muy clara"

El autor y chirigotero en la plaza Macías Retes, templo del carnaval callejero.
El autor y chirigotero en la plaza Macías Retes, templo del carnaval callejero. JUAN CARLOS TORO

Aparece con pocas horas de sueño, unas cuatro. Para eso es carnaval. Lleva una chaqueta de chandal mítica, la Admiral de Inglaterra de los años 80, para desvelar que es un gran panenkita. Eso significa ser apasionado de la lírica del fútbol por encima del fanatismo. De la literatura, el coleccionismo, la historia y los detalles por encima del ruido, los colores y el resultado. Durante la entrevista se queda boquiabierto con una foto, blanco y negro, en un bar en la que aparecen Mágico González y Pepe Mejías, de paisano, ante un plato de puchero y un mantel de hule.

Si el atuendo confirma sin intención una de sus pasiones, un breve paseo por La Viña revela otra, de las mayores, el carnaval. Desde la Portería de Capuchinos en la que canta cada noche, en la que creció su padre, hasta La Salle. En poco más de cien metros, tres vecinos le paran, le hablan y le vacilan con cariño, con cercanía. Intercambian preguntas por familiares, ánimo y salud. Es una figura de la fiesta con nueve primeros premios (seis de chirigota y tres de cuartetos), casi quince finales del Falla, en su hoja de servicios copleros. Pero ahora vuelve a ser novato. Debutante.

José Antonio Vera Luque (Cádiz, 1975) celebra un año de descanso de "todo el lío del Concurso". Este año no le apetecía y por primera vez vive la fiesta con una chirigota callejera, con diez de los quince integrantes habituales de su grupo. Se llama Los Yoquejé, una parodia del villano de Batman que Joaquin Phoenix hiciera célebre. Vivió un precedente en 2019, un cuarteto de calle, sin concurso, con dos de sus compinches primeros y juveniles, Piulestán y Chouza.

A pocas horas de cerrar el carnaval 2024 analiza la experiencia que le confirma, otra vez, como un bicho raro, como uno de los pocos autores de carnaval capaces de tener un pie en el teatro y otro en cada esquina. Un ojo en el patio de butacas y otro en las escaleras de Medicina, en la esquina de Alcina Quesada. Está por ver si volverá al circo de Fragela o si reincidirá en la calle tan pujante y libre. Se reserva el derecho de cambiar cuando quiera. Así se convierte en uno de los primeros grandes autores capaces de combinar los dos mundos que, admite, se miran con recelo y reproche.

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El autor de chirigotas, cuartetos y una comparsa, durante la entrevista con lavozdelsur.es  JUAN CARLOS TORO

¿Cómo califica la experiencia de la primera chirigota callejera en este carnaval que se termina?
Nos está gustando peligrosamente. Está siendo peligrosamente bonito.

¿Eso significa que la experiencia es tan satisfactoria que no habrá regreso al concurso del Falla?
No lo sé. Creo que sólo volvería si aparece una idea muy clara, un tipo muy fuerte, una motivación grande y nos tiramos adelante con ella. Pero si se trata de buscar un tipo así porque sí, sólo para ir al Falla, no lo veo tan claro. No lo sé. Ya veré si me da la picá en mayo.

"Si ganas en el Falla, es peor, te metes cada día de carnaval en un autobús a las siete y vuelves a las cinco de la mañana, no escuchas nada, no ves nada"

¿Tan agradable es el cambio? ¿Tan fascinante es la chirigota callejera?
Son muchas cosas, muchas diferencias. La principal es que no te complicas la vida. No estás cinco meses ensayando a diario, preocupado por el tipo, por los detalles, por la organización de todo. Si gustará. Si no gustará. Los gastos. Discusiones, una letra que te echan para atrás. Otra letra que dudas. Cuándo cantar una, cuándo la otra. Y la semana de carnaval es absolutamente distinta cuando has estado en el Falla. Te coge ya medio quemado, llevas cantando meses, semanas metido en eso. No coges la calle como una novedad. Se vive de otra forma si has cantado en el teatro. Si el concurso va regular, por eso. Y si ganas, casi peor porque no dejas de actuar y te lo pierdes todo. Un año que ganas te montas en el autobús cada día a las siete de la tarde y vuelves reventado a las cinco de la mañana, cuando ya todo ha terminado. Por más que quieras cantar en la calle un rato antes de salir, te pierdes mucho. No escuchas nada, no ves nada. Y cada día te están esperando a cada hora en un sitio. Nadie puede fallar si está cansado o medio enfermo o ha trabajado. Es una responsabilidad que nosotros mismos nos echamos, nadie tiene culpa. Sin embargo, en la calle todo es disfrutar. Cuando pruebas cada noche en la calle, una noche cantando cinco, otra sois ocho, que sales si puedes, mañana no, empiezas y acabas a la hora y en el sitio que consideras. Te paras a escuchar a los demás. Al final acabas escuchando a todo el mundo. Es otra historia. En el Falla se invierte mucho esfuerzo, mucha tensión. No sé si demasiado.

De ese balance parece ganar la calle con mucha diferencia. Puede ser otro de los autores que no vuelva al certamen
Creo que soy bastante inquieto, obsesivo. Si me da por algo, si sale una idea, tampoco descarto concursar cualquier año. Igual que nos dio por probar con la comparsa con Los quinquis. Me gusta moverme por impulsos. En la chirigota nuestra lo hacemos así. Por instinto, por ganas. Es verdad que después de 30 años, en el concurso tenemos la sensación de haberlo vivido ya casi todo, de que todo nos ha pasado, lo bueno y lo malo. En la calle, todo es experimental.

¿No ha tenido síndrome de abstinencia, entonces? ¿Nada de nostalgia al ver las sesiones?
Al contrario, ves cosas que te confirman que este año no nos apetecía. El otro día coincidimos con la comparsa del Jona, Los sacrificaos, comprando bocadillos y varios nos dijeron que iban a cantar fuera de Cádiz, que les esperaba el autobús, que volvían a las cuatro de la mañana. Dos o tres de la chirigota, con la mirada, nos dijimos: qué alegría no estar así, no pasar por eso otra vez. Luego hablamos con pena de las noches que nos habíamos visto así. Este año no teníamos ganas de volverlo a vivir pero no quita que nos entren el año que viene. 

Algo bueno tendrán las actuaciones ¿dinero, por ejemplo?
Claro. El carnaval del concurso y las actuaciones tiene sus virtudes, sus ventajas. Una de ellas es el dinero. Ahora, con la callejera, cogemos lo que nos pagan por las chapitas que vendemos a un euro. No cogemos ni para la comida y la bebida, como todos.

"En nuestra chirigota, más que en el dinero, siempre hemos sido de pensar si tanta complicación merecía la pena"

¿Cuánto dinero puede coger una agrupación puntera un año? ¿Cuánto hay de dinero negro? ¿Y de derechos de autor?
Lo de los derechos de autor va según lo encima que estés, lo serio que te lo plantees. Yo soy un poco dejado pero algo se coge, va por trimestres, el primero se vincula al último, y los dos de enmedio, un poco lioso. Hay que estar pendiente y asesorarse. Los intérpretes también perciben algo pero bastante menos. Respecto a las actuaciones, un buen año, de primer premio, una vez descontados los gastos, en mi chirigota un componente ha podido ganar 5.000, quizás 6.000 euros. No da para vivir, obviamente. Es un buen extra, una ayuda. Todos sabemos de grupos que han facturado en un año 600.000 euros.

¿Más de medio millón de euros en un año?
Se han dado casos, sí. Ese es otro de los líos que te quitas si no vas al Falla: asesores, liquidaciones, plazos para tributar, inspecciones, recursos. Porque Hacienda se puso muy seria, entró de cabeza, en los años 2016, 2017. Recuerdo que nosotros declaramos un año, no sé, 30 actuaciones y al repasar la documentación nos dijo un funcionario "falta la de Oviedo" o "falta la de Córdoba". Le preguntamos si estaba seguro. Nos respondió que sí, que él mismo, el funcionario, estaba viendo la actuación esa noche entre el público y no aparecía reflejada. Ya no se escapa un contrato de un autobús ni una actuación en un congreso profesional. Y muy bien que está. Como debe ser. Hace varios años que esta muy regulado.

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El chirigotero conversa con un vecino en Portería de Capuchinos, donde suele actuar con su callejera.  JUAN CARLOS TORO

¿Es cierta la leyenda de comparsistas saliendo por las ventanas de los camerinos porque llegaba una inspección de Hacienda?
En los primeros años, cuando empezaron las inspecciones, hubo algún numerito. Sí, los he visto cerca. Ese tan sonado fue en la Punta de San Felipe. Gente corriendo a medio vestir. Chirigotas que salían a cantar con seis porque los demás se habían ido por piernas... Ya está todo muy normalizado. No te pasan ni una y es normal. Había dinero circulando y había que regularlo. No hablo sólo de las agrupaciones, los autores y los componentes, también de transporte, de las empresas y las salas que organizaban las actuaciones.

¿Algún componente de su chirigota le ha dicho que no ir al Falla, no actuar en bolos, era una faena económica para su vida personal?
Alguno me ha dicho algo parecido. Que vaya putada no salir tal o cual año, que le venía bien el extra. Pero son muy pocos casos en nuestra chirigota. Siempre ha estado formada por gente con trabajo estable, casi todos. Yo soy funcionario, el otro lleva muchos años en tal o cual empresa. Ha sido poca la gente que ha echado de menos ese dinero extra en su casa. Al contrario, siempre hemos sido más de pensar si tanta complicación merecía la pena. El año de los Jesusito de mi vida ya hubo cuatro o cinco que dejaron de salir para quitarse de la tensión, para descansar, para probar la calle, para dejarse de la preocupación añadida que supone el Falla. Desde aquel año, los demás nos quedamos dándole vueltas también.

"Los egos y la vanidad son tan grandes en el concurso como en la calle. La proporción entre grupos buenos y malos, creo, también"

¿Tan relajante y emocionante es la calle? Algún inconveniente tendrá
A lo mejor es que somos nuevos, somos muy noveleros en la chirigota. Nos encanta probar, cambiar. Ahora mismo, me cuesta ver inconvenientes a cantar en la calle. Quizás podría decir que una pequeña pega puede ser un exceso de relajación, de tranquilidad y diversión. Hemos ensayado seis o siete días, tenemos que cantar con un papelito con las letras, con la pantalla del móvil encendida. Para otro año, a ver si ensayamos un mes, no más, y vamos a la calle con más seguridad, con el repertorio mejor metido.

Al final no da igual hacerlo de cualquier manera, también hay vanidad y ego en el carnaval de la calle
Tanto como en el concurso. Los egos, la vanidad, pueden ser del mismo tamaño pero la gran diferencia es que no te expones al público, a los medios, de la misma forma. No existe esa atadura a la opinión de los demás. El que quiere escucha y el que no se da la vuelta. Tú, además de cantar, escuchas a las demás callejeras, las disfrutas, a un romancero.

¿Como enorme aficionado y gran autor ha percibido el gran pique, el reproche constante entre miembros de las agrupaciones del Falla y miembros de romanceros e ilegales?
Es verdad que en el mundo de las callejeras se tira mucho por tierra al concurso pero no hay que olvidar que la tradición más antigua viene de ahí. Los autores que todos hemos admirado desde que nacimos estaban en el concurso. Las coplas que cantamos en las bodas, en la playa con los amigos, son de Paco Alba, de Martín, del Noly o Los yesterday. Eso hay que admitirlo. Es así y quizás siga siendo así. Esa memoria nos la ha dejado el Falla.

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José Antonio Vera Luque analiza su primer carnaval de "descanso" refugiado en el carnaval ilegal.  JUAN CARLOS TORO

Ya que está entre los dos mundos, haga de abogado del diablo. Según los 'concurseros', los callejeros son unos estirados que ondean una presunta superioridad intelectual, que ni sienten ni se esfuerzan. Los woody allen del carnaval. Para los callejeros, los del Falla son unos peseteros que convierten la tradición en competición, unos juntaletras fanáticos y demagogos que manosean lo que debe ser sencillez  
Tengo muchos amigos en las dos partes. Fiebres del concurso y enamorados de las callejeras. Sí, hay mucho de eso, sé cómo piensan las dos partes. Creo que el error es comparar, juntar. Son dos mundos distintos aunque parezca raro, aunque sea el mismo carnaval. Sólo cómo se interactúa con el público en la calle ya lo cambia todo. Un detalle, como ejemplo. En la calle, que no te sepas la letra hace gracia. Igual hay uno de la chirigota que en vez de cantar se distrae charlando con un espectador. Eso, en vez de ser un problema, lo agradece la gente. Ese mismo gesto, no saberse la letra, distraerse, irse, en el escenario del Falla sería motivo de vergüenza y crítica. En la calle hay mucho talento, mucho. También muchos grupos malos. Creo que en la misma proporción que en el Falla. Pero el cambio de códigos lo modifica todo ¿cómo se llama el experimento ese tan famoso? sí, el del gato [se refiere al de Schrödinger pero no recuerda el nombre]. Pues pasa lo mismo. El hecho de cambiar quién observa, si hay observador o no, cambia todo el resultado, el comportamiento. Todo cambia si son muchos o pocos, si hay televisión, prensa, crítica, familia, si han pagado entrada o no. En la calle parece que no te escucha nadie y al cabo del día pueden ser varios miles pero es como si no te juzgaran o tú cantas sin pensar que te juzgan. Incluso crees que no te graban aunque ahora está todo en Youtube a los dos minutos.

¿Ha notado algún resquemor en otras callejeras por este debú? ¿Alguna mala mirada por ser el autor famoso y premiado que ahora prueba en las esquinas?
En absoluto. Nos han acogido de maravilla. Cuando le decía a David Medina, el de Showmancero, que me preocupaba eso, él me decía que tranquilo, que yo ya conocía los códigos secretos. Y es verdad que alguno ya conocía. Hay que respetar las normas no escritas, hay que saber escuchar y esperar, no pisar a los que están cantando, jamás, no ocupar los lugares, los santuarios, donde actúan otros hace años. Llegar de sobrados sería una estupidez, evidentemente.

"Quizás hay una generación perdida para el Falla, todo ese talento joven que se queda en la calle, pero si saliera de su entorno el mismo público reaccionaría de forma diferente"

¿Echa de menos esa frescura, ese talento en el concurso del Falla?
Es que ahí está la cosa. En que son mundos diferentes. Cuando descubrimos con la boca abierta aquello de Los guatifó, Los fantasmas, aquellas maravillas del Gómez, los primeros callejeros, Paco Leal y todas esas cosas históricas del carnaval recuerdo que decíamos ojalá fueran al Falla. Y hubo una prueba, bueno, algunas, pero sobre todo recordamos Los astronautas españoles que no entró en la final, por poco. Ahora podemos pensar que hay una generación perdida para el Falla, que todo ese enorme talento joven de tantas mujeres, de Airón y Paquito Gómez, el perchero, la anganguísimaShowmancero, de los romanceros, no llega al Falla pero es que son cosas distintas. Si saliera de su entorno, de la calle, ya sería diferente, cambian tantos códigos que lo vemos diferente. El mismo público que se queda asombrado en la calle reaccionaría de otra forma. Esas sensaciones callejeras, el colegueo, la informalidad y la falta de exigencia, de estar en familia, que seguramente sean falsas, se rompen. En el teatro se enciende el foco y catapúm: todo cambia. Todos cambiamos de actitud, los que actuamos, los que escuchamos. Todos.

¿Internet y la televisión tienen la culpa, como siempre?
Pero es que no hay marcha atrás. El mundo ha cambiado y el carnaval es una pequeñísima parte del mundo ¿cómo se iba a librar? También ha cambiado el fútbol, la literatura, hablamos por whatsapp, todo. Nosotros, en la chirigota, tuvimos hasta un community manager, un gran amigo, que nos ayudaba. Y nos hablaba, con toda su buena fe, de seguidores, visibilidad en redes, penetración en el público, de cosas muy raras. Le dijimos que parara, que eso no podía ser carnaval. Y paramos. Lo dejamos pero todo eso sigue su camino. Que tú te pares no quiere decir que vaya a cambiar nada. Ahora mismo, hasta las ilegales dicen dónde van a cantar por redes. Todos los repertorios de las callejeras están colgados, íntegros, en internet el lunes de coros. Todo ha cambiado. La cantidad de contenidos que hay es impresionante, era impensable hace unos años, en carnaval como en cualquier otra cosa ¿Qué hacemos? ¿Tiene solución? Para volver a la situación de antes, a sorprendernos más, tendrían que desaparecer la televisión, internet, con todo lo bueno que han traido también. Tendríamos que volver a escuchar el Falla en casa por la radio, solos, imaginando como van vestidos. Pero es imposible porque vemos actuar a cada grupo en directo desde el primer día.

"En los últimos años, la calle va por delante en algunas cosas. Por ejemplo, en escaparse de la corrección política"

¿Igual es que todo ha llegado muy lejos, todo ha crecido demasiado? ¿El carnaval también?
Puede que sí. No sé. Echas la vista atrás y ves que has actuado en el Liceo de Barcelona, que has grabado con Sabina, que te han aplaudido en muchos sitios. Lo que han hecho Martínez Ares, Selu, Yuyu, El Sheriff, la chirigota del Love y muchos más, el grado de conocimiento que han conseguido. Ves que te pueden parar en Madrid, en Sevilla o en Bilbao para pedirte una foto y piensas que esto se ha ido de las manos, que todo ha llegado demasiado lejos pero luego entiendes que ahora todo es así, en el carnaval y fuera del carnaval, en todo lo demás.

¿Sacar una chirigota callejera puede ser el santo remedio a todo ese barullo?
No lo sé. Desde luego, tengo muy claro que lo hace todo menos complicado y que te da otras cosas. De alguna forma, el carnaval de la calle se ha puesto por delante en los últimos años. Por ejemplo, en escaparse de la corrección política en las letras, de tanta presión en las letras, del juicio de los medios. Eso de soltar un cuplé tan fuerte que despierte un "oh" impactado del público antes que la risa pasaba en la calle antes que en el concurso. Y este año con el cuarteto del Gago, por ejemplo, ha pasado. O las cupletinas, que las saqué de la calle. Quise llevar al Falla los cuplés más cortos y más directos de las ilegales. No sé si las callejeras son un remedio porque son dos mundos distintos, van aparte, pero en los últimos años parece que van un poco por delante del concurso en algunos aspectos.

Sobre el autor:

Afot

José Landi

Nacido en Cádiz, en 1968. Inicia su trayectoria en 1990. Columnista, editorialista, redactor, corresponsal o jefe de área en 'Guía Repsol', 'El Periódico de la Bahía de Cádiz', 'Cádiz Información', 'Marca', 'El Mundo' y 'La Voz de Cádiz'. Ha colaborado en magacines o tertulias de Canal Sur radio y tv, SER, Onda Cero y COPE. Premio Paco Navarro Asociación de la Prensa de Cádiz en 1997 y 2012 (a título colectivo). Premio Andalucía 2008 a la mejor labor en internet (colectivo). Ganador del I Premio de Relatos Café de Levante. Autor de la obra de autoficción 'Ya vendrán tiempos peores' (2016). Puso en marcha el proyecto de periodismo gastronómico 'Gurmé Cádiz' y mantuvo durante diez años blogs como 'El Obélix de San Félix' y 'L'Obeli'. Forma parte del equipo que realiza el podcast de divagación cinematográfica 'A mitad de sala'.

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