140 años del asesinato de 'los 7 de Jerez': "La Mano Negra fue una ocurrencia del Gobierno civil"

Ignacio Soriano presenta una obra sobre las sociedades de mujeres obreras anarquistas en el aniversario de la efeméride, organizada por la CNT en la antigua Audiencia de Jerez, hoy colegio Miguel de Cervantes

Los asistentes con una camiseta sobre 'Las 6 de La Suiza' tras el acto sobre La Mano Negra en el CEIP Miguel de Cervantes.

Tal día como hoy, 18 de junio de 1883, tuvo lugar en la Audiencia de Jerez uno de los juicios más sonados del siglo XIX, que aún se cita en las páginas de los libros escolares. En el banquillo, 17 personas. Siete de ellos, miembros de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), acabarán siendo finalmente condenados a garrote vil y ejecutados el 14 de junio de 1884 en la plaza del Mercado: los hermanos Pedro y Francisco Corbacho, José Fernández, Juan Ruiz, Bartolomé Gago, Manuel Gago y Gregorio Sánchez.

Según la acusación todos ellos pertenecían a La Mano Negra, una supuesta sociedad secreta libertaria que sembraba el terror en la campiña jerezana y a la que se culpó de la muerte del Bartolomé Gago Campos, quien recibió dos tiros de escopeta el 5 de diciembre del año anterior. La víctima era supuestamente compañero de la sociedad y primo de dos de los acusados, siendo asesinado por traicionar la causa de los jornaleros.  

Sin embargo, el crimen de la Parrilla, tal y como se denominó en un primer momento al proceso por el que se buscaba a los culpables del asesinado, conocido como el ‘blanco de Benaocaz’, no se sostenía en tiempo ni forma. Ni la carta en la que se atestiguaba que el asesinado estaba vivo y vivía en Barcelona, ni que sus restos no se correspondían con él, como se ha demostrado en investigaciones posteriores, ha impedido que este bulo de Estado siga presente en la opinión pública.

Ignacio Soriano, a la derecha, presentando su libro 'Obreras anarquistas y sociedad civil. En torno a La Mano Negra (1881-1886)' en el 140 aniversario organizado este fin de semana en Jerez. JUAN CARLOS TORO

“Es el suma y sigue del sistema, que es una apisonadora que te aplasta lentamente. Puedes hacer una serie de investigaciones y mostrar que no es así, pero se sigue enseñando lo que ya se ha demostrado que no es así. La Mano Negra fue una ocurrencia del poder civil y del gobierno, que apoyó a los latifundistas y encontró a alguien para poder llevarla a cabo”, lamenta Ignacio Soriano en conversación con lavozdelsur.es.

Este archivero y bibliotecario castellano jubilado y doctor en Historia, que ha trabajado en el archivo de Salamanca y en la Universidad de Burgos, ha publicado Obreras anarquistas y sociedad civil. En torno a La Mano Negra (1881-1886), una obra donde va más allá de los sucesos y se adentra en el asociacionismo femenino libertario la “cualidad humana” de quienes las integraban, la instrucción educativa y el surgimiento de la sociedad civil.

“La Mano Negra afectó a las asociaciones obreras y de mujeres, personas que lucharon muchísimo por la sociedad civil y la libertad. Lejos de los que se le acusó, estas sociedades pregonaban la honradez y estaban legalmente constituidas”, explica el autor, que explora ámbitos algo desconocidos de estas asociaciones en Andalucía y la comarca, como el amor libre o las escuelas libertarias laicas.

Acusados de los procesos de La Mano Negra en la cárcel de Jerez.

“A partir de la creación de los registros civiles en 1870, la gente ya podía inscribir un hijo o hija sin pasar por la Iglesia, del mismo modo que se puede casar. Las uniones libres permitían otro tipo de pareja, y a veces la asamblea de una asociación ponía el nombre al hijo o hija, que podía ser Libertad, Progreso o Armonía, entre otros”, añade Soriano.

Este doctor en Historia jubilado quiere dar luz a la documentación olvidada, como la prensa anarquista del momento y artículos escritos por mujeres, entre los que se conoce fundamentalmente Isabel Luna, una jornalera oriunda de Benaocaz y detenida a raíz de los sucesos de La Mano Negra. “Estuvo presa en Jerez y la llevaron por varias cárceles. Escribió un folleto que se llamaba La agricultora prisionera y que no podemos olvidar; tenemos que visibilizar la historia de las mujeres anarquistas”, explica el autor, a quienes hace artífices de la emancipación femenina.

Los sucesos de la Mano Negra fueron juzgados en la Audiencia de Jerez, hoy colegio Miguel de Cervantes.

De hecho, fue en las sociedades obreras donde por vez primera se admitió a mujeres en igualdad con los hombres, en la línea de lo expuesto en la Primera Internacional. Este avance permitió que en Andalucía se constituyeran más de veinte sociedades obreras de mujeres agricultoras, que Ignacio Soriano ha documentado en la propia ciudad de Jerez y localidades como Ronda, Grazalema, Alcalá del Valle, Arahal o El Coronil. Todo ello eso sin contar las sociedades de tejedoras de Sevilla y Málaga, y las que se constituirán más tarde, como las cigarreras de Cádiz, entre otras.

“La Mano Negra les hizo mucho daño. Eran sociedades efímeras porque además de trabajar en el campo o en trabajos precarios, tenían que alimentar a su familia, ejercer de ama de casa, criar a sus hijos… no tenían tiempo”, apunta.

CNT Jerez entregó un recuerdo del acto del 140 aniversario de La Mano Negra a los participantes.    JUAN CARLOS TORO

Un cante de trilla en recuerdo de unas víctimas aún sin dignificar

El objeto de aquel encausamiento no era otro que una conspiración judicial en connivencia con la oligarquía local latifundista, los gobernantes y los medios de comunicación para desactivar el preocupante arraigo del movimiento libertario en Andalucía. Así lo piensan historiadores como José Luis Gutiérrez Molina, quien escribió La construcción de un mito: La Mano Negra, editado por la propia CNT de Jerez hace once años.

Para el investigador gaditano, La Mano Negra fue un "montaje" contra el que no ha habido "nada igual en España" en lo que se refiere a represión e impacto mediático. Con la invención de estos sucesos no solo se acabó con la vida de siete inocentes trabajadores, sino que se intentó dar "ejemplaridad" de que asociarse para defender unos derechos sindicales, sociales y políticos era peligroso. 

David Lagos, interpretando una trilla en memoria de los asesinados por La Mano Negra.

A pesar de que haya pasado casi siglo y medio de su ejecución y haberse demostrado la falsedad de las acusaciones y existencia de una sociedad hasta para la que la acusación inventó unos falsos estatutos, las víctimas no han sido dignificadas. La CNT, que organiza periódicamente actos en su memoria, ha recordado este pasado fin de semana el proceso, poniendo de manifiesto otro polémico episodio en la historia local a través de una exposición en su sede local, la insurrección campesina de Jerez de 1892, momento en el que los jornaleros asaltaron la ciudad en respuesta a sus míseras condiciones laborales y el hambre. Los actos, que se sucedieron el pasado sábado, incluyeron la presentación del libro de Ignacio Soriano, acompañado del editor Jordi Maíz, y un homenaje musical a cargo del cantaor jerezano David Lagos

Los asistentes han recordado con una camiseta a Las 6 de La Suiza de Gijón, seis sindicalistas de la CNT que se enfrentan a tres años de prisión y 150.000 euros de multa. Los trabajadores, cinco mujeres y un hombre, están acusados de "delito de obstrucción a la Justicia" y "coacciones" tras protestar en la pastelería homónima sobre una situación de acoso laboral y sexual a una compañera. La sentencia, "disparatada" para CNT y que no se ajusta a la realidad, está hecha por el mismo juez que condenó a Cándido y Morala, sindicalistas en los que se inspiró Fernando León de Aranoa para la película Los lunes al sol. "Es una farsa. 140 años después estamos igual, es paradójico que estemos recordando los sucesos de La Mano Negra y en Asturias esté pasando esto", sostienen desde la federación local del sindicato. 

"Los siete... el sudor en la frente, las capuchas y el verdugo (...) lagrimitas de sangre, esa sangre que riega la plaza del Mercado", canta como punto final el cantaor David Lagos en una trilla, palo flamenco campesino que es parte de su obra Los cantes del silencio, cuarto álbum en solitario, con guion del historiador y antropólogo Miguel González presentado en la Bienal de Sevilla de 2022. Una obra sobre la que confiesa tener "compromiso" en fondo y forma. Un compromiso, en cambio, olvidado por las instituciones en lo que respecta a los 7 de Jerez, mártires del asociacionismo obrero sin placas, medallas ni estatuas. ¿Hasta cuándo?