Dejar de ver a María José Bonilla Ramos vestida de cartera por el centro histórico de Jerez va a ser complicado. Así lo piensan vecinos como los del barrio de San Miguel, donde lavozdelsur.es queda con esta trabajadora del servicio postal, jubilada hace tan solo unas semanas y que se ha vestido por última vez de cartera para un reportaje con este medio.
"¿Pero tú no te habías jubilado?", le increpa uno de ellos, acompañado de otra vecina que por su comentario parece que la echará de menos: "¿Ella? La número 1, la mejor cartera que hemos tenido en el barrio", espeta. La 'Boni', tal y como conocen a María José, cuelga el uniforme postal tras 40 años de servicio con decenas de anécdotas y centenares de apellidos en su memoria. "Me alegro de verte, Maribel". No se olvida de ningún nombre.
Su madre se lo decía cuando era pequeña y al final, como si fuera una especie de profecía, se cumplió: "Porque no hay mujeres carteras, si no tú serías cartera". La primera premisa falló, pero el razonamiento era lógico: a la 'Boni' le encantaba la calle y siguió el ejemplo de su padre, que entró en el oficio en los años 50. "Él se quedó sin padre; su hemano mayor, mi tío, tomó el relevo e ingresó en las oficinas de Correos. Él entró a repartir cuando Torresoto se llamaba Reventón de Quintos —finca que daba nombre a este popular barrio de Jerez—".
Tras comprar una vivienda en Federico Mayo —El Chicle—, su padre se hizo el cartero del barrio hasta su fallecimiento, tan solo dos años antes de jubilarse por un cáncer fulminante. "Repartía con el el coche y se pasó por la plaza Monti. El otorrino le miró la garganta y fue demasiado tarde. Murió tras tres meses de enfermedad el 8 de agosto de 1988, dos días antes yo había cumplido los 26", recuerda con tristeza. En aquel momento, María José llevaba ya cinco años de servicio, siendo una de las primeras mujeres que ejerció el oficio de cartera en la ciudad.
"Quiero que lo recalques, por favor. Yo no he sido la primera", dice tajantemente a este medio durante la entrevista. No fue la primera, pero sí es parte de esa primera generación de mujeres que se vistieron de azul y amarillo para patearse las callejuelas, plazas y avenidas de la ciudad con objeto de que las notificaciones lleguen a tiempo. De su generación, recuerda, las pioneras oscilan entre 1981 y 1983, año en el que ella entró, destacando trabajadoras como María Luisa Ruiz Sánchez y María Dolores Martín Fernández, además de otras compañeras como Inmaculada, Mari Carmen y María José, de quienes reconoce, humildemente, "podrían haber sido también protagonistas de este reportaje". Pero, ¿por qué no había carteras antes?
"Ay, pues no sé. Fue un boom, igual que otros oficios, conductoras de autobuses... profesiones que de por sí se decían de hombres y que las mujeres conseguimos tener cuando alcanzamos otros sectores. Si tengo una hija, ¿por qué no iba a ser cartera?", se dice. No obstante, el camino no fue fácil en un primer momento. Pese al apoyo de su familia y amistades, que "jamás" le dijeron nada, algún que otro vecino del Jerez de la época no opinaba lo mismo. "Yo estaba sustituyendo al cartero de Torresoto, tendría unos 20 años; llevaba todo en la cartera, que era de cuero y pesaba mucho, porque me daba vergüenza molestar a los compañeros para depositar y recoger las sacas. Uno de esos días, iba a dejar la cartera en un bar y me dijeron: dáselo tú con el c... que le has quitado el trabajo a un padre de familia", recuerda sobre una situación que reconoce es "inimaginable" hoy día.
"Claro que se siguen diciendo burradas, pero hay respuestas de todos los demás. En ese momento, no contesté, me sentí mal pero más avergonzada que cabreada... no sentí que me estuvieran rechazando. Luego, al tiempo, piensas y dices: ¡Lo que me dijo! Sin embargo con los compañeros nunca tuve problemas, puede que no estuvieran acostumbrados a tratar con mujeres —recuerda el vocabulario— y decían eso de 'cuidado que están las niñas aquí', pero poco más", comenta. De hecho, a la 'Boni' el oficio de cartera le hizo ser menos avergonzada y cortada a lo largo de su juventud: "Siempre lo he dicho: el carro y el uniforme me abrió a mi camino; yo no era cualquiera, era la cartera".
La prueba de ello es que María José sigue hablando de Correos en primera persona del plural. No es de extrañar. La Boni ha vivido en su seno la transformación de un Correos en que las cartas tenían un máximo de dos kilos hasta la paquetería actual, con la que pretende competir con el resto de empresas de mensajería. Las diferencias son notables también para aquellos que accedieron al servicio postal el siglo pasado, con las que lo hacen en la actualidad. El paradigma es su propio hijo, que aprobó las oposiciones y es personal laboral fijo de Correos, pero no funcionario del Estado.
"Hubo muchos cambios a partir del dictamen de la UE que dice que los servicios postales no podían ser totalmente públicos. No sabemos qué sucederá en 2025 —año en el que, por el momento, acabará el servicio postal universal de Correos—, pero creo que dentro de lo que cabe como empresa lo está haciendo bien. La carta tiende a desaparecer y hay que adaptarse a los nuevos tiempos", explica la extrabajadora, que en su momento también fue delegada sindical de CCOO. El hándicap de Correos es claro: la ventaja de que llegue hasta el último pueblo y rincón de España. "He estado en un pueblo de Teruel que tenía tan solo 12 habitantes y me encontré con el cartero. Correos está en todos lados", dice.
El Chicle, Torresoto, San Miguel y el centro histórico: 40 años de cambios
Poco tiene que ver la ciudad de Jerez de los años 80 con la de 2023. Tras décadas llamando al timbre de casas de todo tipo y origen socioeconómico, María José no puede olvidar algunos de los rifirrafes, graciosos y anecdóticos, de su tiempo de servicio.
"Recuerdo cuando llevé un reembolso a una casa palaciega de Jerez, todavía en pesetas. Tenía que devolver un dinero y querían que lo recibira la sirvienta. Yo dije que no, que tenía que bajar la señora, pero no quería. Cuando bajó y firmó por fin, me puso el dinero con mucho genio y yo hice lo mismo. Al día siguiente repartí otra carta allí y me dijo la sirvienta que la señora le dijo que tenía pasar por la puerta del servicio y no por la principal. Le dije: pues para mí ningún problema eh, yo soy un servicio, nunca me he creído otra cosa y sé donde estoy", recuerda con tono de broma y guasa.
Sin embargo, el final es de todo menos esperado. "Fíjate, pasó aquello y con el tiempo, me la encontré por la calle, la saludé y desde entonces me para y le encanta hablar conmigo. Problemas siempre te vas a encontrar, pero hay que saber cómo resolverlos", dice con seguridad.
Otro episodio diferente fue el que tuvo en un área del Ayuntamiento de Jerez, que prefiere no concretar. "El que lo dirigía me hizo entrar porque quería hablar conmigo. Yo tenía muchas cartas y le dije que no tenía por qué entrar. El hombre no salía y me hizo pasar, cuando llegué me encuentro a este señor, engominado y repampinflado con los zapatos encima de la mesa hablando por teléfono con un particular y diciéndome con la palma de la mano que le esperara. ¿Que me esperara? Yo no me esperé, me fui y le dije dos cosas. Cuando llegué a Correos mi jefe me dijo que me habían denunciado por ordinaria", recuerda entre risas. "Bueno, si ordinaria es ponerte en tu sitio cuando tú estás muriéndote de calor, con trabajo pendiente y te hacen esperar así y con el aire acondicionado en un despacho, seré ordinaria", replica.
Paseando por la calle San Antón y camino de la calle Zarza, María José hace memoria sobre la situación de la ciudad. "El centro ha tenido una época en la que estaba muy dejado, hay menos gente, pero también hay jóvenes que están volviendo, que rehabilitan casas y apuestan por vivir aquí. Pese a las casas abandonadas, el barrio de San Miguel sí es un barrio poblado", dice mientras saluda a otro vecino, que le pregunta por sus vacaciones. "¿Ha terminado ya tu descanso?" "¿Descanso? Qué va, este ya es eterno. Ya no vuelvo".
La 'Boni', llamada así por su padre, pero también por sus compañeros cuando empezó a trabajar, estudió antes un segundo grado de administrativo y de jardín de infancia, con el que montó una guardería en El Chicle, que ya no considera su único barrio. "Yo vivo en la Avenida de Arcos y me crié en El Chicle, pero este también es mi barrio. Nunca he dejado algunas de las zonas del centro de Jerez, es un barrio muy bueno, soy dicharachera y aquí hay gente genial", comenta con alegría y una visible nostalgia ante el próximo año.
"No me he dado cuenta aún de que me jubilado; como es verano y siempre me cojo los días de vacaciones ahora, no soy consciente de ello. Sé que lo voy a echar mucho de menos, pero el tiempo libre es un lujo", dice. Ahora le toca pensar sobre sus próximas metas. Eso sí, sin agobiarse: ejercicio físico, gimnasio, baile, salir, pasear con su marido e incluso apuntarse a la Universidad de Mayores. "En verdad eso mejor para el año que viene. No quiero grandes pretensiones que luego me frustren... no, no, yo me siento bien, me siento joven", espeta con ese plus de alegría y entusiasmo que le caracteriza. Disfruta de tu jubilación, 'Boni'.
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