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Cada barrio está construido por nombres de personas que no aparecerán en los libros ni en las placas de las calles, pero que forman parte de la historia del lugar. Vecinos y vecinas que llevan décadas en el mismo portal, que conocen a las familias de antaño, que con su sola presencia tejen el hilo invisible que une el presente con el pasado en ese abrazo maravilloso con la memoria.
Cuando mueren, el vacío no solo es en su hogar, en su familia, también entre todos los que conocieron a estos vecinos que dejan una huella inmensa cuando les llega la hora del adiós a este mundo. Ciudadanas ilustres del anonimato que escribieron páginas de bondad como Antonia, vecina de Torresoto que ha fallecido en Jerez.
Su sobrino, Manuel Moreno Román, relaciones públicas de la ACF Fernando Terremoto y vicepresidente y responsable de Relaciones Públicas de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Cádiz, ha compartido la mala noticia. “Deseo expresar el dolor de mi familia por la partida al reino de los cielos de mi tía Antonia, quien compartió con nuestra madre las tareas de hacer que mis ocho hermosísimas y yo tuviésemos la satisfacción de sentirla y quererla como a una segunda madre. Te queremos infinito", ha indicado el activo promotor de la asociación cultural
La muerte de Antonia, una de esas vecinas que con su marcha dejan en el aire un luto compartido en el barrio entre quienes las conocieron, ha dejado un hondo pesar en el referido barrio jerezano. En una sociedad que cada vez camina más rápido, donde hasta los buenos días se han perdido, el fallecimiento de la gente que escribió las pequeñas historias y anécdotas del corazón de cada barrio es una pérdida irreparable.
Quienes conocieron a Antonia destacan su calidad humana, su cercanía en el trato y lo buena vecina que era.
