Fue en octubre cuando se dio primer paso para solventar esta peliaguda cuestión que levantó una fuerte polémica en el mundo cofrade - #yotambiensoymanolin- al sancionar con una inhabilitación al ex hermano mayor de La Yedra, Manuel Hurtado, cofrade de reconocido recorrido en su hermandad y en el mundo cofrade y rociero, además de haber demostrado siempre un firme compromiso con la Iglesia.
Recodar que la entrada del Señor de la Sentencia en la Ermita de San Telmo con motivo del Vía Crucis del 75 aniversario de la imagen y el estreno del nuevo guion de la hermandad sin haber pasado previamente por la delegación de Arte Sacro, fueron los motivos que provocaron estas sanciones.
Ese encuentro, al que alude el obispado, fue “una sincera y fructífera reunión”. Estuvieron el afectado, su teniente de Hermano Mayor, el vicario General y el obispo: “El objeto de la reunión fue tratar desde el diálogo personal la sanción del pasado mes de junio”.
Como consecuencia, desde Bertemati se argumenta que “se constató la importancia de que la reunión se hubiera tenido antes”, algo que podría haber “evitado la sanción, la aclaración episcopal posterior, las interpretaciones y reacciones sucesivas, que tanto desgaste han generado a todas las partes”, reconoce el comunicado.
Se “esclarecieron” las posturas, decisiones y las “interpretaciones que se dieron de los mismos” que, tras clarificarlas, “permitió advertir algunas actuaciones ciertamente incorrectas por parte de la junta de gobierno sancionada”.
“También se dan en otras hermandades”
La Vicaría General lamenta que “desgraciadamente, esas actuaciones también se dan en otras hermandades y su penalización no siempre está suficientemente señalada en la actual Normativa diocesana de Hermandades y Cofradías”. Esto implica, “la necesidad de una puesta al día de esta normativa y se comprobó el sentir eclesial de los que fueron sancionados”.
En consecuencia, concluye la nota informativa, “de acuerdo con el anterior vicario General y la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, se comunica la anulación de la inhabilitación del hermano mayor y la equiparación de la sanción a todos los miembros de la anterior junta” situando “la amonestación como la corrección fraterna para que se actúe con mayor vigilancia en el futuro, evitando decisiones que se alejen de la comunión eclesial custodiada por la normativa”.