Enormes puntales resistieron al paso del tiempo evitando el derrumbe de una fachada de una enorme finca ruinosa en la calle Barranco, a la espalda de la Comisaría. Desde los tiempos del fin de Rompechapines, de aquel Jerez de los 90 un tanto lúgubre y decadente, se saltó a un Jerez de los 2000 que quiso comer más de lo que pudo tragar. Los planes de regeneración urbanística se solapaban sin concreciones.
Del boquete-solar con jaramagos de la fallida Ciudad del Flamenco se pasó a una Plaza Belén reconquistada como espacio público, y poco a poco, todo el intramuros va recuperando su mejor cara, tras años de degradación, de ser considerada una zona cero de un centro histórico destruido.
Hoy en día, las obras de reurbanización de las calles Barranco y Doctor Lillo ya están culminadas, solo a la espera de que abra sus puertas algún día el Museo del Flamenco de Andalucía. Un equipamiento cultural que ha sufrido este año un varapalo y que espera reiniciar sus obras, tras la espantada de la adjudicataria de los trabajos, a lo largo del próximo año, según anunció la Junta de Andalucía.
Incluidas dentro de las inversiones destinadas a Jerez por parte de la Diputación Provincial de Cádiz, con un presupuesto de 500.000 euros, han tenido como objeto recuperar una de las vías principales de entrada al Centro Histórico, y al mismo tiempo, dar continuidad a las actuaciones acometidas en el entorno de la Plaza del Arroyo, hecho que facilitará, como se ha dicho, unos accesos adecuados al Museo del Flamenco y también al Centro Cultural Lola Flores.
El proyecto ha tenido como objetivo dotar de una nueva configuracióna estos viales que se encontraban muy degradados y que constituyen una de las principales vías de acceso a la zona de Intramuros y a todo su conjunto monumental, así como a espacios tan emblemáticos con la Plaza Belén o los barrios de San Lucas y San Mateo.
Parte de estas obras, como se dice, se han desarrollado ante la fachada principal del Museo del Flamenco, por lo que no sólo han servido para rehabilitar todo el tramo viario, que se encontraba en condiciones precarias, sino también para facilitar la accesibilidad y la recepción de visitantes al nuevo conjunto museístico.
Rompechapines se convierte en una terraza y en zona de recepción de visitantes al futuro museo
Uun diseño de plataforma única que facilite el flujo de tráfico rodado, con un entorno más amable para visitar y pasear, forma parte de una actuación que se dividió en tres zonas: la reurbanización completa de viales, y la dotación de nuevas infraestructuras y servicios básicos, incluyendo alumbrado público, telefonía y telecomunicaciones, y redes de abastecimiento y saneamiento.
La intervención ha abarcado un espacio irregular que ocupa una extensión superficial total de 1.546 metros cuadrados, de los que 1.036 corresponden a la primera zona, la calle Barranco, que se ha reurbanizado en su totalidad y a la que se le ha dotado del mobiliario urbano correspondiente. Igualmente se ha eliminado el cableado que discurre por la fachada principal del futuro museo.
El proyecto ha incluido también trabajos de sustitución del pavimento de la calle Doctor Lillo (segunda zona) ante la fachada del edificio del museo, así como la reurbanización completa del espacio existente en Plaza Belén comprendido entre las calles Doctor Lillo y Rompechapines (tercera zona), y que se convierte en una terraza y en zona de recepción de visitantes.