A la hora de emprender un negocio, las habilidades, formación y talento del emprendedor son factores fundamentales para que esa empresa se inicie con buenas perspectivas. La Semana Santa y todo lo que la rodea es un terreno propicio para la puesta en marcha de ideas que fructifican en proyectos lanzados y consolidados.
Así, entre las singularidades que tiene la Semana Santa de Jerez, destaca una que es propia de aquí, la forma de carga de los pasos. En Jerez se inventa la molía, una manta enrollada con fuerza formando una U invertida que se amarra para que no se deshaga. Esta es la herramienta que usa el costalero de Jerez de forma mayoritaria y que se ha adoptado en otras localidades de la provincia.


Sin embargo, desde hace algunos años está proliferando el costal o la ‘ropa’, que es la forma de carga que se inició en Sevilla, que usaban antiguamente los estibadores del puerto, y que se ha exportado masivamente, prácticamente a toda España, incluido Jerez. Paradójicamente, en la tierra donde la molía tiene su origen, se encuentra uno de los talleres de donde salen los que muchos costaleros consideran como los mejores costales que se pueden encontrar.
Adonai Costales es su nombre comercial y responde al nombre de un cofrade jerezano que se inició en este oficio. Adonai Muñoz Rodríguez cuenta 31 años de edad y es hermano de la Hermandad del Prendimiento. Es un experimentado costalero, sacando pasos en Jerez y Sevilla, aquí Pasión “y mi Señor del Prendimiento”, mientras que en la ciudad hispalense saca la hermandad del Polígono San Pablo, Javieres, La O de Triana y la Soledad de San Lorenzo.

Cuenta a lavozdelsur.es cómo comenzó en lo que hoy en día es su modo de ganarse la vida: “Allá por el 2010 sacaba pasos de glorias con costal. A mí el ‘mundo de abajo’ me apasiona mucho desde muy pequeño. Un buen día, con mi amigo Jesús Jiménez hablando, decidimos hacer costales para nosotros con arpillera y tela de sábana y así empecé como si fuera un juego y hasta el día de hoy”.
En pocas palabras, de afición a oficio. Actualmente, fabrica costales para toda España a particulares, tiendas a cuadrillas completas… tanto que este trabajo le ocupa todo el año. Lejos de pensar que este producto tiene unas fechas claves, cuando empiezan las igualás en este tiempo post navideño, la producción es constante.
“Desde enero hasta abril y desde septiembre hasta diciembre no paro”, afirma. Como curiosidad cuenta que, pese a que podría haber sido lo contrario, la pandemia “fue un año extremadamente ocupado. Fue tan intenso que tuve que decirle a mis clientes que me tomaba unas vacaciones”.
"No solo los hago, también me preocupo por su calidad, lo que me ha permitido adquirir un profundo conocimiento"
En la tierra que inventó la molía, Adonai levanta un “tallercito”, como él lo llama, con un importante éxito que fue yendo a más: “Llevo muchos años utilizando el costal como herramienta para sacar los pasos, y considero que el lugar de origen es indiferente”, comenta este costalero. Añade que no solo los fabrica, también se preocupa “por su calidad, lo que me ha permitido adquirir un profundo conocimiento. Gracias a esto, puedo fabricar costales de absoluta garantía”... y muy aceptados por los que utilizan esta herramienta de carga, especialmente en Sevilla. “La mejor publicidad es el boca a boca”, confiesa Adonai, que para promocionar su producto se deja llevar por los comentarios de quienes los utilizan.
“No hay secreto para hacer un buen costal, aunque yo sí me reservo alguna técnica que le da el plus de calidad que busco. Lo básico es un buen saco de arpillera de trama simple, tejido bueno de algodón y que esté bien confeccionado y dar con la tecla; hacer costales no se aprende en un día…”, asevera.

La presencia del costal en la Semana Santa jerezana es cada vez más evidente. Los entendidos achacan esto a las modas, que también influyen en este mundillo. No pocos capataces locales lo están usando en sus cuadrillas, lo que lleva a pensar que la molía desaparecerá en favor de la herramienta sevillana. Sin embargo, Adonai es tajante al afirmar que “la molía nunca va a desaparecer de Jerez. Aquí se vive con estas dos herramientas”, pero reconoce que “en el futuro habrá más cofradías que cambien de herramienta, de molía a costal, por la falta de costaleros; creo que el costal arrastra de más gente”.
Entre los detractores del costal hay una máxima que dice que las calles de Jerez no están hechas para este método de carga que, a juicio de este profesional, “es una leyenda urbana, porque yo mismo lo he comprobado al sacar pasos en Jerez con el costal, una forma con la que me siento más a gusto a la hora de trabajar”.
“La molía nunca va desaparecer de Jerez. Aquí se vive con estas dos herramientas”
Sí considera que aquí “hay pasos que andan maravillosamente con la molía”, aunque para él “la diferencia radica en que el movimiento que se le imprime al paso con el costal es mucho más directo que con la molía. Si el costalero trabaja de manera fina y con movimientos suaves, se alcanza un mejor resultado. Pero si el costalero le imprime al paso un movimiento brusco, o se desconoce la herramienta, el movimiento por fuera será peor que si se hiciera lo mismo con la molía”.
En las calles, por Semana Santa, se observa una gran creatividad en la también llamada ‘ropa’, confeccionados en telas diversas en colores y estampados, leyendas, escudos de hermandades, etcétera. Entre los caprichosos y los ortodoxos, prefiere estos últimos, "los de toda la vida, que son una apuesta segura”.
Los fabrica en varios modelos y a gusto del cliente. El precio varía en función del trabajo, totalmente artesano, que tenga, coste que ronda entre los 40 o 50 euros: “Lo clásico siempre es la mejor opción. Que se olviden de inventos modernos, que de toda la vida se ha trabajado con sacos de trama simple, que es la elección perfecta. Siempre apuesto por lo seguro y a las pruebas me remito”.