Entrar en una perfumería para recoger un vinilo de Lou Reed en lugar de comprar una colonia es cada vez más frecuente. Miles de paquetes se mueven en las entrañas del comercio local a diario. Cajas que contienen pedidos realizados con un clic en Amazon y otros gigantes del e-commerce. Las tiendas de barrio se transforman en puntos pack, es decir, puntos de recogida y entrega de paquetes, para seguir remando ante el auge de las compras online.
Las tiendas de chucherías, los ultramarinos, las peluquerías, las gasolineras y hasta un bar pueden ser lugares para recoger paquetes. Por ejemplo, la compañía Inpost dispone de más de 6.000 puntos accesibles en España, lo que refleja que los autónomos optan por otras fuentes de ingresos para poder llegar a fin de mes sin morir en el intento. Emprender y sacar un negocio adelante es toda una odisea, de forma que, cualquier empujón es bueno. Este servicio adicional, además de contribuir a reducir la huella de carbono, da visibilidad al negocio.
“Decidí ser punto pack para que hubiera más movimiento en la tienda. Viene más gente y así conozco a posibles clientes”, explica Sajid, natural de Pakistan, que abrió AMK Mobile en la calle Porvera de Jerez hace un año y medio. Desde esta tienda de reparación y mantenimiento de móviles, además de arreglar dispositivos, se ofrece el servicio de recogida de Amazon y CTT Express, empresa de envíos en España y Portugal.
Para este autónomo, es una forma de darse a conocer en la ciudad. “Obtengo un beneficio por ello. Al final del mes, este dinero es una ayuda”, comenta Sajid, que se mudó desde Barcelona, donde ya había regentado un negocio como este.
En la zona norte de Jerez, Jose Luis Mena, de 40 años, lleva desde enero de 2013 un negocio de alimentación que abrió para salir adelante tras un despido. Se subió al carro de la paquetería en 2020 de la mano de Amazon y, actualmente, trabaja con hasta seis empresas diferentes. “Empezamos con la alimentación, pero eso cada vez va a menos y nos hemos ido rehaciendo, también soy receptor mixto de lotería”, comenta a lavozdelsur.es.
Para Jose Luis, ser un punto pack supone “un ingreso no muy grande, pero sí mucho movimiento de gente todos los días”. Según explica, él experimenta la venta cruzada. “Viene a por el paquete y como ven que hay lotería, se llevan la primitiva, me compran el pan o se llevan la cerveza”, dice el jerezano mientras atiende a su clientela.
En un mes, por el mostrador de esta tienda de barrio pueden pasar más de 2.000 paquetes, por los que el autónomo recibe una compensación diferente en función de cada compañía. Por cada bulto puede ganar desde 40 céntimos en adelante y la empresa cubre el gasto de impresión del código de barras para el envío.
“Un mes bueno como puede ser diciembre o enero, si hay muchas compras y devoluciones, puedo sacar 800 o 900 euros limpios. Depende del mes. En febrero o marzo, si sacas 150 euros has sacado mucho”, comparte.
La otra cara de la moneda
Aunque, a priori, este boom de la paquetería en el comercio local se ve con buenos ojos, hay otras reflexiones que son más críticas con esta práctica. Sonia Romero, emprendedora de la Agencia La Vecina, a través de la que apoya a los pequeños negocios, comparte con lavozdelsur.es su opinión basada en las conversaciones que tiene con sus compañeros emprendedores.
“Amazon está usando a los comercios como puntos de recogida para ahorrarse muchísimo dinero, detrás de las grandes empresas no hay pensamiento sostenible, solo ahorro de pasta, es así. Para ellos les conlleva un gasto enorme enviar un paquete y que la persona no esté en su casa, es más, penaliza a los trabajadores si estos no consiguen entregar el paquete en el tiempo estimado. ¿Y qué hace? Pues usa a los comercios pequeños como puntos de recogida y les hace trabajar en su nombre dándoles dinero”, sostiene.
“En muchos pueblos además están yendo tienda por tienda para convertir además a las tiendas en no solo en almacenes, sino también en repartidores”, añade Sonia, que conoce un caso en Cercedilla, un municipio de la Comunidad de Madrid.
“Mi opinión es que usan los almacenes de los comercios como puntos de recogida basándose en su necesidad: "necesito dinero y esto es un extra". Lo venden como "la gente así va a tu negocio y ve lo que tienes" pero por experiencia de lo que hay detrás real, en base a un comercio familiar que conozco, solo conlleva problemas. Primero, usan su almacén. Segundo, tienen que dejar lo que hace para buscar el paquete y dárselo al cliente. Y tercero, les quita muchísimo tiempo de gestión en su propia empresa”, reflexiona.
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