Loles Orive Calero y su hermana, Encarnación, son cordobesas. Llegaron a Jerez con diez y once años y han hecho toda su vida aquí. En los últimos años, desde 2016, Encarnación y su familia han vivido un infierno por las reiteradas notificaciones de desahucio. Su hermana ha sido su mayor apoyo, y es quien relata su historia.
"Esta vivienda se la compró mi madre", cuenta, y explica que "no pudieron pagar y entonces se la embargó el banco". La madre de ambas falleció hace 16 años. En los últimos años, la familia ha recibido tres notificaciones de desahucio de este piso de la barriada de La Coronación; la última, el pasado mes de marzo, según cuenta.
Encarnación y su marido tienen cuatro hijos, que conviven con ellos en la vivienda. También tienen una nieta, de su hija mayor, que también vive en el domicilio. Dos adultos y cinco niños, la menor apenas un bebé, en un piso de dos habitaciones y en situación de vulnerabilidad. El mayor miedo de Loles es que el 9 de julio sus sobrinos, junto a su hermana y su cuñado, se vean en la calle, en pleno verano. "La situación es muy triste, y para que este piso se quede vacío... Tiene mucha guasa", expresa.
En la última fecha para la que estaba previsto el lanzamiento, en marzo, la intervención de una trabajadora social, que emitió un informe de alta vulnerabilidad de la familia, pudo parar el desahucio en ese momento y se consiguió una prórroga hasta diciembre, según cuenta la propia Loles y según corrobora Susana Romero, abogada y concejala del grupo socialista en Jerez, que asesoró a la familia en la paralización de ese último desahucio. Según explica Romero, la otra parte (que sería un fondo buitre) presentó un recurso y llegó a la familia esta nueva citación, para el 9 de julio.
La situación se ha agravado, ya que recientemente ambos, Encarnación y su marido, se han quedado sin trabajo. Esta semana, Encarnación ha comenzado a trabajar algunas horas limpiando, pero continúan en una situación vulnerable. Según relata su hermana, temen que su abogado de oficio no envíe la documentación a tiempo y que el próximo martes la familia, finalmente, sea desahuciada, de un piso que además compró su madre. "El abogado nos ha dicho: que esperéis lo peor. Esas han sido sus palabras", explica, indignada.
En estos meses de lucha, según explica Loles, también se han puesto en contacto con el Ayuntamiento, que les ha atendido, pero, según explica, "no hay viviendas". Desde el Ayuntamiento de Jerez expresan a lavozdelsur.es su intención de reunirse con la familia para abordar su caso.
También acudieron a la oficina en Jerez de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía, dependiente de la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta, en la calle Francos. "Nos dijeron que eso no lo llevan ellos", cuenta Loles.
Apunta a la injusticia de la situación que vive su hermana: "¿Me estás diciendo que esto es un delito? Pero si no están viviendo en la casa de nadie". Explica también que la trabajadora social que lleva su caso ha hecho "todo lo posible, ha llamado al juzgado, pero nada, el juez dice que no lo para. Cómo no lo va a parar, ¿cuatro niños vas a dejar en la calle? Y ahora en pleno verano, sin colegio... ¿Tú sabes lo que es en marzo escuchar a la mediana decir al salir del instituto: mamá, ¿estamos en la calle? Hombre, me rompió el alma", se sincera.
Loles expresa que todo lo posible: intentar conseguir un alquiler social, apelar al propio banco... "Estamos viendo también alquileres, pero todos están de 600 para arriba. ¿Cómo responde mi hermana a ese dinero? No puede". Todo, sin éxito. Ahora, la familia mira al 9 de julio con temor. "El día 9 estaremos aquí, yo la primera, como estuve la última vez. Y esperaremos a ver qué pasa".