Dos de los buenos

Con el adiós de Sebastián González y de Juan Leiva se van dos de los buenos. Nos queda ya no el consuelo, sino la certeza, de que nadie se va del todo mientras los recordamos. Y a ellos no los olvidaremos nunca

Juan Leiva (a la izquierda) y Sebastián González, en fotos de archivo del autor del artículo.
Juan Leiva (a la izquierda) y Sebastián González, en fotos de archivo del autor del artículo.

Este 10 de noviembre nos han dejado dos hombres buenos. Dos hombres buenos, honestos, coherentes, íntegros, de esos que nos hacen falta siempre, de esos que no se olvidan nunca: Sebastián González Barroso y Juan Leiva Sánchez.

Los medios de comunicación y las redes sociales se han hecho eco de ello y se han publicado esta misma tarde artículos recordando sus fecundas y admirables trayectorias vitales. La del bueno de Sebastián como sindicalista, político y ciudadano comprometido durante toda su vida con las causas de los trabajadores y de los más débiles. La del bueno de Juan Leiva, periodista, maestro, profesor de Lengua en diferentes institutos y escritor, autor de numeroso artículos y de casi una veintena de libros.

Recuerdo perfectamente que conocí a Sebastián cuando en 1978, recién cumplidos los 20 años, acababa de iniciar mi trabajo de maestro y asistí a un sencillo mitin que, junto a otros sindicalistas y algunos políticos de Arcos y Jerez, dieron en Jédula. Allí, en plena calle, al abrigo de unos muros a la espalda de la escuela, era emocionante verlos hablar con entusiasmo animando al voto en el referéndum de la Constitución, a las pocas personas que allí habíamos acudido. Durante años, he admirado su coraje y su coherencia, su integridad y su compromiso y, como muchos jerezanos sentí que se hacía justicia cuando en 2009 fue nombrado Hijo Predilecto de Jerez.

A Juan Leiva lo empecé a “conocer” poco después, en 1981, cuando cayó en mis manos su primer libro Cádiz Tierras y Hombres en el que relataba los viajes por todos los pueblos de la provincia de un maestro con sus alumnos. De su mano, me asomé también por primera vez a muchos rincones desconocidos de la provincia, soñando con poder trabajar con mis alumnos como lo hacía Juan en su escuela de La Barca. Años después, durante el año que coordinó e impulsó el suplemento de Educación de Educación de Información Jerez, tuvimos la suerte de tenerlo en el Centro de Profesorado como colaborador en la difusión de cuanto se trabajaba y experimentaba en los centros escolares jerezanos de los que Juan sacaba siempre lo mejor.

Con el adiós de Sebastián González y de Juan Leiva se van dos de los buenos. Nos queda ya no el consuelo, sino la certeza, de que nadie se va del todo mientras los recordamos. Y a ellos no los olvidaremos nunca. Que la tierra os sea leve amigos.

Sobre el autor:

Agustín García Lázaro.

Agustín García Lázaro

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