Más de media vida detrás de una barra ha sido periplo más que suficiente para que Jesús Pérez Mateos El Rubio de por finalizada una etapa en su vida laboral y se corte la coleta — claramente pelirroja—, que ha acompañado siempre a este hostelero de la ciudad, que no dejaba indiferente a nadie que le visitara y que la semana pasada decidía comenzar una nueva etapa en su vida, lejos de los mostradores.
Así pues, tras de pasar por infinidad de trabajos y formar parte junto a su hermano Paco de la plantilla del Chirri, en el año 2002 decidía comenzar en solitario una aventura que durante 22 años ha sido uno de los puntos de reunión más cosmopolitas de Jerez.
Un lugar donde sabías que ya eras de la familia cuando el propio Rubio o uno de los muchos camareros que le han acompañado durante estos 22 años no te decía tu nombre, sino el apodo con el que te había apuntado en la libreta, donde llevaba la lista de las cuentas de “las 800 cervezas que puedo despachar un día bueno”, tal y como reconocía a lavozdelsur.es en una de las pocas entrevistas que ha concedido.
"Toca el momento de descansar y de disfrutar de la familia", reconoce a este medio el propio Rubio, que ahora medita sobre las distintas opciones que se le plantean, acerca de "un posible" traspaso del negocio, pero con el claro objetivo de disfrutar de la hostelería pero desde "el otro lado de la barra".
“Ha sido especial hasta para irse”, confiesan clientes habituales del negocio, que conocen al Rubio desde siempre porque “es de aquí del barrio y nos hemos criado todos juntos” y que ahora tendrán que buscar un nuevo punto de reunión donde “poder hablar de nuestras cosas”. Y las reacciones de algunos compañeros de profesión tampoco se han hecho esperar, los hermanos Pacheco, regentes de otro de los negocios emblemáticos de Jerez, como es La Moderna, enviaban un fuerte abrazo al hostelero porque "nadie mejor que nosotros sabemos de callos en las manos y de pies planos debido a tantas horas de trabajo atendiendo al público".
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