Nació en Zaragoza en 1969, vive actualmente en Barcelona, pero soñaba con ser Hijo Adoptivo de Jerez, la ciudad a la que volvió su padre después de estar destinado como policía en Aragón. "Me gustaría, claro, sería como definitivamente sentirme jerezano a todos los efectos", confesaba en una entrevista publicada hace dos años en lavozdelsur.es. Emilio Fernández Morenatti, reportero de guerra y doble Pulitzer, ha recibido oficialmente la concesión de Hijo Adoptivo de su ciudad, tras un acuerdo unánime, este viernes, del pleno del Ayuntamiento de Jerez.
El pleno extraordinario donde se le hará el reconocimiento público ya tiene incluso fecha: 15 de marzo. "Era la que él quería, ya explicará sus motivos", ha dicho con expresivo orgullo la máxima autoridad de la ciudad, la alcaldesa María José García-Pelayo.
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Entre el público, su hermana Mari Ángeles y su hermano Miguel Ángel —también prestigioso fotoperiodista—. La primera se ha dirigido a la Corporación y al resto de asistentes para dar las gracias en nombre de su hermano y de la familia Fernández Morenatti, a la que tanta "ilusión" le hace este reconocimiento. El segundo ha estado grabando el momento con su teléfono móvil para que Emilio, allá donde se encuentre trabajando en este momento, ya tenga la prueba irrefutable de que su sueño va camino de cumplirse en apenas mes y medio.
De recorrer Jerez en Vespino detrás de una ambulancia para llegar el primero al suceso, y entregarlo a sus jefes del extinto Periódico del Guadalete a recorrer el planeta poniendo el foco en los vulnerables, en lo que llaman daños colaterales de la tragedia humana de los conflictos bélicos. Un trabajo que él entiende con fiel y acérrimo compromiso ético y estético, y como "un privilegio" al alcance de muy pocos por el que "lo doy todo".
Hace 30 años ya obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo, cuando ya estaba en la agencia EFE, por arrimar su teleobjetivo a la cogida mortal de Manolo Montoliú en la Maestranza. Pero es que desde entonces no ha parado de recibir galardones y reconocimientos por su trabajo, que "no es más que lo que tengo que hacer, mi trabajo".
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Un trabajo que, principalmente, se desarrolla en zonas de conflicto permanente, ya sea entre el bombardeo inhumano o entre ataúdes de víctimas del covid. De la infamia crea poética, del horror genera belleza en imágenes, ya sea con el retrato de una mujer paquistaní rociada en ácido "como castigo” o con una pareja de ancianos besándose separados por un plástico en lo peor de la distopía pandémica.
Los grupos políticos han destacado no solo esa brillante carrera como fotoperiodista, que también desarrolla como responsable de la agencia Associated Press en España y Portugal, sino también la sensibilidad y la humanidad del Morenatti más personal. Unos valores que han provocado que la Asociación de la Prensa de Jerez (APJ), presidida por Roxana Sáez e institución impulsora del nombramiento, haya batido récords a la hora de recoger las adhesiones necesarias para conseguir el nombramiento.
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