La calle Larga de Jerez es diferente. Es el sitio por el que se recorren recuerdos. De ir de la mano de papá, mamá o los abuelos para ver la Semana Santa. O la historia del primer Happy Meal en aquel McDonalds fallido. La calle que uno recorre cuando se compró las primeras camisas, o desde donde desembocaba hacia Rianal y llevarse un traje o vestido de Comunión. Cada generación tiene su recuerdo. Para otros, es la calle que recorrían cuando estrenaba coche. O donde fue a la primera entrevista de trabajo. Una calle Larga que hoy sigue buscando su futuro.
Tan curiosa es esta calle que hay que aclarar dónde empieza y dónde acaba. Por un extremo, en Cristina, porque La Moderna o la Autoescuela Cáliz es calle Larga. Y no es Larga la calle Lancería, que es el tramo entre el Gallo Azul y el Arenal. Aunque, en lo simbólico y en lo práctico, la calle Larga es sinónimo de histórica calle comercial, la que se recorre de un lado a otro, paso casi obligado -no siempre- para ir a la Plaza, para quedar con amigos... Y la pregunta es: ¿qué seguirá siendo la calle Larga en los próximos años? ¿Qué pensarán de ella los que hoy son niños y niñas de guardería? ¿Adónde va la calle Larga?
En los últimos años, hay decenas de historias que este periódico ha ido contando. De bares que abrían... y cerraban. De tiendas que no salían bien. Otras historias de locales de toda la vida, cafeterías donde sus camareros conocen nombre e historial de clientes de toda la vida. Y cierres de locales que no han sido reocupados. Lo más simbólico quizás sea Zara y, en general, los textiles en calle Larga y adyacentes.
Pronto abrirá McDonald's, que traerá nuevos recuerdos. Un restaurante de comida rápida del que podrá decirse si es más sano o menos, pero que encanta a los más pequeños, está claro. De ser de los pocos McDonald's que cerró, de ser ejemplo de un Jerez perdido, de que los inversores prefirieran abrir estos restaurantes a las afueras y no en el centro... a recuperarlo dos décadas después. ¿Por qué?
La delegada municipal Nela García dio el salto a la política tras muchos años como responsable de Acoje, el colectivo de comerciantes. Indudablemente, fue fichada para las listas del PP gracias a su amplísimo conocimiento del sector en el centro. Algo más de un año después de su llegada al poder, asegura que se van dando pasos para revertir la situación. Un diagnóstico que parte de observar cómo hay alrededor de una veintena de locales cerrados, algunos tan imponentes como el del Zara de Rotonda de los Casinos, y otros agrupados en la superficie comercial fallida de Los Cisnes.
"El mayor problema es el coste de los metros cuadrados que se ocupan", señala. Hay un problema en la calle Larga que es el de los propietarios de locales. "No está en nuestra mano el precio que puede pedirse sobre el local, no hay herramientas legales para obligar a nadie a nada. Me consta que en las últimas semanas alguno ha bajado el precio que pide. No hablo de malvender o malalquilar, sino de ajustar los precios a la realidad de los tiempos que estamos atravesando. No podemos pretender que el 50 o el 60% del presupuesto de un autónomo sea el alquiler. Y que se trabaje solo para cubrir costes fijos", señala la delegada.
Hay, señala García, un problema de apreciación de cuánto debe valer realmente el local. Algo que tiene que ver con los destinos que se da a cada parte. "No vale lo mismo la planta baja, que es la de las tiendas, que las de arriba". Estos segundos niveles pueden tener otros usos, residenciales, o de oficinas, más que de la tienda que abre al público.
La hoja de ruta municipal para la calle Larga pasa por "seguir fortaleciendo los atractivos, atraer inversores para que abran empresas, para que se hagan realidad los proyectos. El esfuerzo que puede hacerse es resaltar toda la oferta cultural, turística y económica para que haya más atractivo para los consumidores". La ecuación sencillísima: "A más empresas, más empleo; luego, más consumo, y más necesidad de abrir nuevas actividades".
"El centro debe seguir siendo comercial, hostelero y de servicios"
Hablamos de ecuación, pero también de pescadilla que se muerde la cola: la gente no va tanto al centro como en otras ciudades, así que no surgen tantos negocios para cubrir esa demanda, y la gente no va tanto al centro porque siente que no tiene oferta. Aunque no lo ve así García: "Más allá de un día de verano a las cuatro de la tarde, que no hay nadie ni en el centro ni en otros espacios comerciales, sí te puedes encontrar en la Plaza a más de 500 personas cualquier mañana comprando". Gente hay, aunque no va buscando tiendas, quizás. O no tanto como en otras ciudades.
La cuestión, entonces, es qué se le va a ofrecer en los próximos años a la gente en el centro. Si la calle Larga, y esta es la clave, será una calle comercial o una calle de bares y restaurantes. Hay otros centros en Andalucía que, fruto de la afluencia del turismo, han visto también cerrar tiendas -Inditex redefinió su política para los centros de las ciudades y ha cerrado en muchos sitios, no solo Jerez- en favor de otros negocios.
"Debe ser una calle de actividad económica, plural. Una tienda sin un bar no es atractivo", y viceversa, cuenta. "El centro debe ser comercial, hostelero y de servicios. Tiene que seguir habiendo entidades financieras, de seguros, clínicas, oficinas...".
El problema es que si decae uno de esos tres pilares, quizás el mundo no sea mejor. Y lanza una reflexión Nela García. "Las tiendas físicas deberán mantenerse porque son compatibles con la venta online. Es una fórmula mixta, la única ventanilla no puede ser internet. La experiencia del espacio físico de venta es necesaria para muchas marcas, para seguir manteniendo la confianza del consumidor".
Y va más allá. "Podemos perder esa referencia visual con las marcas... Pero también perderla con otros seres humanos. Haríamos un flaco favor a las ciudades si zonas como la calle Larga pierden sus tiendas, porque perdemos las relaciones humanas, dejamos de mirarnos a los ojos, dejamos de tratarnos... Con una venta 100% online, también podemos caer más en fraudes...".
O sea, que si la calle Larga se convierte solo en zona de bares, o donde tienen todo el protagonismo, si el centro de Jerez pierde la referencia de ser también calle comercial y de servicios, no solo será Jerez peor, sino también sus habitantes. El centro como espacio de encuentro.
Hay políticas, aunque no se pueda forzar a una bajada del alquiler, para ir dando más confianza a la gente para acudir. Lo primero que se viene a la mente, durante la entrevista con García, es el transporte. En principio, aunque no se ha definido detalladamente, habrá una reorganización de líneas de autobús hacia los barrios y un segundo vehículo eléctrico que vaya dando vueltas por el centro, algo así como un sistema lanzadera.
"No tenemos varita mágica para traer 18 autobuses de golpe, pero mi compañero Jaime Espinar -teniente de alcaldesa de servicios públicos- está haciendo esfuerzo para que venga más de un autobús eléctrico, para que sea más eficaz, para que se optimice el servicio, las rutas, las paradas...".
Entre tanto, con el esperado McDonald's, habrá un nuevo atractivo en la calle Larga. Nuevos recuerdos, y una nueva excusa para pisar la calle Larga. Para que su veintena de locales vacíos se vayan ocupando de nuevo con proyectos. El cómo, el cuándo y a qué precio, habrá que ir viéndolo. Pero insiste la delegada: que sea una calle plural. En la calle Larga caben todos.
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