El Municipal de Guadalcacín volvió a unir, más de 20 años después, a muchos de los niños de Jerez que soñaban por entonces en convertirse algún día en futbolistas.
Más de medio centenar de antiguos jugadores del fútbol base se reunieron para disputar el III Memorial Tato Collantes, el exjugador jerezano que perdió la vida tras sufrir un accidente laboral al caer de un andamio.
Este torneo estuvo cargado de emotividad por los recuerdos compartidos sobre los campos de albero en su día, por mantener viva la memoria de Collantes y por el acto inicial en el que el pequeño hijo de Fabio, el portero jerezano que lleva años luchando contra una grave enfermedad neurológica, realizó el saque de honor.
Un combinado de antiguos jugadores de Xerez y Flamenco, otro de amigos de Tato, un equipo de veteranos del Pueblo Nuevo y otro del Guadalcacín fueron los equipos que formaron en liza en este memorial tan especial. Muchos de los participantes llevaban casi dos décadas sin jugar juntos en un terreno de juego.
El padre de Paco Collantes fue el encargado de entregar los trofeos a los capitanes de Pueblo Nuevo y Amigos de Tato, los dos equipos que llegaron a la final. Tras el encuentro, todos vivieron una bonita jornada de convivencia en la que recordaron mil y una anécdotas de tantos momentos compartidos alrededor del balón.
Algunos, como Pedro Ríos, lograron a jugar en Primera División, mientras que otros no pasaron de categorías regionales, pero todos compartieron por entonces sueños e ilusiones con el fútbol como protagonista.