El productor musical Rafael Camisón ha dado un salto en su carrera con la apertura de Bisonte, su nuevo estudio de grabación ubicado en la barriada de El Almendral. Tras 14 años al frente del Estudio 79 en el centro de Jerez, Camisón buscaba un espacio más amplio y mejor equipado para ofrecer mayores posibilidades a los artistas. "La mudanza y las reformas terminaron hace apenas dos meses, pero ya está todo funcionando a pleno rendimiento", explica.
Camisón tocaba la batería desde 1994 y acumula una larga trayectoria en la música. Tras estudiar Geología y enfrentarse a la crisis de 2008, decidió dedicarse por completo a la producción. "Empecé grabando maquetas en locales de ensayo, hasta que un amigo me traspasó su estudio pequeño. Siempre me fascinó este mundo; incluso cuando grababa con mis grupos, estaba pegado al ingeniero preguntando cosas", recuerda.
El nuevo estudio llega para cubrir una demanda diversa. "Grabo desde coros de villancicos hasta discos de bandas profesionales. Unos 40 álbumes al año", detalla. Su clientela abarca desde adolescentes que empiezan hasta músicos más talluditos, sin filtros por nivel: "Aquí cabe todo el mundo. Esa accesibilidad es clave".


Aunque la mayoría de sus proyectos proceden de Andalucía —especialmente Sevilla, Cádiz y Málaga—, también trabaja con artistas de Madrid o País Vasco. "Algunos envían sus grabaciones para que las mezcle; otros vienen en persona", comenta. Sobre la competencia, Camisón prefiere hablar de colaboración: "En Jerez, que yo sepa, solo hay otro estudio profesional como el mío. Nos recomendamos grupos entre colegas; es un sector donde nos llevamos bien casi todos".
El formato físico resiste, aunque con cambios. "Hubo un boom del vinilo: el 40% de mis clientes lo eligen. Pero muchos ahora apuestan por singles o EPs en lugar de discos completos", señala. Las plataformas digitales dominan, pero la inmediatez también tiene ventajas: "Un artista puede grabar un tema y subirlo en días, sin esperar a tener un álbum".

Un salto cualitativo con mucho cariño
Bisonte supone un salto cualitativo frente a su anterior estudio. "Hay más espacio para sesiones en directo, mejor acústica y luz natural —algo que valoro mucho—. Además, el aparcamiento es fácil, algo complicado en el centro", destaca. El nombre, un homenaje a su padre, José María, surge de una anécdota infantil: "Él me corrigió cuando confundí búfalo con bisonte en las novelas del Oeste que leía. Falleció en 2012 y eso se me quedó grabado. Está dedicado a mi padre".
Para Camisón, lo más gratificante sigue siendo descubrir talento emergente. "Me sorprenden chavales de barrio con ideas frescas o conocimientos inesperados. Eso demuestra que la cantera musical sigue viva", concluye. Con Bisonte, Jerez suma un nuevo espacio para que esa creatividad siga creciendo.