Ha fallecido a los 75 años Faustino Rodríguez (Jerez, 1946), el dueño del mítico Bar Juanito de calle Pescadería Vieja. Este jerezano de pro, fue Hijo Predilecto de Jerez, nombrado jerezano del año en 1992, también fue rey Mago ese mismo año y Premio Ciudad de Jerez. Un hombre querido por clientes, conocidos y amigos.
En la Pescadería Vieja, "en unas características sillas verde de enea", lavozdelsur.es lo entrevistó hace unos años. “Para ser tasquero, y de los buenos, tienes que tener los cinco sentidos”, afirmó. Por aquel entonces –era 2018– tenía buen aspecto, aunque dijo que estaba “hecho una mierda”. Estrenando décadada aseguró que "hace tiempo que ya quiso dar un paso al lado para cederle la regencia del negocio a su hija Rocío, pero de vez en cuando, y cada vez que le requiere algún conocido, se acerca hasta su segunda —o primera, más bien— casa".
Faustino era el mayor de sus hermanos, y empezó muy pronto a echar una mano en el bar. Alumno de La Salle Buen Pastor, en la calle Valientes, salía del colegio, hacía la tarea y se iba hasta Eduardo Dato por orden de su madre, aseguraba en la entrevista con este medio. “Entonces las madres creo que querían más a los maridos que a los hijos. Ahora me parece que es al revés”, reía el hostelero al recordar esos tiempos, en los que sin llegar al mostrador, ya fregaba vasos y platos. “Yo no he jugado un partido de fútbol en mi vida. No tuve tiempo”.
Con 11 años, un tío suyo le propone a su padre que entrara de botones en el Casino Jerezano, por entonces en la Rotonda de los Casinos, en el edificio que hoy ocupa Zara, relataba durante la entrevista. Era verano del 60, y en esos meses de calor el bar, sin refrigeración más allá de hielo, vendía poco, con lo cual Faustino no era tan necesario. “La que vendía mucho era la Cruz Blanca, que estaba enfrente, y que tampoco era la Cruz Blanca de ahora, estaba montada de otra manera, muy guapa”, recordaba.
La cuestión es que entró para dos meses y al final estuvo cuatro años. Faustino no volvería a pisar el colegio. “Fue una época guapa —el adjetivo “guapa-o” lo repetía a menudo durante la entrevista, afirma Miró—, echaba 12 horas, entonces había mil y pico socios, pero estaba a gusto porque ganaba muchas propinas aparte del sueldo. Ganaba 25 pesetas diarias, 750 al mes. Entonces el sueldo máximo eran 60 pesetas, que lo ganaba la gente de las bodegas”.