A espaldas del monasterio de la Cartuja, en una loma desde la que se ve la campiña de Jerez, y algunas barriadas rurales, hay un edificio que pretendía ser un espacio de encuentro y estudio del río Guadalete, sede de diversas actividades medioambientales.
Después de un gasto que supera los 400.000 euros, lo cierto es que el llamado Centro de Interpretación del Guadalete está lejos de parecerse mínimamente a lo que aspiraba. La obra no se llegó a terminar —quedó en torno al 80%— y se iba a financiar con cargo al Plan E del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero desde hace años es un edificio en ruinas, con pintadas y víctima del vandalismo.
"Covid is in the air", con pintura roja, se puede leer al entrar por uno de los accesos, donde debía ir una puerta. En su interior, reina la desolación. Hay paredes con ladrillos vistos, sin terminar. Cables arrancados, techos de escayola rotos para extraer materiales y mucha suciedad.
En sus diversas estancias, hay pintadas —algunas, inquietantes—, que delatan que el edificio ha sido vandalizado y visitado frecuentemente. Tiempo ha habido, ya que hace década y media que la obra se paró y el Centro de Interpretación se abandonó a su suerte.
Hace cuatro años, en 2020, el Ayuntamiento tuvo que hacer frente a los impagos de un proyecto que nunca verá la luz. Entonces, el pleno votó favorablemente —con el ok de PSOE, Adelante y Ganemos, y la abstención de PP y Cs— para que el Consistorio se adhiriera al Fondo de Ordenación para el pago de sentencias judiciales firmes, una cifra para 2021 alcanzaba los 29,42 millones de euros.
Entre estas sentencias, que reclamaban pagos pendientes estaba la referente al Centro de Interpretación del Guadalete, incluyendo intereses de demora de una obra que quedó paralizada, y por la que el Ayuntamiento tuvo que pagar 433.000 euros.
"El 5 de enero de 2015, el anterior gobierno del PP mandó la justificación de la obra incompleta y el 27 de marzo de ese mismo año recibieron un requerimiento de subsanación por esta circunstancia que no cumplimentaron, dejando el expediente totalmente incompleto", se quejaron entonces desde el anterior gobierno socialista.
"Este gobierno local no puede permitir que una obra de esta envergadura esté paralizada y en el estado de abandono en el que se encuentra actualmente", dijo la alcaldesa María José García-Pelayo a finales de 2011, en su anterior etapa como regidora, cuando explicó que se resolvió el contrato tras ser requerida la empresa por el estado de abandono y paralización de las obras.
El fallido Centro de Interpretación, ubicado en una parcela cedida al Ayuntamiento por la Agencia Andaluza el Agua, iba a contar con un edificio en forma de ola y una zona para proyectar audiovisuales, aula de formación, salón de actos o cafetería. Nada de eso se materializó.
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