¿Sabías que puedes reducir el índice glucémico de muchos alimentos con simples cambios en tu forma de cocinarlos o combinarlos? Si buscas controlar tus niveles de azúcar en sangre o simplemente comer de forma más equilibrada, estos consejos desde la Farmacia Nazaret, en Jerez, te pueden ayudar.
Como muestra el vídeo, se trata de realizar pequeños gestos para obtener grandes resultados. Incorporar ciertas rutinas en tu día a día puede marcar la diferencia sin renunciar al sabor ni a tus platos favoritos.
¿Qué es el índice glucémico?
El índice glucémico (IG) mide la velocidad con la que un alimento eleva el nivel de glucosa en sangre. Cuanto más alto es el IG, más rápido sube la glucosa. Reducirlo ayuda a mantener estables los niveles de energía y evitar picos de azúcar. Consejos prácticos para reducirlo: acompaña los carbohidratos con proteínas o grasas saludables. Añadir un poco de aguacate, frutos secos o una fuente de proteína puede ralentizar la absorción de azúcares.
La cocina al dente (la pasta y el arroz cocidos al dente tienen un IG más bajo que si se cuecen en exceso); enfriar y recalentar (cocer, enfriar y luego recalentar alimentos como el arroz o la patata modifica su estructura y reduce su índice glucémico); granos enteros y alimentos integrales (tienen más fibra, lo que ralentiza la absorción de glucosa: elige la pieza de fruta antes que el zumo o pan integral o arroz integral, mejor que otras versiones blancas y refinadas); y evita procesados y azúcares añadidos (opta por versiones más naturales y sin refinar).
¿Cuándo conviene consumir carbohidratos de rápida absorción?
Es importante tener en cuenta que cada persona responde de forma distinta a los alimentos. Si tienes dudas, lo ideal es consultar con un profesional que te ayude a adaptar estos consejos a tus necesidades concretas.
El pan y otros alimentos con alto índice glucémico suelen estar en la lista de “prohibidos” cuando se busca perder peso o mantener una dieta saludable. Pero hay un momento del día en que consumirlos puede ser beneficioso e incluso recomendado: justo después de un entrenamiento intenso.
Tras ejercicios largos como trotar, montar en bicicleta o entrenamientos de fuerza prolongados, el cuerpo necesita reponer rápidamente sus reservas de glucógeno, es decir, la glucosa almacenada que se usa como energía inmediata.