El PP va y convoca su 'tradicional berza' (así, con comillas, como acto) y ¿qué ocurre?: pues que no hay berza. Es que, es que... que a ver, si tenemos ya cerrado lo de la 'tradicional berza'... ¿A quién se le ocurre que no haya berza? ¿Pero dónde vamos a llegar? ¿Una berza sin berza? ¿Esto qué es? ¿Qué tipo de valores se defienden en la Feria del Caballo? ¿Si en una 'berza' social no hay berza, qué nos queda? ¿Qué tipo de sociedad estamos creando? ¿Qué país vamos a dejar a nuestros hijos?
Cuidado, venga líderes del partido –del PP– largando del olor de la comida que a su vez estaban largando (es aposta) en la caseta de al lado, que, qué curioso, no es otra que la del PSOE, para luego ir tú e incumplir el mayor de tus compromisos a corto plazo: total, dar una berza. Una simple berza. ¿In vino veritas? ¡En berza veritas! Y mira que hacía calor en el Real a eso de las cuatro y pico de la tarde, pero las expectativas eran sencillas, tan sencillas (en teoría, solo en teoría) como hacer una simple y rica berza para consejeros, concejales y periodistas.
Este cronista, que ha vivido de todo en el periodismo local, no puede salir de su asombro. Un frito de esto, un frito de lo otro, algo de chacina por aquí... total, que las cinco y la berza sin salir. Claro, las cinco es la hora de tirar para la redacción, en la medida en la que se pueda, en las condiciones en las que se esté. A pelo. A cuchillo. A rastras. Como sea. Entonces va el cronista y, restañando una lágrima en su ojo derecho, abandona la reunión para ir a escribir pensando en la berza que deja atrás y que está a punto de salir ya de la cocina, que tan solo son cinco minutos los que le separan de dicho manjar, de la gloria pese al calor... y luego, como una hora más tarde, empiezan a llegar a la redacción compañeros para informarle de que no ha habido berza. Nada. Una berza no berza. Que los periodistas, en el mundo de 'presupuestos' en el que vivimos, como la convocatoria era del PP y en Feria, simplemente hablamos de la berza del PP, de lo de siempre, pero esta vez era una berza que nunca fue tal.
Pregunta abierta al PP: Si no respetamos las tradiciones, ¿qué nos queda?
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