La Feria del Caballo 2023 es, sin duda, la feria de los influencers. Tenía pinta de que iba a ser la feria de la inflación o la feria del Bizum –que también– pero sin duda es la feria de los/las influencers (de ahora en adelante, por mayoría, las 'influ-ansar', que lo suyo es pronunciarlo como llamaba George Bush a José María Aznar cuando se veían en alguna cumbre mundial para invadir algún país o algo). Está bien lo de poner un apelativo a la Feria, un poco como ocurre con los nombres de personas cuando hay un huracán o una gran tormenta, porque así es más fácil acordarse que pensando en fechas, en números, al fin y al cabo. A ver, dentro de siete años: "¿Te acuerdas que en la Feria del 2023...? "Pues no, es muy difícil acordarse de si tal o cual anécdota fue en el 2021 ó el 2023, por eso están en la memoria colectiva la feria del calor, la feria de las polillas (inolvidable), la de de la peste equina, la del jamón extremeño...
Las 'influ-ansar' se dejan ver en el Real de Jerez con profusión, sobre todo a mediodía. En realidad, son más bien aprendices de 'influ-ansar', están en período de formación. Lo bueno es que allá para la foto número doscientos treinta en Jerez de la Fra siempre tienen la posibilidad de entrar a cualquier caseta a tomarse algo, no sé, una de pimientos acompañada de una cerve en vaso de plástico, que también es un bodegón muy instagramable, no como en Sevilla, que después de una 'dura' sesión de fotos, como no seas natural de la tierra a ver qué haces el resto del día. De gitana, de calle... da gusto darse una vuelta por el paseo de las Palmeras y ver cómo florece esta vocación emprendedora entre el público veinteañero. De hecho, dentro de poco, va a haber tantos y tantas 'influ-ansar' que sería bueno ir pensando en su exportación porque, claro, va a haber más gente dispuesta a influenciar o influir, que tanto da, que a ser influida o influenciada, que tres cuarto de lo mismo, oferta y demanda en estado puro.
El otro día este cronista se cruzó con un auténtico dandy en la Feria, algo que no es del todo extraño. Este señor iba a lo suyo, que pensando en el sitio donde se encontraba no iría mucho más allá que beber algo de fino acompañado de una de gambas, que no tenía pinta de 'influ-ansar' de nómina, la verdad. A este cronista le gusta que haya dandys en la Feria, lo que no ve tan claro es lo de ponerse el terno del Jueves Santo, eso no... el dandy de Feria debe tener entidad propia, un punto extravagante, no sé, una conjunción aparentemente imposible y de repente... ¡voila!, todo encaja. Hace años me cruce con otro dandy en la Feria e intercambié con él unas palabras. En concreto le dije que era un señor muy elegante, que iba muy bien vestido, con ese puntito de locura imprescindible. Total, que el señor me dijo, amablemente, eso sí, que no podía decir lo mismo, que no se debe llevar polo con americana. Y ya. Chúpate esa. He vuelto a llevar alguna vez polo con americana, pero tirando a poco, y siempre es inevitable acordarme de la anécdota, ya digo. En las ferias de calor, como la que estamos viviendo, la gente se relaja, es natural, pero siempre está bien ver gente arreglada. Hablo más de hombres que de mujeres, claro... están las cosas regular como para hacer según que comentarios y cómo se interpretan. El otro día, con un grupo de amigas, dije, así por encima, que este año se veían más espartos que tacones en la Feria y casi me cuesta una denuncia en el Ministerio de Igualdad.
Total, que les iba a decir que la noche del miércoles este cronista hizo un importante trabajo de campo en la Feria solo con el fin de entretener al lector en esta supuesta crónica. Sin duda, los mejores momentos fueron en González Byass, aunque también los hubo en la Sociedad Jerezana del Vino, los Casi Treinta, La Catorce,... está siendo una feria rara, porque a punto de entrar en la recta final este cronista todavía no ha ido a Los Gallos, los Cherokees (rectificación de alcance: el jueves por la tarde sí), o Los Andaluces (sesión 55)... no sé muy bien qué ocurre. Podría contarles cualquier cosa de estas casetas, donde he vivido grandes e insólitos momentos de Feria, pero les estaría estafando. No sé, parece que este cronista ha iniciado una temporada de cambios y esos efectos se dejan sentir hasta en el Real.
En González Byass se produjeron hechos insólitos que les cuento así, un poco por encima. Estaba Óscar Higares, torero, actor y ceb –creo que por ahora no es 'influ-ansar', pero nunca se sabe– atendiendo a la gente en la zona normal, cuando vi a lo lejos a mi amigo Jose, sin acento, que quería entrar en la caseta... salí a buscarlo y de repente no estaba. Bueno, ¿qué tiene de particular este hecho, se preguntará el lector de crónicas de feria, si estamos en la Feria? Pues que mide casi dos metros. Estaba... y de repente... luego cuando quiso apareció, eso sí, que le esperaba su mujer dentro. Cerca estaba Manolo Romero, el genuino, objeto de persecución habitual de 'influ-ansars', pero que esta vez fue requerido no para la habitual foto, sino para echar una mano a un tipo que se estaba liando con la máquina de los tickets, que se ve que hay gente que piensa que Manolo vale para todo... A nuestro lado, tomando copas, había unos tipos que parecían sacados de la serie The Wire... educados pero con un punto chungo, no sé que estaban preparando, sus cosas se quedaban allí, no como en la mesa de atrás, donde una señora no tenía demasiado problema en informar a cinco metros a la redonda –que con la música a toda leche tiene su mérito– de algunas de sus prácticas sexuales, no sabemos si en sesión feria o en la vida ordinaria. Esto es lo que tiene la Feria, amigas y amigos: hoy todos llevamos dentro un o una 'influ-ansar'...
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