Hace veinte años, España acababa de vivir los atentados del 11 de marzo en Madrid, José Luis Rodríguez Zapatero había ganado las elecciones, países como República Checa, Estonia o Lituania aún no formaban parte de la Unión Europea, y Bulería, de David Bisbal, sonaba en todas las radios. Todavía no existían WhatsApp ni Twitter (ni por supuesto X); un mundo diferente al de ahora.
Hace veinte años, cuando la asociación LGTBIQAP+ jerezana JereLesGay inauguró su caseta en la Feria del Caballo, no existía el matrimonio igualitario en España, que se aprobaría en 2005, un año más tarde. El lector o la lectora puede hacer un esfuerzo e imaginar, entonces, cómo fue abrir una caseta de esas características en la España, la Andalucía, y el Jerez de ese momento.
Con todo esto, una puede hacerse una idea de lo que era la sociedad española para las personas LGTBIQAP+ (unas siglas que tampoco se conocían) en el año 2004. "Cuando empezamos, la verdad es que era una caseta que se miraba con mucha reticencia, a la gente le daba mucha 'cosita' entrar, pensaban que era una caseta para personas que perteneciesen al colectivo LGTBI, que sí lo es, pero que está abierta a toda la ciudadanía", explica la presidenta de la entidad, Susana Domínguez. "Hemos pasado de ser una caseta 'de ambiente', como se decía antes, a una caseta referente de éxito", apunta.
En esta Feria del Caballo, la caseta alberga cada día una actuación diferente, con artistas drags y DJs. Se respira un ambiente acogedor, desde los camareros hasta las personas que bailan al ritmo de la música. Aquí, la máxima es la aceptación, sin fisuras.
Salvador Mena, cofundador, vicepresidente de la entidad y otro de los impulsores de esta aventura ya 'veinteañera', lo expresa así: "Fue un avance, porque tener una caseta en la feria hace veinte años era un punto visible, y para el colectivo era importante vernos representados en una de las fiestas más señaladas de la ciudad". En ese sentido, también apunta: "Durante estos años, nos hemos hecho más visibles".
Esa mayor visibilidad en estas dos décadas corre paralela al aumento del tamaño de la propia caseta y a su traslado hacia un lugar más concurrido del Real. También se ha visto reflejado en que cada vez más personas acuden a la caseta de JereLesGay, llegando a tener que contratar ya un equipo externo de trabajadores en los últimos años, cuando antes podían hacerlo todo entre los miembros de la asociación.
Pero volviendo la vista atrás, ¿de dónde nace esa valentía de abrir una caseta en aquella Feria del año 2004? "La idea surge del sentimiento que tenemos como todo jerezano y jerezana: mucho orgullo por nuestra Feria de Jerez. En ese momento pensamos que, en nuestro trabajo constante de visibilizar al colectivo, de normalizarlo e integrarnos, tener una caseta en la feria iba a servir para seguir con nuestro activismo y voluntariado", explica Domínguez. Además, también serviría como una forma más de sostener económicamente la asociación.
Qué mayor visibilidad, en ese sentido, que la que otorga una caseta en la fiesta más importante de Jerez. "Como esa visibilidad es uno de nuestros objetivos fundamentales en la asociación, pensamos que la caseta era una herramienta muy adecuada para ello", aclara la presidenta. Y efectivamente, "nos ha servido muchísimo", apunta.
Jerez, más justa y más igualitaria
La intención de JereLesGay con la creación de la caseta era doble: por un lado, dar visibilidad al colectivo en una de las fiestas más importantes de Jerez, y por otro, ofrecer un espacio donde todas las personas pudieran estar "seguras y tranquilas", en palabras de Susana Domínguez. Porque eso, que a día de hoy es de lo más normal, en 2004 no lo era tanto.
"Queremos que la caseta represente la libertad de cada persona de ser como es, amar a quien sea y poder mostrarse tal y como es; un espacio seguro, acogedor y que siempre va a abogar porque las personas sean libres de amar y de ser como quieran", apunta Susana.
Ambos, Susana y Salvador, resaltan que la suya fue "de las primeras" casetas LGTBIQAP+ que se montaron en una feria andaluza. "Somos la caseta más antigua gestionada por una asociación LGTBI en un Real, al menos que conozcamos", apunta orgullosa Susana. "Ahora hay más, pero es que hace veinte años eso era impensable", aclara Mena. Y continúa: "La sociedad ha evolucionado mucho de hace veinte años a ahora, se han aprobado leyes... Nos hemos equiparado al resto de la sociedad; antes, éramos ciudadanos de segunda. Aun así, hay que seguir luchando, porque todavía sufrimos agresiones, acoso...".
También influye la propia ciudad, Jerez, cuyo ayuntamiento fue la primera institución pública del país en colgar la bandera arcoíris. "Jerez se ha convertido en una ciudad referente en ese sentido a nivel nacional; hemos marcado muchos hitos", relata Susana. Fue en el año 2001, en un acto simbólico en el que cristalizaban los esfuerzos que se llevaban a cabo desde el Ayuntamiento y también desde la recientemente creada en ese momento JereLesGay.
Desde entonces, Jerez, cuentan desde la asociación, se ha convertido en una ciudad "más justa, más igualitaria e integradora", declara la presidenta de la entidad. Ella comparte 'cumpleaños' con la caseta: lleva también veinte años ejerciendo la presidencia de la asociación. "En mi caso particular, y de la caseta, llegamos cuando no teníamos igualdad legal, éramos ciudadanos de segunda. Hemos pasado de la nada, con el trabajo no solo de JereLesGay, sino de muchas entidades, a conseguir nuestros derechos y a luchar porque se nos reconozca", afirma.
En estos veinte años, son muchos los recuerdos. Domínguez destaca la visita de la activista Boti García Rodrigo, por entonces presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (Felgtbi+). Ese año, la Feria comenzó a finales de abril, en cuyo día 26 se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica, y celebraron una besada reivindicativa a las puertas de la caseta, un momento que también recuerda con especial cariño Salvador Mena.
JereLesGay ha acompañado a la fiesta más emblemática de Jerez en estos veinte años, para que sea más segura, más diversa y más acogedora, y con ello, a la propia ciudad. "Era impensable ver, como yo veo ahora, parejas de gente joven por la calle Larga de la mano. Cuando empezamos era rarísimo, y eso da muestra de que Jerez ha cambiado", puntualiza Susana.
Comentarios