Impulsor de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Sevilla e incansable en su labor de rescatar voces flamencas casi desconocidas, el jerezano Rafael Infante recibirá el próximo 9 de octubre uno de los premios Ciudad de Jerez.
Rafael Infante Macías (Jerez, 1942) salió de su ciudad natal con 18 años, de la que ya solo ha vuelto para temporadas esporádicas. Estudió Matemáticas en Madrid y luego en Granada y Sevilla, donde ya se quedaría. Persona con una gran trayectoria académica —fue el primer rector autonómico, en la Universidad hispalense, además de profesor—, es también un gran aficionado al flamenco. De su mano nació la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Sevilla y, tras dejar el rectorado, impulsó la revista La Alboreá. Igualmente, junto a la consejería de Educación de la Junta, impulsa el programa Flamenco y Universidad, que se encarga de coordinar las diferentes actividades en torno a este arte que se desarrollan en las universidades andaluzas. Gracias a este portal web se creó una serie discográfica que ya va por su número 50 y en donde su labor en el rescate del patrimonio flamenco de voces olvidadas es muy importante. Precisamente, tras publicar el último número de la serie, dedicado a cantaoras jerezanas, recibía la llamada de la alcaldesa Mamen Sánchez, para informarle de que era uno de los agraciados con el premio Ciudad de Jerez, en este caso en su categoría de Investigación del Flamenco, que se entregarán el próximo 9 de octubre, festividad de San Dionisio.
Su vida gira entre la Universidad y el flamenco. Fue el primer rector de la Universidad de Sevilla. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
Fueron tiempos conflictivos, en los que había que elaborar los estatutos. Hablamos del año 1984. Pero a pesar de ser una época conflictiva había una cosa muy importante, la lealtad. Aunque hubiera diferentes tipos de opinión, todos nos respetábamos y cada uno luchaba por sus ideas. No había intereses, sino ideologías, y desgraciadamente eso se ha perdido. Ahora priman más los intereses, unos legítimos y otros no.
¿Y su afición por el flamenco?
Hombre, yo soy de Jerez. Y aunque alguno me dice que no me pega, porque soy matemático, siempre digo que soy de Jerez, que me he criado aquí y he visto a los niños cantar flamenco. De eso me contagié.
¿Se han perdido las grandes voces del flamenco en Jerez?
Yo pienso que sí. Jerez tiene que hacer un esfuerzo para apoyar a los jóvenes y que aprendan de los mayores. También las circunstancias han variado. Ahora se presta más a lo comercial.
"El Museo Flamenco tiene que tener un contenido estable, pero también moverse en exposiciones temporales. Hay que incorporar las nuevas tecnologías, donde el aficionado pueda ver, contemplar y aprender"
Desde fuera, ¿a Jerez se le sigue viendo como la cuna del flamenco?
Desgraciadamente ya no. Jerez ha perdido la oportunidad y espero que la vaya recuperando. Sé que el Ayuntamiento ha creado la Mesa del Flamenco para impulsarlo, pero Jerez debería recuperar lo que fue.
¿Y en detrimento de quién?
Sevilla ha cogido la antorcha. Córdoba también con su festival. De hecho, me sorprende que Córdoba organice una serie de jornadas sobre el flamenco y el caballo, cuando en Jerez presumimos de ambas cosas. Y eso habría que recuperarlo y potenciarlo. El otro día estuve en Utrera presentando un disco sobre Fernando Villalón, y allí están organizando el segundo festival sobre industria flamenca. Jerez no puede quedarse atrás. El flamenco mueve dinero y la economía y hay que replantearse el papel de Jerez dentro del flamenco.
Sin embargo, Jerez disfruta de un festival de primer orden...
Yo, que he sido asesor de la Bienal de Sevilla, digo que me gusta más el planteamiento del Festival de Jerez. Primero porque dura menos tiempo. No se puede poner una gran cantidad de espectáculos si luego la gente no va. Jerez, que tiene un espacio más reducido, tiene muchas actividades alrededor del flamenco y desde mi punto de vista es muy positivo. Aquí se organizan diferentes actividades, como los cursos de baile, y creo que es un modelo a seguir.
Lleva una encomiable labor por rescatar esas voces antiguas del flamenco que casi nadie conoce.
Ya vamos por 50 ediciones. Y los múltiplos de cinco unen mi condición de matemático y jerezano, porque están dedicados a artistas de Jerez. El 5 estuvo dedicado al Concierto de Jerez, de Manuel Morao; el 10 a Parrilla; el 15 a Paco Cepero; el 20 a El Torta; el 25 a Tío Juane y así hasta el 50. Y del 45 al 50 se llama Jerez en el recuerdo, donde se rescatan voces antiguas que desgraciadamente alguno no ha conocido.
¿Quién le ha sorprendido?
A mí me sorprendió Isabelita de Jerez. Me gusta más que la Niña de los Peines, aunque aquí quizás peque de jerezano. Y ahora, para el último disco, he rescatado a Adela López, que grababa en 1912 con orquesta.
Fue asesor de la Ciudad del Flamenco. ¿Siente que se perdió un proyecto fundamental para Jerez?
Bueno, pero espero que sea sustituido por el Museo Flamenco de Andalucía. En torno a él se pueda recuperar la idea original de la Ciudad del Flamenco. Jerez debe dar un paso adelante y coger esa antorcha. Porque no es solo conservar el cante, sino que alrededor de él se mueva la economía, porque otras ciudades están tomando ese testigo.
Habla del Museo Flamenco de Andalucía. Usted forma parte su comisión asesora. Muchos dudan del contenido que va a tener. ¿Cuál es su opinión?
Creo que tiene que tener un contenido estable, pero también moverse en exposiciones temporales. Hay que incorporar las nuevas tecnologías, donde el aficionado pueda ver, contemplar y aprender. Y hablando del turismo, que el turista pueda comprobar cómo era el flamenco en Jerez. Espero que todo eso se materialice y se ponga en el museo. Que no sea un mero depósito de recuerdos y trajes, sino que sea una cosa dinámica, activa, con actividades para los niños. Y eso no significa que aprendan a cantar, sino que aprendan a conocerlo, porque lo que no se conoce no se puede amar.
¿Qué le parece el nuevo planteamiento de la Fiesta de la Bulería?
De esta última no puedo opinar porque no estuve, aunque he escuchado comentarios que me decían que tres eran demasiados días. Y yo, que la noche antes de casarme estuve viendo La Bulería, recuerdo que aquello era otra cosa. Era más íntimo, aunque hubiera más artistas y durara más, pero ahora es más espectáculo. Y una cosa que creo que es importante recuperar es el premio Copa Jerez, y dedicar un premio a la trayectoria de un cantaor y otro que se entregara para premiar a los jóvenes valores y que les sirva de estímulo.
¿Cómo se ve Jerez desde la distancia?
La veo muy alegre, pero da pena también pasar por la calle y ver tanta cantidad de establecimientos cerrados con el cartel de “se alquila”. Por eso insisto que la industria del flamenco puede potenciar a Jerez.
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