Una antigua casa palacio que llevaba años abandonada se ha transformado en un espacio que está lleno de creatividad. En el interior del Palacio de Borguetto de Jerez, casi 20 personas procedentes de toda la provincia de Cádiz desarrollan sus trabajos. El edificio, construido en los años 40 del siglo pasado por iniciativa de Felipe Morenés García Alessón, marqués de Borghetto y de Villarreal de Burriel, estrena nuevo uso. Totalmente reformado, se ha inaugurado oficialmente el viernes 20 de septiembre como coworking Cultura y Empresa Cámara, después de haber sido Casa de la Juventud y Escuela de Música.
En sus entrañas, dan rienda suelta a sus ideas desde ilustradores, diseñadores gráficos o desarrolladores webs hasta productores musicales y expertos en marketing digital. “Está pensado para empresas del sector creativo cultural”, comenta Jaime Fernández, coordinador del espacio de coworking, mientras se adentra en sus pasillos.
Un total de 1.200 metros cuadrados y tres plantas dotada de sala de Networking, oficinas, LAB de sonido y edición, salas de incubación y reuniones y otros espacios para talleres de formación, exposiciones o conferencias. Un lugar innovador que ofrece a los emprendedores, pymes y startups herramientas como drones, realidad virtual o impresoras 3D.
Los proyectos brotan en este inmueble histórico conocido como Palacio Garvey que mantiene algunos elementos originales. “Se ha intentado respetar la memoria del edificio en la medida de lo posible, como las escaleras o dos chimeneas”, explica Jaime, deteniéndose delante de una reproducción de un mapa de los años 30 que adorna la pared.
Después, sube a la terraza, con vistas al Mamelón, donde los usuarios y usuarias suelen disfrutar de la convivencia. Mientras, en la planta de abajo, dos personas están inmersas en sus pantallas. Laura Bizzey, inglesa de 28 años, es diseñadora gráfica y, desde hace un año trabaja para Moodle. Paralelamente, en su tiempo libre, trabaja en dos proyectos propios con los que lucha contra la discriminación hacia las personas con discapacidad.
Ella es una de ellas. Con 8 años le diagnosticaron Distrofia Muscular y, desde entonces, ha tenido que lidiar con diversas dificultades.
“Quiero intentar cambiar cómo la gente nos ve. En España es menos, pero en otras partes es peor. Por falta de conocimiento. Si no conoces a alguien con cualquier discapacidad, es más difícil entenderla. Siempre he querido usar mi voz, no para cambiar el mundo porque eso es enorme, pero para intentar poner mi propio granito de arena”, expresa Laura que lleva ocho años afincada en España y dos en Jerez.
Actualmente desarrolla Casual Ableism, una plataforma en Instagram en la que las personas con cualquier tipo de discapacidad pueden compartir sus historias. “Para aumentar la conciencia y crear sentido, intento cambiar la mentalidad de la sociedad”, dice. También propone Me da Igualdad, una comunidad para jóvenes con discapacidad que mantiene la misma línea. “Fue mi trabajo de fin de grado en la Escuela de Arte de Cádiz, donde estudié gráfica publicitaria”, explica.
La diseñadora aterrizó en este país “por mi salud”. Según comparte con lavozdelsur.es, no hay tratamiento ni cura para esta enfermedad por lo que, cuando finalizó la escuela en Inglaterra, decidió dar un giro a su futuro. “Necesitaba hacer algo para mejorar mi vida y tener buena calidad. Cada vez que venga a España de vacaciones, mi salud estaba mejor, con más energía. Y entonces pensé en ir a la Universidad aquí. Dije que lo iba a intentar y aquí estoy ocho años después”, comenta.
En la sala, Laura, que se desplaza sobre ruedas, utiliza un ordenador donde trabaja con distintas aplicaciones de Adobe como InDesign, Photoshop o After Effects. Asegura que, cuando se enteró que estaban habilitando este edificio, temía que no fuera accesible para ella. “Desgraciadamente, no todos lo son, pero este sí, me hizo ilusión. Para mí es muy importante”, expresa.
A unos metros de ella se encuentra Ondrej Aust, de 38 años, natural de República Checa. Con dos pantallas, diseña un espacio en el metaverso para una empresa. “Es un mundo muy amplio. Ahora puedes tener, aparte de tu página web, tu sitio en el metaverso, parece como un videojuego. También se usa para formación”, explica mientras posa sus dedos en el teclado.
Este arquitecto checo, que se ha especializado en creación de contenido 3D, llegó a España en 2007 como estudiante Erasmus. Dos años después regresó con una beca y se quedó en Madrid, donde trabajó hasta 2019. “Durante la pandemia volví a mi país y, hace un año y medio, decidí volver con mi pareja, que es gaditana”, comparte desde la sala de coworking.
Trabaja para el estudio Madverse, enfocado en la creación de animaciones y otros contenidos para marketing y otras aplicaciones. “Es también una manera de expresarnos, pero en 3D directamente. Es otra forma de arquitectura”, dice Ondrei que valora poder realizar su trabajo en un espacio como este. En estas instalaciones, no solo puede hacer uso de los equipos informáticos, sino también de las impresoras 3D para hacer maquetas.
En Madrid iba a diario a una oficina, pero, con la pandemia, se sumó al teletrabajo, como muchas personas que trabajan frente a las pantallas. “Últimamente, me estoy dando cuenta de que trabajar todo el tiempo en casa no es tan ventajoso, sobre todo, porque te vas quedando cada vez más aislado, por mucha tecnología que tengas. Yo creo que el contacto humano al final es lo más importante que hay, para crear lazos y conectar con la gente”, sostiene el arquitecto.
El nuevo espacio, ubicado en el centro histórico jerezano, ha sido impulsado por la Cámara de Comercio jerezana con la colaboración de la Fundación Incyde y la Diputación provincial de Cádiz. En concreto, la Cámara de Comercio de Jerez ha movilizado un total de 1.267.628 euros de inversión, de los que 1.014.102 euros están financiados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) a través de la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio españolas. La Diputación de Cádiz ha aportado 207.356 euros.
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