El Domingo de Ramos enJerez ya no se entiende sin el espectáculo visual y simbólico que ofrece la hermandad del Transporte. A la majestuosidad de sus pasos se suma desde hace algunos años un atractivo añadido: la guardia romana de Nuestro Padre Jesús del Consuelo.
Esta singular escuadra toma como referencia los principios fundacionales de la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, más conocida como la Orden de la Merced. Esta orden religiosa fue creada en 1218 por san Pedro Nolasco con el objetivo de liberar a los cristianos cautivos en manos musulmanas.
Desde las 16:30 horas del domingo, los armaos partieron desde los Claustros de Santo Domingo en dirección a la basílica de la Merced, donde a las 17:30 estaba programada la salida procesional de la cofradía.
La hermandad ha rescatado así una tradición que comenzó en la década de los 60, cuando una escuadra de soldados romanos formaba parte del cortejo. Aquella iniciativa desapareció en 1973, pero ha sido recuperada 50 años después, reconvertida en la actual guardia romana que acompaña a Nuestro Padre Jesús del Consuelo.
Una escuadra laica con vocación solidaria
A diferencia de la antigua formación, cuyos integrantes eran soldados del cuartel del Tempul que emulaban a la centuria Macarena, la guardia romana de hoy posee un carácter más estructurado y solemne. Se ha constituido como una asociación laica dentro de la cofradía, con una agenda de actividades benéficas a lo largo del año.
En total, la componen 16 hermanos, encabezados por el empresario jerezano José Ramón Estévez, quien actúa como capitán. El diseño de sus uniformes ha sido obra del mayordomo José Carlos Gutiérrez, mientras que la confección ha corrido a cargo del taller de Bordados y Costura Sacra de José Segura.
Los armaos desfilan con coraza y casco metálico, rematado por unas imponentes plumas de avestruz, siguiendo fielmente la estética de los soldados que figuran en el paso de misterio de la hermandad. Un despliegue de solemnidad, historia y fervor que ya se ha convertido en un símbolo del Domingo de Ramos jerezano.