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La tasa de desempleo del municipio ha crecido 30 puntos en los últimos diez años. En la actualidad hay un 107% más de demandantes de empleo que en 2005.

Se echa en falta un clima adecuado para la atracción de inversiones, hay falta de consenso político a nivel local para llevar a cabo determinadas políticas de desarrollo y se palpa una ausencia de modelo claro de desarrollo. Son algunas de las conclusiones que explican por qué Jerez no avanza, por qué acumula mes tras mes una de las tasas de paro más altas de las grandes ciudades de la zona EURO. Ojo, no son conclusiones nuevas. Estas afirmaciones proceden de Jerez: Economía y Sociedad en su edición de 2005.

Hace una década que el Consejo Económico y Social de la ciudad plasmó aquellas aseveraciones en una publicación anual que dejó de editarse en 2007, un año antes del estallido de eso que llaman crisis. Nada ha cambiado en una década en Jerez. Bueno, sí: ahora hay 15.951 habitantes más empadronados y la friolera de 16.673 desempleados más apuntados en las listas de las oficinas del Inem. La curva ascendente del paro que ha trazado la ciudad en la última década es sobrecogedora. La fría estadística oculta la realidad social de un municipio sumido en una honda depresión que no arranca en la caída de Lehman Brothers -septiembre de 2008-, sino que ya venía de lejos. Concretamente, desde finales de los 90, cuando la reconversión industrial de las bodegas puso en la calle 30.000 empleos directos e indirectos.

El Anuario Económico de la Caixa fija en 2005 una tasa de paro del 11,1% en el municipio, 3,1 puntos por encima de la media andaluza. Diez años después, la tasa de paro sobre el total de población activa alcanza un 41,1%, 30 puntos más que entonces y un 10% por encima de la media regional. El área urbana de Jerez ostenta el triste récord de acumular el mayor índice de desocupados de España, según revelaba recientemente un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE). Bajando más en los datos, en julio de 2005 la ciudad contabilizaba un total de 15.622 desempleados. En mayo de ese mismo año había cambiado el sistema para computar los demandantes de empleo, lo que hizo que afloraran varios miles de demandantes más que un mes antes. En julio pasado la lista del paro se elevaba a los 32.295 inscritos, un 107% más que hace una década. La población ha crecido un 8% en ese mismo periodo de tiempo: de 196.275 a 212.226 residentes censados. Es difícil saber cuántos emigraron fuera de las fronteras del municipio.

El balance negativo en cuanto a los demandantes de empleo tiene su reflejo en las altas y cotizantes a la Seguridad Social. En julio de 2005 había un total de 63.669 afliados, de los que 50.750 pertenecían al régimen general y 8.407 eran autónomos. ¿Qué ha pasado diez años después? Hay unos 10.000 cotizantes menos (53.733 en julio pasado), de los que 40.567 pertenecen al régimen general de la Seguridad Social. En cambio, hay un incremento de más de 1.000 autónomos desde 2005 (9.595 en julio pasado), prueba de que el autoempleo ha sido el único recurso para muchos jerezanos y jerezanas que han visto cómo la destrucción de puestos de trabajo ha sido una constante desde antes incluso de que estallara la crisis y la burbuja inmobiliaria. 

¿Qué queda de aquel Plan Estratégico de 2004?

Mientras los sindicatos insisten mes tras mes en el evidente y flagrante aumento de la precariedad y la estacionalidad laboral, en el aumento de los trabajadores pobres -aquellos que aun trabajando necesitan de asistencia social para sobrevivir-, no hay indicadores que vislumbren un vuelco a esta situación. La última década pérdida no se sabe aún a qué dará paso. En 2004 la ciudad sacó adelante un Plan Estratégico, con un consenso notable entre múltiples actores de las más diversas tendencias ideológicas, del que se han caído, entre otros muchos, proyectos como la Ciudad del Flamenco y el Parque Científico y Tecnológico Agroindustrial (PCTA), que aún no sabe qué quiere ser de mayor. También había planes de inclusión social, de potenciación de la presencia de la Universidad de Cádiz en Jerez, se hablaba de recuperar el Guadalete para uso lúdico y turístico... Las infraestructuras han mejorado desde entonces, con ampliaciones del aeropuerto, la apertura de la ronda Oeste y la llegada de la Alta Velocidad -es un hecho lo poco que tarda  ya un Alvia en plantarse en Madrid-, aunque siguen pendientes puntos negros endémicos como el peaje de la AP4, una enorme barrera que no termina de romperse. 

"Con que Jerez recuperara el 5 o 10% de la industria perdida en los últimos años, ganaría una barbaridad. Si no se pusieran trabas o se arrojasen dudas sobre los inversores, ganaríamos una barbaridad. A todos nos ha faltado generosidad y altura de miras porque la ciudad tiene que sobrevivirnos a nosotros, faltaría más, y tenemos que dejársela a nuestros hijos y nietos. Hemos perdido oportunidades de oro", aseguraba Javier Sánchez Rojas, en una entrevista concedida hace unos meses a lavozdelsur.es. La pregunta ahora es, con un paro que no ha dejado de crecer de forma desmedida en los últimos diez años, ¿volverán a escaparse nuevas oportunidades?

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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