Lleno absoluto este pasado viernes en la Sala Julián Cuadra del Museo Arqueológico de Jerez. El interés que suscita la obra colectiva Los molinos de La Corta y el río Guadalete. Historia de un singular enclave en Jerez (Peripecias Libros, 2024) es tal que muchos de los asistentes han tenido que quedarse de pie para escuchar a los autores de una obra que combina el legado patrimonial e histórico de este enclave con su importancia paisajística, natural y antropológica
"Se trata de poner en valor, de rescatar del olvido al río Guadalete", explica en una de las intervenciones José María Sánchez, ingeniero de Montes y uno de los artífices de este trabajo. Los arqueólogos Esperanza Mata y Luis Cobos, que trabajaron en 2019 en el entorno de La Corta, el profesor jubilado, divulgador y gran conocedor de la campiña, Agustín García Lázaro, y el historiador Enrique Pérez, le acompañan en una puesta de largo que consideran un "éxito" y prueba fehaciente de que poco a poco Jerez está más cerca de su río.
Tras la presentación del acto por el delegado de Cultura, Fiestas, Patrimonio Histórico y Capitalidad Cultural, Francisco Zurita, y el editor Antonio Aguayo, los autores mostraron algunas de las fotografías y páginas de la obra, que contiene unos índices toponímicos y onomásticos con casi 700 localizaciones, 400 personas documentadas y hasta 550 referencias. El libro, con un amplio contenido gráfico, también contiene 350 ilustraciones, entre las que se incluyen planos y mapas antiguos y fotografías más recientes, como las que muestran a los jerezanos y jerezanas bañándose en las aguas de La Corta alrededor de los años 40 y 50.
"Era lo normal. Las familias iban allí, hemos contabilizado hasta 200 cabezas de personas en esta fotografía", explica Agustín García Lázaro, que ve con optimismo la recuperación del río Guadalete desde que hace unos años se pusiera en marcha los trabajos de restauración de su ribera y los hallazgos arqueológicos de La Corta, motivo principal de la elaboración de esta obra.
En sus páginas, los investigadores describen geográficamente al río, así como las primeras ocupaciones del Guadalete, teniendo en cuenta la colonización romana y la construcción de las norias y molinos de La Corta, el molino andalusí y las medievales Aceñas del Rey. "Ha sido muy emocionante", confiesa la arqueóloga Esperanza Mata, que lleva trabajando más de veinte años con Luis Cobos y que cree que ha estado ante uno de los trabajos más especiales de su amplia carrera científica.
"El Guadalete ha estado siempre presente en la historia de los jerezanos", afirma Enrique Pérez, que hace una breve cronología desde época antigua hasta contemporánea, donde la ciudad ha dejado de mirar al río que le vio nacer.
Sin embargo, la posibilidad que se presenta es única para Jerez, y gracias a los trabajos que se están llevando a cabo, la posible recuperación del monasterio de La Cartuja y la puesta en valor del río con iniciativas como la del Puerto de Jerez, entre otras, la situación se está revirtiendo.
De hallazgos arqueológicos a "espacios de felicidad"
Los trabajos de recuperación de la ribera del río en La Corta, dirigidos por José María Sánchez, y con las actuaciones arqueológicas de Esperanza Mata y Luis Cobos comenzaron hace seis años. Según especifican los autores se abrió "un importante capítulo" para la comunidad científica tras los trabajos anteriores que ya se habían sucedido en el entorno del puente de Cartuja.
A través de fotografía antiguas, se conocía la existencia de edificaciones antiguas en la margen de derecha del Guadalete, que habían sido colmatadas por vertidos de tierra y escombros, haciéndolas invisibles a partir de los años 70. Las tareas de retiradas de sedimentos y lodos que se hicieron en un primer momento hicieron que apareciera un edificio abovedado que los lugareños llamaban "El Batán" y otra estructura conocida como "las escalerillas".
El inicio de estos trabajos y la llegada de vecinos, curiosos e investigadores de diversa índole al lugar del yacimiento hizo que "al calor de los cafés" en la colindante Venta Las Angulas, los autores del libro intercambiaran información, contribuyendo no solo a las tareas de restauración fluvial, sino al conocimiento y divulgación del trabajo científico.
El libro, que contiene 20 capítulos, repasa los espacios más importantes ya mencionados, como los molinos romanos de La Corta, el molino andalusí o las Aceñas del Rey, pero también todo el entorno, desde los antiguos caminos pasando por las historias que nos han llegado sobre el enclave hasta los trabajos arqueológicos.
Así, en relación con La Corta y La Cartuja, se habla del paraje del Sotillo, la Alcantarilla del Salado, los Cerros de Lomopardo y de Montealegre, la Fuente de los Albarizones, la Cabeza de Aceña, Las Pedreras, el Parque de Santa Teresa, el puente de Cartuja, los molinos de Pósito, la ermita y la aldea de La Ina o el embarcadero de El Portal, entre otros.
La obra, que se puede encontrar en las librerías de la ciudad, cuenta además con un epílogo del especialista internacional en ingeniería mecánica Robert Spain, quien visitó los trabajos en septiembre de 2019 y compartió sus reflexiones sobre los molinos y el río, pero también sobre la ciudad de Jerez y sus costumbres en un texto "muy agradable" que acompaña a la numerosa documentación.
No obstante, si algo cabe destacar del libro es precisamente el interés que muestra ante el impulso de la recuperación del Guadalete, sobre el que los autores ya han anunciado próximas visitas divulgativas para conocer su entorno, al que en la obra quieren dar el sobrenombre de "espacios de felicidad". "Queremos que las familias vuelvan a disfrutar de su río, a crear recuerdos y memoria, que sea algo más allá que un lugar de ocio", sostiene José María Sánchez. Toda una declaración de intenciones que después de décadas de olvido parece contar con apoyo institucional y ciudadano.
Comentarios