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“¿Ese que está ahí esJuan Bonilla, no?", dice Jimmy, un camarero muy conocido del centro de Jerez, el alto con melena canosa. Ese. Jimmy libra el jueves y, como tantos camareros en su día libre, va a tomar una cerveza al bar en el que trabaja, justo al lado de Libros El Laberinto. Son más de las ocho de la tarde y, sí, después de la presentación, Bonilla está firmando decenas de ejemplares de su último libro, Simios Apóstoles, a punto de terminar el día –de la tarde, mejor dicho– que ha echado en la ciudad que le vio nacer, según él, hace 60 años, aunque en el DNI pone que es de 1966 y las cuentas, como que no salen… cosas de escritores.

En realidad, no parece que Bonilla tenga ninguna de esas dos edades, ni la real ni a la que se adelanta; aparte de buen pelo, aunque completamente canoso –como Jimmy, por cierto– debe tener buena genética…

14.50 horas. El encuentro

La jornada en Jerez da comienzo en lo que se conoce como la hora de comer. Juan Bonilla, que reside desde hace años en Mairena del Alcor, llega a Jerez acompañado de Nacho Garmendia, amigo y editor del libro para Athenaica, y de Marie Cristine, editora de Renacimiento. En Jerez les espera en El Gorila un pequeño grupo formado por Fernando Taboada, profesor de Filosofía y columnista en excedencia, que horas después será el presentador del libro; Pedro Ingelmo, reconocido periodista ahora en segunda actividad, y este cronista. Tras los abrazos entre conocidos y las pertinentes presentaciones entre los que no, el grupo se dirige a comer a Juanito. En el camino, nos encontramos con el escritor José Mateos, que está en la terraza de la Cruz Blanca, que después de dar un abrazo a Bonilla, nos recrimina –bueno, más bien le recrimina a Taboada– que no se le haya invitado al encuentro. Mateos y Bonilla se conocen desde hace muchos años e incluso han colaborado en varios proyectos periodísticos. Mateos intentará sumarse luego, dice, cosa que no ocurrirá, que el hombre ya avisó que tenía el día muy ocupado.

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Juan Bonilla se ríe de un comentario de Fernando Taboada, en Pescadería Vieja. MANU GARCÍA

15.15 horas. El almuerzo

Minutos después, ya en el restaurante, surge la primera duda, de esas que tienen más importancia de lo que puede parecer. ¿Cerveza y luego vino o vino desde el principio? Pues se imponen las tesis vinateras. Nos decantamos por una botella de fino que va perfectamente con las tagarninas y luego, más adelante, rematamos con un vino de pasto, que está bueno, pero que después del fino que hemos pedido, un fino al estilo antiguo, se queda un poco corto, pero va con el pescaíto frito o las papas con choco.  

Seis personas son bastantes, así que a veces la conversación se divide en dos y hasta en tres, Normal. Bonilla nos dice que tiene una nueva colaboración periodística (durante años estuvo en El Mundo), con la agencia IAP, que le pide un artículo semanal que tiene difusión en importantes medios de América latina. Nos cuenta que lo que más le divierte de hacer este artículo es que tiene que dar mucho contexto, explicar mucho todo antes de arrancar, porque claro, va a países que no conocen los entresijos de la política española ni a todos sus personajes. Nos dice, por ejemplo, que ha escrito sobre María Jesús Montero, sobre el Tribunal Constitucional o sobre ‘El odio’, el libro de Luisgé Martín que por ahora no va a ver la luz, algo a lo que se apresura a decir que no comparte en absoluto.

Durante la conversación, podemos disfrutar de algunas perlas de Taboada, que se ve que está soltándose ya para la presentación, como “la gente que no trabaja suele ser encantadora”, que huelga decir este cronista apunta inmediatamente para su uso y el disfrute del lector.

Luego vinieron unos inesperados comentarios sobre Nueva Zelanda de Bonilla. Taboada recordó que viajará allí próximamente, a lo que el escritor, que estuvo hace unos años, le soltó a Taboada que, además del rugby, deporte que le gusta mucho, no debe perderse la belleza de las mujeres de dicho país. “Muy altas, muy guapas”, en cuatro palabras.

Una duda, otro tema... ¿Juan Bonilla se parece (o no) a uno de los amantes preferentes del escritor francés Jean Cocteau? Salió la broma y tras buscar en internet al señor en cuestión hubo diversidad de opiniones, del "por supuesto" al "en absoluto".

En la mesa se habla también de la película sobre el torero Roca Rey, que para Bonilla “es un canto a la fotogenia” y que Taboada, aficionado a los toros, dice sencillamente “no entender”; hablamos también del dominio del catalán de Bonilla, que aprendió cuando estuvo viviendo en Barcelona con una de sus tías, donde descubrió a Quim Monzó o Sergi Pamiés, o de la vez que soñó que su padre tenía el transistor muy alto escuchando a José María García… y era él el que estaba escuchando de viva voz, mientras dormía, al periodista deportivo, al coincidir los dos en alojarse en el mismo hotel, en Cádiz.

Por supuesto, en el transcurso de la comida y de la pequeña sobremesa que gentilmente permitió el restaurante, como todo el mundo presente tiene vínculos con los medios de comunicación, salieron a relucir inevitables críticas tanto a la profesión como a determinados periodistas, pero eso no va a salir de la pluma de este cronista… temas todos de 'mesa y mantel', sin más, como debe ser un buen almuerzo.

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Bonilla, y el resto de la reunión después de almorzar. MANU GARCÍA

17.30 horas. De terraceo

Tras los cafés y algún chupito, la comitiva se pone de nuevo en marcha y hace parada y fonda en una terraza de Plateros, que hace buena tarde. Bonilla, que ya decimos, viene poco por Jerez, ha quedado con su primo Alejandro para tomar algo. Decidimos llamar al escritor Francisco Bejarano, que le ha dicho a Taboada que iría luego a la presentación del libro, y le pedimos que se sume ya a la reunión, lo que hace al cabo de un rato. Bejarano le da un abrazo a Bonilla e ironiza con “la corte” –nosotros– que acompaña a Juan, “que es al que le toca cantar y bailar hoy”. El poeta está divertido y charla un momento con todo el mundo, sobre todo con Marie Cristine, que ha sido su editora. Como diez minutos antes de que comience la presentación nos levantamos y Bonilla fotografía, encantado, los 'cuadros' de Pol Tattoo que nos vamos encontrando por el camino, por las paredes, se entiende, sobre todo le gusta la vieja friendo huevos de Velázquez que hay donde estaba la farmacia de Plateros.

19.00 horas. La presentación del libro

Llegamos puntuales ­–tal vez demasiado, casi sobre la hora– a El Laberinto, que presenta ya una buena entrada. Lleno, con gente de pie. Muchos conocidos entre el público. Ignacio Garmendia, de Athenaica, la editora de Simios Apóstoles es el primero en tomar la palabra y lo hace para decir que Bonilla “es uno de los mejores escritores españoles vivos. Excelente narrador, cuentista y ensayista, siempre derrocha ingenio… es brillante y lúcido”. Que a ver, que sí, pero qué va a decir: los editores son como las madres, su niño siempre será su niño.

A continuación, toma la palabra Taboada, que esta vez se ha preparado la presentación a conciencia... no le va a coger el toro, como en otras ocasiones. Además de leerse el libro, en rigurosa primicia accedimos a sus notas: en un exceso de condensación tiene apuntadas dos palabras, Athenaica y Ensalada. Y ya. Dos palabras. ¿No será excesivo? En su intervención, Taboada destaca también la capacidad como narrador, sobre todo como cuentista, de Bonilla y deja claro que la ensalada que es Simios Apóstoles funciona, para luego dar paso al autor, con el que conversará a lo largo de toda su intervención.

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Juan Bonilla, durante la presentación de 'Simios Apóstoles' en El Laberinto. MANU GARCÍA

Bonilla toma la palabra y dice que el libro, en buena medida, son “ocurrencias y apuntes” que se le vienen en su obligado paseo diario desde que tuvo un problema de salud y dice también que el título parte de un aforismo de Lichtenberg. El escritor bromeó con la vacuidad de algunas frases hechas, caso por ejemplo de “el tiempo pone todo en su sitio”, “cuando realmente el tiempo lo que hace es quitarle el sitio a todas las cosas”, a lo que le respondió Taboada con el periodístico “no se descarta ninguna hipótesis… incluso que hayan sido los extraterrestres”, lo que produjo la carcajada del público.

Bonilla cuestionó la comprensión lectora de buena parte de los ciudadanos y mostró su disgusto por la desaparición de lo que calificó como “periodismo antiguo”, el de siempre, vaya. Volvió a hablar sobre ‘El odio’ y todo lo ocurrido, para poner de relieve el peso cultural que sigue teniendo el libro. “Ha habido multitud de programas de televisión en los que se ha hablado de todo… parece que eso no tiene peso, no comparado con el que tiene un libro, que ha tenido que ser previamente cancelado”, añadió.

Después de reconvenir en broma ­–¿o fue en serio?­– a Taboada por el uso de “ensalada” o “batiburrillo” para referirse al libro, en lugar de decir “excelente collage”, lo que motivó un grana carcajada entre el público, Bonilla tuvo momentos brillantes al decir que “los libros siempre nos llevan a otros libros” y cerrar su intervención con el final de ‘La Ciudad’, uno de los textos que incluye en el volumen y que forma parte de una conferencia que leyó en la Facultad de Arquitectura de Santiago de Chile, en unas jornadas en las que tuvo que leer ni más ni menos que después de Martin Amis y antes de J.M. Coetzee, casi nada. El el texto mezcla ciudades en las que ha vivido y ciudades visitadas y que conforman “esa ciudad que soy yo”, un texto muy bello que levantó un fuerte aplauso del público.

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Bonilla y Taboada, durante la presentación del libro. MANU GARCÍA

20.05 horas. Firma de ejemplares y despedida

Dejamos a Juan Bonilla firmando ejemplares de Simios Apóstoles. La gente ha pasado un rato entretenido, que es, al fin y al cabo, a lo que se va a una presentación. Bonilla se para un momento con todo el mundo y se muestra cercano con el personal. Pedro Ingelmo y este cronista, que previsoramente ya tienen su ejemplar firmado, se van a tomar una cerveza al lado, a Birrópolis… que hablando de ciudades, es todo un nombre. Después de un rato hablando de todo y nada, más bien de todo tipo de descalabros –que van del periodismo al Atlético de Madrid–, decidimos volver para ver si ya ha acabado Bonilla, porque nos han dicho que todos se vuelven para Sevilla en cuanto terminen, que no va a haber más copitas. En ese momento, entra en la cervecería Jimmy, el camarero en su día libre, y nos pregunta “¿ese que está ahí es Juan Bonilla, no?”, a lo que le respondemos los dos, “sí, ese es Juan Bonilla”...

Sobre el autor

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

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