En relación con las últimas noticias y actuaciones relacionadas con la petición hecha al Ayuntamiento de Jerez por diversos grupos memorialistas de la ciudad para que en cumplimiento de la reciente Ley de Memoria Democrática este retire del cementerio de la ciudad la lápida que cubre el enterramiento del coronel golpista Salvador Arizón Mejía el Grupo de Memorialistas de Jerez ha querido manifestar lo siguiente:
1. En primer lugar, que el coronel Salvador Arizón Mejía fue un militar golpista que en julio de 1936, siendo entonces Comandante Militar de Jerez, se levantó en armas contra la legalidad republicana entonces vigente y que bajo su mandato y control de la ciudad se cometieron crímenes que terminaron con el fusilamiento de población indefensa (varios centenares) por el mero hecho de haber tenido algún tipo de relación con la experiencia republicana. Una sublevación de este militar golpista que era singularizada, en 1961, de esta manera por Tomás García Figueras, otro de esos militares rebeldes que también apoyaron esa rebelión armada contra ese gobierno legítimo y que en esta última fecha era alcalde de la ciudad:
“El Glorioso Alzamiento Nacional vincula cada una de sus gestas a un hombre. El Alzamiento en su conjunto es nuestro Caudillo Franco; Sevilla es el General Queipo de Llano; Córdoba el Coronel Cascajo; Santa María de la Cabeza el Capitán Cortés; el Alcázar, el General Moscardó…El Alzamiento en Jerez se vincula asimismo a un nombre, el Coronel Arizón. El recuerdo de su azaña y el significado de ella en el vivir de Jerez están siempre presentes…”
2. Que el modo de proceder del Ayuntamiento de Jerez, y particularmente de su Delegado de Cultura, en este asunto de la lápida de este militar golpista no sólo es una nueva chapuza de las tantas a las que este último ya nos tiene acostumbrados en materia de Memoria Histórica, sino que supone, una vez más, una gran falta de tacto, de sensibilidad y de respeto hacia las 400 víctimas que en la ciudad fueron asesinadas como consecuencia del golpe de Estado encabezado por el citado militar, cuando la ciudad estaba bajo su autoridad indiscutible. Relatar el desinterés y las feas actuaciones del Ayuntamiento de Jerez en esta materia, bien por acción o por omisión y siempre guiadas de un cobarde cálculo de interés político, exigiría un gran esfuerzo que agotaría al más dispuesto.
3. Rechazamos el procedimiento que en este particular se ha seguido desde el Ayuntamiento porque no puede ser que se deje en manos de los familiares del militar golpista Salvador Arizón Mejía los términos del cumplimiento de lo establecido en la mencionada Ley de Memoria Democrática. A los resultados que ha producido este modo de actuar nos referimos más adelante. La obligación del Ayuntamiento debía haberse limitado a comunicar por el medio más adecuado a la familia de este militar golpista que debía retirar esa lápida porque prácticamente todo el texto de su inscripción, no sólo la expresión “Alzamiento Nacional”, que es lo que se ha borrado, incumple claramente dicha ley. Las declaraciones del Delegado de Cultura después de la reunión mantenida con la familia del militar golpista Salvador Arizón en el sentido de que esta iba a llevar “ a cabo las actuaciones necesarias para el cumplimiento de la misma [la ley]” no se han cumplido pues, como se verá a continuación.
4. Hemos conocido una fotografía reciente de esa lápida del militar golpista Salvador Arizón Mejía en la que se observa que han sido borradas con pintura blanca las palabras “Alzamiento Nacional” que figuraban en ella. Parece ser que esta actuación “correctora” sobre dicha lápida ha sido todo el resultado de las conversaciones del Delegado de Cultura Fco. Camas con la familia.
Condenamos esta nueva tomadura de pelo del Delegado de Cultura si esto es lo que entiende el Ayuntamiento de Jerez por cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática y denunciamos al mismo tiempo que si ello es así, como todo indica, el Ayuntamiento de Jerez sigue permitiendo que se incumpla esta ley: en el artículo 35 de la misma se estipula con claridad la obligatoriedad que tienen las administraciones públicas de arbitrar las medidas necesarias para retirar cualquier elemento en que “ se realicen menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo …” y por tanto aquellos elementos físicos donde se recojan los méritos obtenidos por los militares sublevados por su participación en aquel golpe de Estado.
En ningún momento se habla en el articulado de la ley de corregir, retocar o borrar palabras sueltas incluidas el soporte físico de esos elementos, sino de retirada. De nuevo una nueva muestra de pusilanimidad, rayana ya la cobardía, y de nuevo las medias tintas para no molestar a determinadas familias y sectores sociales de la derecha local.
5. Pero no se trata sólo de que el mencionado artículo de la Ley de Memoria Democrática no contemple esa limitada corrección grotesca que se ha hecho sobre el texto de la lápida borrando, simplemente, el sintagma “Alzamiento Nacional”: como decimos, prácticamente toda la inscripción grabada sobre esta lápida es una manifestación de exaltación del comportamiento golpista del militar rebelde Salvador Arizón Mejía, a través de la enumeración en ella de las distinciones, reconocimientos y premios recibidos precisamente por su implicación en el golpe de Estado de 18 de julio de 1936. Y estos elementos aún permanecen en dicha lápida:
a) En primer lugar, la mención que en ella se hace a la posesión por parte de este militar golpista de la Medalla Militar Individual: la Orden General del Ejército del Sur de 8-2-1938 mandó abrir una Información para depurar los “méritos” contraídos por el militar golpista Salvador Arizón Mejia por su comportamiento el día 18 de julio y siguientes en Jerez por si fuera acreedor a dicha medalla militar y se nombraba juez instructor de la misma al coronel de Infantería Joaquín Arcusa Aparicio. Un año después el BOE de 13-4-1939 publicaba la orden por la que se le concedía la Medalla Militar que todavía se menciona en la lápida. El Ayuntamiento de Jerez debe saber que los “méritos” por los que se le otorgó la citada medalla a este militar fueron los de haberse sublevado con las armas en las manos contra un Gobierno legítimo, haber declarado el estado de guerra en la ciudad , haber destituido a la corporación municipal de Jerez vigente el 18-7-1936 y, como ya se dijo, haber iniciado, bajo su control y autoridad, un plan de exterminio físico que condujo al fusilamiento de, al menos, 400 vecinos y vecinas de Jerez.
Reproducimos más abajo el testimonio prestado por uno de los oficiales que depusieron en la Información abierta para depurar los aludidos “méritos” del militar golpista Salvador Arizón Mejía:
“Que el día diez y ocho (sic) de julio de mil novecientos treinta y seis se declara el Estado de Guerra mediante el Bando publicado por el Comandante Dn. Salvador de Arizón Megías que se hace cargo del mando de la población, después de los momentos de agitación en ésta por noticias que se cruzan de haberse sublevado la guarnición de África y es tomada esta determinación en momento tan acertado que no da tiempo a que las masas obreras desarrolle su premeditada acción (…) y que por las órdenes dictadas impidió pudiesen llevar a efecto, pues tomado el Ayuntamiento y la Radio no hay más órdenes que las suyas ya que guarda [vigila] teléfonos, telégrafos, los Bancos y la fábrica de electricidad”.
Estos son como decimos parte de los “méritos” contraídos por este militar golpista y por los cuales se le concedió la Medalla Militar que, repetimos, aún continúa citada en la lápida que el Ayuntamiento de Jerez, incumpliendo lo estipulado en la ley de Memoria Democrática, no ha querido retirar.
b) En segundo lugar, la mención en la lápida a la concesión de la Medalla de Jerez: Recordamos al Ayuntamiento de Jerez que en el Pleno de 2-3-1959 se adoptó el acuerdo de conceder a este militar golpista la Medalla de Oro de la Ciudad “como premio y singular recompensa de los méritos contraídos y servicios extraordinarios prestados en la ciudad (…) hacia quien en los días aciagos de la revolución de 1936 [el golpe de Estado] fue su salvador”. Recordamos igualmente al Ayuntamiento que esta Medalla de Oro le fue impuesta a este militar por el entonces alcalde franquista Tomás García Figueras, y antes militar rebelde, en el Pleno de 7-3-1961.
Y recordamos al Ayuntamiento las palabras que Salvador Arizón Mejía pronunciaba en ese Pleno en su discurso de agradecimiento, unas palabras que sin lugar a dudas reflejan el talante de este militar y que ya habían aparecido en uno de sus bandos de guerra publicados en 1936: “Sabed todos (…) que estoy dispuesto a que las disposiciones de mi Autoridad Militar se cumplan al pie de la letra, y del todo decidido a que las fieras marxistas no ya levanten la cabeza, pero ni siquiera muevan la zarpa y que, si fuera preciso, mis manos se conviertan en manos de hierro que exterminen, sean cuantos sean y quienes sean, a todos los enemigos de España”.
De que estas palabras no eran una baladronada de este militar dan fe las 400 personas que bajo su autoridad y mano de hierro fueron asesinadas en Jerez.
c) En tercer lugar, la mención en la lápida al mérito de ser reconocido este militar como hijo adoptivo y predilecto de Grazalema y Jerez: Como en los casos anteriores debe tenerse presente que las autoridades franquistas de estas poblaciones otorgaron en su momento este reconocimiento a este militar golpista precisamente por su participación en la sublevación militar contra la Segunda República y por su papel en la subsiguiente represión. Así, en el caso de Grazalema, este militar golpista fue el que mandó la llamada “Columna Cádiz” que en los primeros días septiembre de 1936 operó sobre la Sierra de Grazalema y fue la que ocupó dicha población después de duros combates, una columna integrada por una batería de artillería de 7,5; una compañía de Regulares, una sección de morteros, dos secciones de ametralladoras, dos secciones de infantería, dos escuadrones de caballería, 220 falangistas y 35 guardias civiles. Inmediatamente después de ser tomada Grazalema dio comienzo una brutal represión en la localidad. De la responsabilidad del militar golpista Salvador Arizón en la sangrienta represión en Jerez no hablamos en esta ocasión porque ya ha sido sobradamente demostrada documentalmente y estudiada en las investigaciones que sobre ella han visto la luz.
6. Por todo lo anteriormente expuesto exigimos al Ayuntamiento de Jerez que en cumplimiento de lo contenido en la reciente Ley de Memoria Democrática proceda a tomar las medidas oportunas para que la lápida del militar golpista Salvador Arizón Mejía sea retirada del cementerio municipal.
7. Finalmente, hacemos saber al Ayuntamiento que este Grupo de Memorialistas de Jerez se reserva la decisión de adoptar aquellas medidas que considere convenientes, ante las instancias públicas que correspondan, en orden a que en este asunto se cumpla lo que esta Ley de Memoria Democrática dispone en materia relacionada con este asunto.
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