Se le ve cansado, y no lo niega. También dice que su salud se ha ido resintiendo en los últimos meses. Acaba de operarse de cataratas: “Me sentaba a metro y medio de la televisión y no veía nada”. Paco Flores Prieto (Jerez, 1948), cumplirá 70 años el próximo agosto. Nació en la calle Caracuel, en pleno barrio de La Albarizuela, pero con siete años su familia se trasladó a La Constancia, por entonces una barriada de nueva construcción, y de aquí prácticamente no se ha movido. “Tuve la infancia más bonita del mundo. Los valores que había antes no son los de ahora. Había una amistad fraterna y sana. Al que tenía necesidad, se le daba la mano. Eso ya no se ve”.
Tras décadas en la Asociación de Vecinos La Fraternidad, Paco ha decidido dar un paso —o dos— al lado. Este “rebelde con causa” siente que ya ha llegado el momento de descansar, de disfrutar de esa jubilación que se ganó hace unos años pero que los quehaceres del colectivo le han impedido saborearla al cien por cien. Eso sí, se ha querido ir con el trabajo hecho. En 2017 se firmaron los últimos acuerdos que permitirán, entre 2018 y 2019, tener completamente rehabilitada la barriada. Todo un éxito que él mismo reconoce con orgullo. “Firmamos el mejor acuerdo de rehabilitación que se ha hecho en España. Ha sido una gran conquista, hemos luchado durante años por que se cumplieran las ordenanzas establecidas en cada momento. Muchos nos han criticado en lugar de apoyarnos y además los políticos no lo han digerido”.
Quien conoce bien a Paco Flores sabía que antes o después lograría su objetivo. Y es que, de casta le viene al galgo. Militante durante años de la CNT, motivo por el cual perdió su empleo en las bodegas Domecq en los años 80, se define como “una persona muy sensible con las problemáticas sociales”, de ahí que en su día decidiera integrarse e implicarse como el que más en la asociación de vecinos de La Constancia. Ya en el año 86 el colectivo firmó con la Junta el primer acuerdo de rehabilitación. Lo demuestra sacando de una carpeta un documento de aquella época.Si algo ha caracterizado a Paco, además de su tozudez por sacar adelante todo los proyectos que se marcara, es el de ir siempre acompañado de documentos oficiales y fotocopias de artículos de periódicos. Ya saben, las palabras se las lleva el viento, pero lo escrito permanece. Y eso molesta mucho al político. “Una vez, en una reunión, un consejero, en plan de mofa, me dijo que siempre iba muy bien documentado. Le dije que lo hacía para demostrar las viles mentiras de todos ellos. Encima se molestó y me acusó de insultarlo”.
En más de 30 años luchando por la rehabilitación de su barrio, Flores ha tenido que lidiar con muchos políticos, tanto de la administración local como de la autonómica e incluso de la central. Lo reconoce quien se considera “un escéptico de la política” y quien ha estado ligado “a los movimientos ácratas”. Pero no había más remedio. “No ha habido un barrio por el que hayan pasado más políticos que La Constancia”, afirma, sabedor que muchos de ellos lo hicieron para arañar votos, ya fuera anunciando nuevos proyectos de rehabilitación o para denunciar los muchos incumplimientos de la Junta en este sentido.
Sin embargo, si se tiene que quedar con alguno de ellos, ese es Pedro Pacheco. No oculta su amistad con él —“al contrario de lo que han hecho muchos ahora que está en prisión”— lo cual no quita que le dijera “no” en su día para que formara parte de una de sus lista electorales. Y recuerda que cuando la famosa frase de “la justicia es un cachondeo”, Flores y la asociación vecinal promovieron un movimiento social a favor del por entonces alcalde.Y es entonces cuando Paco vuelve a sacar de su carpeta varios recortes de periódicos para demostrar el carácter pionero que ha tenido la asociación de La Constancia en otros muchos aspectos. De aquí nació la plataforma que promovió que a Rafael de Paula se le concediera la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes; de aquí salieron los famosos trenes del ascenso del Xerez, como también nació la idea de que los bomberos tuvieran su monumento, o que a Los Delinqüentes se les hiciera un homenaje, también a colectivos de mujeres… Pero de lo que más satisfecho está Paco es de la rehabilitación del barrio: “Ha sido una lucha muy bonita, como la de David y Goliat, porque nos hemos enfrentado al sistema que nunca quiso cumplir lo que firmaba”.
Desgraciadamente, Paco reconoce que en esta lucha “me he visto muchísimas veces solo” y lamenta que el trabajo realizado se haya “infravalorado”. “Muchos vecinos, por tema de comodidad, no lo han valorado como debieran. Y a ver en qué barriada privada de España se ha conseguido rehabilitar 61 viviendas por valor de más de tres millones de euros sin que los vecinos hayan puesto ni un céntimo. Si no se hubiera peleado como se ha peleado, esto se habría caído entero”.Sin embargo, su peor momento lo tiene marcado a fuego. Dice que todavía tiene “depresión” al recordar la madrugada de aquel 24 de octubre de 2008, cuando se derrumbó el techo de su vivienda mientras dormía junto a su mujer. “Vi a la muerte a la cara”. Todo ello, aparte del susto y de obligarlo a estar cuatro años desalojado, fue todo un contratiempo para la barriada, puesto que la Junta se vio obligada a realizar nuevas catas que verificaran el estado de todos los bloques.
Pero eso ya es el pasado. El presente son unas obras que siguen en marcha en la barriada y que apuntan a que estarán listas en 2019. A Paco ahora le toca disfrutar de sus paseos mañaneros, de su familia y su nueva nieta y de sus más de 3.500 libros.
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