El documental Fortificaciones, presos esclavos de la Guerra Civil, realizado por Producciones Coste Cero ha sido proyectado en el Ateneo de Jerez dentro de las actividades organizadas con la colaboración de la sección de Memoria Histórica y Democrática de la Diputación de Cádiz.
El documental aborda el sistema de trabajos forzados implantado por el régimen franquista, mediante el cual miles de presos políticos redimían penas realizando obras públicas en condiciones extremas. Centrado especialmente en el Campo de Gibraltar, la cinta detalla cómo los batallones de prisioneros construyeron hasta 614 búnkeres y otras infraestructuras militares en previsión de un posible escenario de guerra mundial.
Luis Almagro, técnico en prevención de riesgos laborales de profesión pero documentalista por vocación. El equipo recurrió a archivos militares, registros judiciales e investigaciones previas para reconstruir una historia que permaneció oculta durante décadas. El documental incluye imágenes actuales de las fortificaciones, fotografías de los campos de concentración y testimonios que revelan cómo grandes empresas se beneficiaron de este trabajo esclavo.
La proyección forma parte de un ciclo que ya ha llevado el documental a más de 30 localidades gracias a un convenio con la Diputación. Con un estilo didáctico pero riguroso, la cinta utiliza recursos poéticos y musicales, incluyendo una canción de la cantautora sevillana Lucía Sócam, que cierra el relato.

"No es un panfleto"
Almagro destaca que "esto no es un panfleto ni una opinión nuestra" y hace hincapié en el concepto de la esclavitud: "Hay una serie de empresas que todo el mundo conoce, como Dragados o Ferrovial, que se constituyen con presos esclavos que se usaban para trabajar y facturaban al Estado. Buena parte de la economía española está basada en el trabajo esclavo. Las primeras ropas que se hacen en El Corte inglés en España las hacen presas. Eso es algo que en España no se conoce. Todos nuestros documentales que hacemos de memoria histórica empiezan con la leyenda de 40 años de silencio y 40 de olvido. Eso no pasó en Francia ni en Alemania. En Alemania se contó lo que pasó, pero aquí se ha escrito otra historia que es muy distinta, que no tiene nada que ver con lo que verdaderamente pasó en este país".

Otro aspecto que destaca Almagro en su trabajo es el de las incautaciones y pone un ejemplo gráfico de lo que sucedía en la represión franquista: "Tres hijos tenían una madre viuda de guerra que nunca les había hablado de la guerra. Y cuando se muere, van al registro por el tema del papeleo de la casa y aparecen dos casas a nombre de la madre. Una efectivamente es la suya y otra es donde la madre trabajaba de sirvienta. La historia era que le mataron al marido, se quedaron con la casa de la familia y como acto de buena fe la pusieron de sirvienta. Esa mujer se murió sin contarlo".
El documental Fortificaciones, presos esclavos de la Guerra Civil se ha proyecto también en una cárcel, algo que "parecía una provocación", pero Almagro tiene un grato recuerdo de lo vivido en diferentes proyecciones: "Te pasan cosas que sean muy curiosas. En la proyección en La Línea, cuando terminamos, se vino un hombre a mí llorando y me dio un abrazo enorme. Me dijo que era la primera vez que le hacían a su padre un homenaje. Su padre había sido preso en los campos de concentración y eso para mí fue mejor que un premio".