'Master class' de un zambombero de pura cepa, 'El Bigote': "Mi zambomba es sagrada"

Antonio Mancilla reconoce que más que afición tiene vicio por la zambomba. Pertenece a la saga de la Zambomba pura de la extinta Peña Colchonera de San Miguel, a la que tanto le debe la fiesta jerezana

'El Bigote' y amigos en plena faena con su zambomba, en San Miguel.
'El Bigote' y amigos en plena faena con su zambomba, en San Miguel. MANU GARCÍA

“Nací en la calle Lecheras y me llevaron en un ‘carromulo’, con un ropero y un colchón de paja a la Asunción”. Así cuenta ‘El Bigote’ sus primeros pasos en la vida, reivindicando a la vez su ADN de San Miguel. A Antonio Mancilla le gusta hablar alto y claro “para que me entiendan”. Tiene su propia zambomba, que es sagrada. Defiende la pureza de la Zambomba de Jerez. Su amigo Rafael García fue el que le inculcó "que viniera a la Zambomba de la Peña Colchonera del barrio San Miguel”.

Desde ese momento ya no falló a su cita todos los martes. Quienes no recuerden esta peña, se situaba en la misma Cruz Vieja, un local pequeño, por no decir diminuto, en el que cabían los que cabían. Ni uno más. Era imposible. Fueron tiempos en los que la Zambonba empezaba a sonar, pero para los colchoneros, desde siempre, formaba parte de sus vísperas de la Navidad. Cuenta Antonio que él pagaba 20 euros por coger la zambomba. Solo él y nadie más. Con el dinero se compraba vino y licores.

Antonio Mancilla preparando el instrumento entes de empezar.
Antonio Mancilla preparando el instrumento entes de empezar.        MANU GARCÍA

“Yo tengo una zambomba que no la toca nadie, nada más que la toco yo porque me parten el carrizo” y como no se corta un pelo afirma que “la gente nada más que quiere tocar la zambomba para hacerse una foto tocando”, expresa de forma vehemente ‘El Bigote’. Tiene 71 años de edad, pero con una fortaleza que deja planchado a todo el que se le arrime a una Zambomba en la que lleve el compás. Es incansable.

Cuando se jubiló en 2007, “ya tenía más tiempo y me podía permitir algunos vicios como tocar la zambomba en Navidad”. Vicio porque, según pone como ejemplo, “cogí la zambomba el sábado pasado en Las Angustias a las tres de la tarde y la dejé a las diez de la noche”, siete horas dándole al carrizo.

"La Zambomba hoy ya no es Zambomba. Es un mercado persa"

La Zambomba sin zambomba no es Zambomba: "Porque la Zambomba hoy ya no es Zambomba, es un mercado persa. Dinero, dinero y dinero. Y eso tampoco es. El otro día vi un coro que no sabía cantar villancicos y se pusieron a cantar sevillanas”. Antonio nos cuenta que su reacción fue proponer a su amigo Kiki y a su mujer, fieles compañeros de andanzas zambomberas, parar el coro “que esto es el barrio San Miguel y que aquí se cantan villancicos”. ‘El Bigote’, en su claridad expresiva sin tapujos, critica que vio una foto del espectáculo de la Zambomba del Villamarta “y no había una puta zambomba en el escenario”.

La  correcta colocación de las manos para hacer vibrar el carrillo.
La correcta colocación de las manos para hacer vibrar el carrizo.      MANU GARCÍA

Al hilo de lo anterior, Antonio lamenta que “no se ve una zambomba en los coros, por eso dice la gente de fuera de Jerez que voy a ir a una zambombá… y a mí me entra una que no veas. Voy a una zambombá: no, esto es una Zambomba con villancicos”. Lo de empezar antes de diciembre es otro anatema para ‘el bigote’: “Mi madre me decía que hay que cantar en diciembre, en noviembre no, que es el mes de los difuntos. Tú me llamas el día que tú quieras a la hora que tú quieras, pero en este mes y hasta el 24”.

La zambomba hay que saber tocarla y sobre todo “tener un poquito de compás”. La estructura de este instrumento es una tina que servía para meter las carnes, los tocinos… Se cubre con una tela de muselina que se empapa y se estira. Al carrizo le das agua “y eso suena con un compás increíble”, pero nada de cajas que “tan de moda están, porque es una percusión muy fuerte y se lleva el sonido de la zambomba”.

Cogiendo el sitio en la Cruz Vieja ante el monumento a Lola Flores.
Cogiendo el sitio en la Cruz Vieja ante el monumento a Lola Flores.       MANU GARCÍA

Ese sonido lo define el maestro zambombero como “brusco, pero bonito, siempre que sea bien tocada. Pom pom pom pom pom pom. Eso suena a voces celestiales”. Antonio Mancilla afirma categórico que la Zambomba, en su pureza, "se está perdiendo porque todos queremos ganar dinero. Y los coros que van diez, ocho, siete personas no llevan una puta zambomba. La caja y la guitarra, eso no es Zambomba para mí”.

"El pom, pom, pom, pom de la zambomba suena a voces celestiales"

Las citas que para él guardan jondura podrían ser las que convocan las peñas flamencas, donde “hay mucha pureza, pero allí tampoco hay zambomba. Hay flamenco puro”. ¿Una afición con propina? A veces las hay: “Oye, que si cae algo, bienvenido sea. Si me llaman a un bar y ha vendido mucho… Voy con mi mujer y mi compañero; qué menos que nos llevemos 50 € o más cada uno, porque hay que estar con una zambomba dos horas o más seguidas. Eso es fuerte”.

Reitera, para terminar esta master class zambombera, que su zambomba es sagrada, tanto que “no la dejo ni para hacer pipí para no dejarla allí sola y la toquen y se carguen el carrizo, porque yo llevo el carrizo auténtico, el de la zúa”.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

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