La puerta está abierta a las personas que asoman sus cabezas desde el exterior a la sala multicultural Espacio Abierto en Jerez. En su interior, resguardadas del frío, ocho mujeres colocan en distintas mesas obras de arte creadas con sus manos. Ilustraciones, mochilas, cuadros, adornos. En el mercado de arte y artesanía Art & Craft Market se observan todo tipo de artículos inspirados en la temática flamenca. Con motivo del 28F y la celebración del Festival de Flamenco, estas artesanas se han reunido con “la idea de compartir con vosotros todo el trabajo que realizamos”.
Todas han orientado sus obras a este estilo donde Lola Flores se encuentra muy presente. En pleno año de La Faraona, el flamenco, la artesanía y la jerezana se funden en creaciones como la de Lola Mejías, en el ámbito textil. “El trabajo de las mujeres artesanas tiene poca visibilidad y me pareció un buen momento para mostrarlo”, comenta a lavozdelsur.es delante de varios mantoncillos. Amante del género, esta jerezana que confecciona trajes y complementos de flamenca también disfruta con cualquier trabajo de costura creativa.
De las telas a los dibujos. Junto a la mesa de Lola está el espacio de Sara Gabandé, madrileña afincada en Jerez desde hace 19 años que enfocó su carrera en el mundo editorial. La disciplina de esta licenciada en Bellas Artes es la ilustración, donde se mueve como pez en el agua. El estilo flamenco no prima en su obra, pero sí lo ha tocado en alguna ocasión. “Cuando me vine a esta ciudad me entraron ganas de hacer flamencos. Hago muchas figuras femeninas y decidí hacer flamencas de diferentes colores”, cuenta.
Los ojos de sus flamencas la miran desde las láminas que pronto acabarán colgadas en la habitación de cualquier persona enamorada del arte. “Los personajes salen de mi cabeza”, dice señalando a una de ellas, con la frente ancha y el cráneo muy grande. “Me gusta mucho estilizar las figuras y hacerlas más irreales”, sonríe Sara, que, además de plasmar sus ilustraciones en libretas o artículos de papelería, también realiza ilustraciones pintadas a mano sobre cerámica.
Para ella, un plato o una bandeja es un buen soporte para darle rienda suelta a la imaginación y crear una serie de flamencas o de monstruitos. A su trabajo se suma el de las ilustradoras Selenne Nore Art y Mayka Peñalver. Una de las obras de esta última conforma el cartel de este encuentro donde rebosan las piezas únicas hechas con cariño.
Mayka, jerezana de 43 años, estudió diseño de moda y, actualmente trabaja como diseñado y patronista en una tienda de su ciudad natal. Aunque realizaba algunos dibujos en el proceso de confección, se adentró en el mundo de la ilustración “como hobby” y terminó convirtiéndose en su pasión. Tanto que “me encantaría poder dedicarme a ello, me gusta más que mi trabajo”, confiesa frente a varias láminas de colores llamativos.
“En realidad no soy muy flamenca y lo he llevado a un punto de vista un poco más light”, comenta Mayka que utiliza técnicas digitales para unir a Lola Flores, figura que ha calcado en “muchas veces”, y a Rocío Jurado en un mismo papel. También ha plasmado detalles en cuadros independientes como las manos, los pies o los tacones.
“Ahora es cuando he empezado a trabajar más en esto, hago ilustraciones por encargo personalizadas y me piden muchos animales”, explica la diseñadora, que lleva una camiseta de La Faraona.
Un paseo por el mercado permite descubrir otros trabajos artísticos como el de la ceramista Gloria Aranda, de 41 años, nacida en Valladolid pero “casi toda la vida” en Jerez. La artesana, bajo la firma Clay Cats, muestra una colección de pendientes de diferentes tamaños y formas. Es la primera vez que participa en un evento de esta temática. “Como no tengo cacharrería flamenca, he traído pendientes”, ríe la vallisoletana que se inició en la artesanía con la arcilla polimérica hace 20 años.
Entre 2010 y 2012 abrió una tienda en el extinto zoco de artesanía y, posteriormente, estudió en la Escuela de Arte de Jerez, donde se especializó en cerámica. A su regreso del Erasmus, montó su propio taller, que, recientemente se ha trasladado a la calle Maradero. “Son unos 100 metros cuadrados, ahí tengo tienda y espacio para dar cursos y talleres, ahora hay mucha gente interesada en la cerámica”, cuenta Gloria, que comparte el local con otros artesanos y artistas plásticos.
“Los que más me gusta es investigar esmaltes, conseguir este tipo de efectos”, dice señalando un par de pendientes con formas abstractas. Pese a hacer bisutería y decoración, su pasión son las vajillas, piezas por las que se pasa todo el día en el taller. La cerámica también cautivó a otras compañeras como Ana de Mesa y Rosa Muñoz, presentes en este mercado donde el grabado tiene su lugar.
Una guitarra o una bailaora engalonada de lunares son algunos de los elementos que Indra Ruiz, jerezana de 37 años, ha estampado en libretas y láminas. Tras estudiar Bellas Artes en Sevilla y completar la especialidad de diseño gráfico, estuvo muchos años dedicándose a ello, sin embargo, “el grabado me enamoró y me engancha”.
En la actualidad trabaja en su propio taller donde imparte clases de dibujo y pintura y, puntualmente, talleres de esta técnica muy poco extendida en la ciudad. También alquila el espacio para aquellas personas que deseen usarlo ya que cuenta con planchas en relieve, de madera o de linóleo o de goma.
Ella disfruta con los procesos artísticos. “Es una técnica muy amplia y versátil, tienes que estructurar lo que vas a hacer, pensarlo”, explica Indra, que destaca que las planchas “dan unos tintes muy intensos con mucho contraste y eso me gusta mucho porque queda muy pictórico”.
Su obra suele basarse en la figura humana, en los animales, en la naturaleza o en la vegetación, pero en esta ocasión ha desarrollado una serie exclusiva para el Festival, algo que ya experimentó en otra edición. “Este año le he dado una vuelta de tuerca a lo que tenía”, comenta la jerezana. Detrás de ella se divisan dos paisajes. “Me inspiro en el entorno natural de Jerez, la campiña, los olivares, los colores de los atardeceres, los tonos amarillos del verano”, detalla.
Con música flamenca de ambiente, las artesanas muestran las piezas a las que tantas horas han dedicado, conversan y hacen piña para poner en valor, una vez más, la artesanía como medio de vida.